“La guerra global a las drogas ha fracasado” reza la primera frase del Informe de la Comisiรณn Global de Polรญticas de Drogas presentado el pasado 2 de junio, tras aรฑos de trabajo y mรบltiples lรญneas de investigaciรณn. Tal vez la enorme relevancia de esta sentencia no provenga tanto de la claridad y contundencia con que se expresa, sino de quienes, reunidos en esta Comisiรณn, la han comunicado. Casi todos los integrantes son funcionarios o ex funcionarios pรบblicos del alto nivel, entre ellos se cuenta a ex presidentes de Suiza, Colombia, Brasil y Mรฉxico, a los que alguna vez fueron Altos Comisionados, dirigentes o relatores especiales de la ONU, a los ex secretarios de Estado de Alemania y Estados Unidos, y a empresarios, banqueros e intelectuales (Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa) de talla mundial.
La explicaciรณn de este fracaso es tan multidimensional como el fracaso mismo; el documento es un anรกlisis ‘informado y con bases cientรญficas’, que busca romper con tabรบs, abrir nuevas lรญneas de debate y cambiar el enfoque con que se ha tratado el problema de las drogas. Este problema, muy a menudo, se ha concebido como un bloque de actos ilรญcitos todos e ilegales en su mayorรญa de producciรณn – distribuciรณn – transporte – venta y consumo de sustancias naturales o procesadas para aturdirse, prenderse, alivianarse, o reventarse cuerpo y mente juntos. Asรญ que el primer acierto del Informe es el de reconocer el fracaso de una guerra llevada tambiรฉn en bloque contra un fenรณmeno tan complejo, desde un enfoque รบnico que es el de la represiรณn y la criminalizaciรณn de actos y actores, y con un liderazgo casi รบnico como ha sido el de Estados Unidos mediante su “certificaciรณn” en el combate a las drogas.
Antes de hacer cualquier recomendaciรณn, el Informe reflexiona acerca de los conceptos y los prejuicios que se han articulado alrededor del problema. En primer lugar, lo que usualmente se concibe como "exitoso" en esta guerra y que tiene que ver sobre todo con los arsenales confiscados, los kilos de polvo, hierba y lรญquidos decomisados, las decenas o cientos –o como en Mรฉxico, las decenas de miles- de asesinatos, arrestos, o encarcelamientos. Pero mรกs que discutir la eficacia y la legitimidad de tal enfoque, el documento prefiere seรฑalar la poca o nula reducciรณn de daรฑos que se pueden observar a lo largo del tiempo: daรฑos en salud, en desarrollo (individual y social), e incluso seguridad. Solo en contados paรญses, por ejemplo, se ha podido controlar la incidencia de VIH en usuarios de drogas intravenosas; y en general se tiende a dar el mismo tratamiento judicial a un delincuente que vende o distribuye drogas para costearse su propia adicciรณn, que a uno que no es adicto y que ademรกs vende cantidades mรกs cuantiosas en redes mรกs extensas, o a una vรญctima que ha sido obligada a contrabandear como es el caso de los niรฑos y de las mujeres frecuentemente. Tampoco se ha logrado vencer el estereotipo de las personas que se drogan como personas amorales, perniciosas o problemรกticas –cuando de los 250 millones de usuarios en el mundo menos de 10% es considerado un ‘dependiente problemรกtico’– ni el estereotipo del productor violento, cruel y prรณspero, cuando la mayorรญa de quienes cultivan hoja de coca o cannabis son pequeรฑos agricultores procurรกndose el sustento familiar. No se ha entendido, por otro lado, que las campaรฑas de prevenciรณn de adicciones deben ser mucho mรกs focalizadas, y creativas, y que la prohibiciรณn o la severidad de las sanciones no disuaden ni el consumo ni la venta o la producciรณn. Se seรฑalan finalmente resultados pobres en los modelos de atenciรณn a personas con adicciones, obviรกndose el estrรฉs psรญquico y fรญsico que implica la abstinencia de sustancias adictivas u obviรกndose incluso el respeto a los derechos humanos bรกsicos como la dignidad, la libertad o la vida misma.
Desde este punto de vista, hay de productores a productores, de vendedores a vendedores y de consumidores a consumidores. Es un argumento que hila mรกs fino, que invita a la voluntad polรญtica y a la reflexiรณn colectiva sobre cรณmo se podrรญa tratar en formas diferenciadas y contundentes la dinรกmica multifactorial del mundo de las drogas. Desde este punto de vista, parte de las recomendaciones, y las que por supuesto han causado mรกs controversia, son la descriminalizaciรณn de los consumidores no infractores de otras leyes y la regulaciรณn legal de los pequeรฑos productores y narcomenudistas no pertenecientes al crimen organizado.
La respuesta del gobierno mexicano por ejemplo ha sido, ademรกs de breve, defensora de la estrategia armada y del gasto en seguridad pรบblica: "la legalizaciรณn no termina con la delincuencia organizada ni con su rivalidad y violencia". Es cierto que el crimen organizado no solamente se involucra en el trรกfico de drogas, y que su existencia no depende del mercado negro de narcรณticos, pero segรบn la propia Comisiรณn, el hecho que se siga una estrategia de represiรณn y prohibiciรณn sistemรกtica resulta en mayores niveles de corrupciรณn, intimidaciรณn y violencia en general. Al menos en Mรฉxico, el crimen organizado tiene tantos medios para armarse como el propio Ejรฉrcito y la tesis de la “carrera armamentista” entre agencias del orden pรบblico y mafias se sostiene. Es acertada entonces la peticiรณn del gobierno de separar el debate sobre la legalizaciรณn de las drogas y el del combate a la inseguridad. Pero “abatir” al crimen organizado no parece ser la intenciรณn de la Comisiรณn Global al proponer la descriminalizaciรณn y despenalizaciรณn de sustancias como la cannabis o la hoja de coca. Cualquiera que haya leรญdo el Informe habrรก entendido que se reprocha al enfoque policiaco represivo-prohibitivo no haber logrado nada, y se invita a adoptar, o por lo menos a reflexionar, un esquema que nos permita reducir el nรบmero de muertos, que haga de los retenes militares y policiacos lugares mรกs certeros y seguros, que impida que la demanda de drogas siga incrementรกndose como lo ha hecho y que la oferta estรฉ cada vez mรกs empapada en sangre.
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Sociรณloga, maestra en Estudios Polรญticos, asesora de desarrollo social y bloguera.