Este sí es complot: apenas declaró Marcelo Ebrard que busca la postulación del PRD a la presidencia cuando se le aparece Juanito y le subleva la delegación política más poblada, rijosa y costosa del país etcétera.
Demasiada casualidad etcétera.
Todos sabemos que AMLO le echó el problema cuando –en la hasta la fecha más espectacular exhibición de su fe en la magia– ordenó que Clarita fuera Juanito y Juanito fuera Clarita etcétera.
Juanito antes de cambiar de dentista y de peinador
(Una magia que, además, hay quien celebra como ejemplo de democracia directa, que es la única buena democracia etcétera.)
La cosa es que al ordenarle a un país entero una “suspensión del descreimiento” de ese calibre, AMLO en realidad armaba una bomba de tiempo cuyo detonador se guardó en la bolsa etcétera.
Luego, AMLO fingió desaparecer y se fue al Sinaí a redactar sus diez mandamientos y a reflexionar que los problemas de México sólo van a resolverse cuando el mexicano en general ame a su prójimo y él esté a cargo de supervisarlo etcétera.
Juanito al recibir el beso que lo convirtió en Clarita
Y ahora que Marcelo dice que sí quiere ir por la grande, AMLO activa a Juanito y lo lanza a desestabilizarle el templete justo cuando Marcelo sube impuestos y aumenta el boleto del metro etcétera.
¿Qué casualidad, no? ¿A ver, a ver? ¿Sí o no? ¿O qué?
¿O deveras hay alguien tan ingenuo como para adjudicarle al señor Juanito la audacia y la puntería y la capacidad logística y los recursos (nótese que no se habló de inteligencia) para apoderarse de una delegación política en el DF?
¡Nada qué! ¡No nos estamos chupando el dedo! ¡Es AMLO, que activó su detonador!
Es evidente. Todos lo saben. Así que parece que es un hecho. Sospecho que está demostrado etcétera.
Y bueno, pues el hecho de que Juanito se haya desclarificado sólo le deja a Marcelo, ahora sí, la obligación de desandresmanuelopezobradorizarse etcétera…
Clarita, Juanito y AMLITO amando al prójimo
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.