La ciudad de Saruman

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Ya bastante es ver a un grupo de irascibles vecinos ventilar su idiosincrasia tumbando el รบnico รกrbol sobre el que tienen derecho de tumba. Ya bastante es ver a los imposibles dueรฑos de los anuncios tirar y quebrar รกrboles para que su estupidez pueda ser visible a todo lo largo y lo ancho de la avenidota. Parques y jardines, de cada una de las delegaciones, suman miles de รกrboles tirados; y las ideas y ocurrencias de Ebrard, el Saruman mayor, que no se complace en lo que crece sino en lo que maquinalmente funciona, cada una de ellas sentencia de muerte para los poderosos amigos verdes. Uno de sus delegados tala lo que quiere de Chapultepec.

Pero ahora, por toda la ciudad, la CFE estรก masacrando los รกrboles; estos orcos tendelรญneas no se arredran en cumplir su cometido: destruir todas las copas de todos los รกrboles que tuvieron el atrevimiento de crecer cerca de los malditos cables aรฉreos. (Los periรณdicos El Universal y Reforma estรกn llenos de quejas diarias). Machetean con furia, rompen, quiebran, no dejan hoja: son verdaderos monstruos, impelidos por no sรฉ quรฉ pozolera animadversiรณn. Y no hay suficientes pastores de รกrboles. La Tierra Media queda lejos.

-ยกYa entierren los cables!, me atrevรญ a decir frente a don Patrocinio.

-Saldrรญa peor; rasurarรญan las raรญces y Mรฉxico se parecerรญa aรบn mรกs a una novela de Cormac McCarthy. Desesperados caminando entre troncos de รกrboles muertos en pie.

– Pablo Soler Frost

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(Mรฉxico, 1965) es editor, escritor y guionista de cine. Entre sus libros recientes se encuentran La soldadesca ebria del emperador (Jus, 2010) y El reloj de Moctezuma (Aldus, 2010).


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