Juego de tronos en La Habana

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Ignacio Gonzรกlez, un periodista cubano de treinta aรฑos, grabรณ en abril una inundaciรณn en la parte mรกs deteriorada de La Habana vieja en la que, segรบn dijo, hubo incluso fallecidos. Las quejas de los vecinos por la falta de asistencia del Estado convirtieron su reportaje en material incรณmodo para las autoridades, que de inmediato intentaron silenciarlo. Minimizaron la tragedia y tildaron a Gonzรกlez de “enviado de la CIA”. El reportaje, sin embargo, se difundiรณ en internet y llegรณ a muchos hogares gracias al llamado “paquete semanal”, un disco duro externo que pasa de mano en mano entre los cubanos y distribuye contenido audiovisual que consigue librarse de la censura.

Cuba estรก viviendo cambios notables, pero internet sigue siendo marginal en una naciรณn dominada por el pensamiento รบnico. El ingenio, pese a todo, no ha sido derrotado, y el “paquete semanal” estรก ahรญ para demostrarlo. Este disco duro distribuye un terabyte de contenido no censurado (el equivalente a unas ciento cuarenta pelรญculas) y se renueva cada lunes, con nuevos episodios de las series mรกs vistas en la isla, Juego de tronos y House of cards, o tambiรฉn Aรญda y Aquรญ no hay quien viva. Se vende a peso informรกtico, es decir en gigabyte, por lo que una temporada vale alrededor de un cup cubano, el equivalente de un dรณlar estadounidense. Llega a La Habana de forma desconocida

–hay quienes seรฑalan a funcionarios dรญscolos del gobierno que permiten su entrada desde Florida, y quien habla de estrategia de soft power estadounidense– y obtenerlo es tan fรกcil como pedir una pizza en Roma o Madrid: con una simple llamada el “camello” lo trae a la casa del comprador, conecta el dispositivo a una computadora y empieza la descarga. Quienes lo distribuyen saben muy bien cรณmo lidiar con el rรฉgimen: “El paquete no ofrece ni contenido pornogrรกfico ni antirrevolucionario”, recuerdan cuando lo anuncian.

El deshielo diplomรกtico con Estados Unidos y la posible suavizaciรณn del embargo abrirรก un apetitoso mercado para las empresas estadounidenses, pero, de momento, lo que mรกs conecta Cuba es el “paquete semanal”. “El paquete es la manera que tiene la gente de enterarse de lo que estรก pasando en el mundo de manera indirecta”, explica Manuel Dรญaz Mons, un joven disidente que difunde informaciones y propaganda del movimiento Somos+. Tiene veintisรฉis aรฑos, es informรกtico, escribe y cuenta que cada semana puede descargar entre ochenta o noventa gigas de pelรญculas, documentales, libros y artรญculos de revistas. Tiene un gran afรกn por consumir informaciรณn, pero en Cuba solo hay una televisiรณn y dos periรณdicos monotemรกticos. “Con la llegada de las series extranjeras los medios nacionales, como la televisiรณn y la radio, estรกn anulados totalmente”, aรฑade Dรญaz Mons. Algo de informaciรณn se cuela en el paquete. Sobre todo informativos de Univision, que emite en espaรฑol desde Miami para Estados Unidos y Puerto Rico.

Otro activista, Eliecer รvila, un ingeniero cubano de treinta aรฑos que lidera el movimiento Somos+, reconoce ser “adicto” a las series espaรฑolas. Junto a otros jรณvenes lucha por la difusiรณn de una informaciรณn plural y veraz en Cuba y considera el paquete la รบnica soluciรณn a la escasez de contenido crรญtico. “Es como Wikipedia”, explica รvila y describe cรณmo el disco duro se enriquece de material prohibido en cada intercambio. Hoy dรญa es comรบn que un joven tenga una computadora o un telรฉfono inteligente, pero el acceso a internet sigue siendo deficitario. Un menor de treinta aรฑos suele conectarse una o dos veces por semana, una media escandalosamente baja si se compara con la de los coetรกneos occidentales, pero es tambiรฉn gracias a estos estrechos mรกrgenes que los disidentes de hoy pueden librar su batalla de forma mรกs innovadora y dinรกmica.

En las calles de La Habana muchos jรณvenes pasan el tiempo bebiendo ron y manejando telรฉfonos inteligentes. Escuchan rap y reguetรณn descargados del paquete semanal. Otros, mรกs comprometidos, actรบan polรญticamente, asumiendo los riesgos de sus crรญticas. Personas mayores y niรฑos ven shows y programas infantiles de origen estadounidense y en los bares y en los coches cuelgan las banderitas de Estados Unidos. Ignacio Gonzรกlez, que pese a las amenazas ejerce de periodista, difunde sus reportajes en YouTube y en el paquete semanal, y quizรกs gracias a esto ha podido llegar hasta Miami y ser contratado por la cadena Univision. Admite que todo lo que se consume de audiovisual en La Habana es de procedencia norteamericana: “Estados Unidos ya es un paรญs amigo”, proclama entre risa un taxista en el malecรณn. ~

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es periodista de El Paรญs


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