Triste noticia para las fans de Kiri Te Kanawa, including me. Según la agencia EFE, la neozelandesa de la voz maravillosa que incluso cuando canta ópera parece no impostar (uf, la impostación, esa sobreactuación de la voz), ha decidido no volver a pisar asiduamente los especializados tablados. Así que me imagino que ya nunca la fortuna me dará la oportunidad de oír, siquiera una vez, a Kiri cantando desde su bella real persona (a la que no se le pueden creer 65 años) y desde el papel de la Condesa de Las bodas de Fígaro o el de doña Elvira en Don Giovanni. Y no sé si la decisión concierne a todos los tablados, pero creo que deberé contentarme con el fantasma Kiri interpretando, en audiodiscos y videodiscos, esos y otros papeles operísticos o las canciones de Cole Porter, de George Gershwin, aun de Jerome Kern, o los cantos maoríes y los del Auvergne. Así que, cuando menos, espero que, si yo no le fallo “por causa de fuerza mayor”, la para mí imprescindible dulce voz de Kiri siga acompañándome las solitarias, las desveladas, las tecleadoras noches.
Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.
