Lama Thubten Choden, budista tibetano

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(Foto de Milagros Checarelli)

“La liberación no es hacer todo lo que uno quiere”

El lama Thubten Choden, es el geshe residente en Madrid de la FPMT (Foundation for the Preservation of the Maharyana Tradition). Esta fundación es una red de centros de estudios budistas dedicados al fomento del budismo en Occidente y el apoyo a diversos proyectos en todo el mundo. Este lama ha logrado el grado académico de Geshe Lharampa, el más alto que se puede lograr en la carrera de estudios del budismo tibetano. Nacido en Arunachal Pradesh, India, hace 40 años, a los once años de edad ingresó en el prestigioso monasterio de Sera, en el sur de India, por iniciativa propia y pese a la oposición de sus padres, que finalmente respetaron su decisión.

¿Por qué los occidentales se acercan a sus centros a conocer el budismo?

Porque les puede ayudar. A lo mejor la gente se siente profundamente mal por cosas muy simples. Es difícil curar a alguien de todo lo que le pasa, pero hay una sola forma de solucionarlo, y es lidiar con sus pensamientos. Y hay gente que se da cuenta de eso y acude a nosotros. Por supuesto que hay muchísimas otras formas de hacerlo, no decimos que la nuestra sea la única. Pero para eso estamos.

¿Y por qué cree usted que el budismo puede ser mejor que la psiquiatría?

Los psiquiatras dan medicinas, y eso no es muy natural. Eso no estabiliza a las personas, porque una vez que terminan el tratamiento, se dan cuenta de que no aprendieron nada. Y el problema vuelve.

Pero hay psicólogos que no dan medicinas.

Bueno, eso me parece bien. Las personas tienen que aprender acerca de sus emociones, de dónde vienen las mismas. Tienen que confirmarse a sí mismos. Sin conocer sus emociones, no hay solución.

El budismo plantea que las personas debemos darnos muchas satisfacciones, pero también plantea que tenemos que hacer muchos sacrificios…

Es que no creemos que la solución llegue con conseguir el objeto del deseo. La solución es calmar el deseo. Ésa es la solución al deseo. La solución no es obtener todos los objetos que uno quiere, porque no se trata de un problema objetivable. El problema es nuestro deseo, nuestra ira cuando no obtenemos ese objeto; un objeto que, al obtenerlo, tampoco nos va a solucionar nada. La liberación llega cuando logramos disciplinarnos, logramos un orden saludable, y así nos sentimos felices. No creemos que la liberación sea hacer todo lo que uno quiere.

Entiendo que para el budismo es muy importante llevar una vida saludable, ¿pero qué opina del excesivo cuidado del cuerpo, cree que puede llegar a ser superficial?

Ir al gimnasio o practicar cualquier deporte es muy saludable, pero todo tiene un límite. Por supuesto que pensamos que es bueno cuidarse. El cuerpo físico es importante para sobrevivir y para desarrollar nuestra psique dentro de él con una calidad intrínseca, pero no hay que aferrarse demasiado a ello. Porque nuestra vida no va a terminar con el fin del cuerpo. Seguirá. Entonces lo que tenemos que cultivar son nuestras cualidades intrínsecas.

Los monjes son célibes, como los sacerdotes. ¿No cree que negarse al sexo es antinatural, siendo que incluso el sexo ha sido necesario para que ustedes, los monjes, existan?

En la realidad, creo que nuestro apego al sexo puede ser una causa de distracción. No estamos en contra del sexo. Pero consideramos que todo depende de la disposición mental con la que se aborde. Hay gente que tiene una conexión profunda y buena disposición mental hacia el sexo, y eso nos parece bien. Pero a diferencia de otras religiones, el budismo piensa que el ser interior es eterno. Por eso, todos los aferramientos –el aferramiento a Dios, el aferramiento al sexo, el aferramiento a los objetos– son malos. El budismo tibetano no se define sólo por el celibato, y el budismo no es sólo de los monjes: lo puede practicar todo el mundo. Nosotros damos las enseñanzas, hablamos de las ilusiones (o delusiones) que la gente puede tener. Cada uno puede llevar a cabo sus prácticas budistas de diferentes maneras, así que no hay una frontera entre los laicos y los religiosos.

¿Qué le diría a alguien para que se una al budismo en lugar de a otras religiones?

Nosotros no le podemos recomendar a nadie que venga aquí en lugar de ir a otra religión. Porque nosotros básicamente creemos en la disposición mental, mientras otras religiones piensan que hay un dios. Nuestra religión busca que todos compartan las experiencias de Buda. Creemos que todo nuestro sufrimiento, nuestras delusiones, nuestras emociones problemáticas, vienen del aferramiento al Yo. Y ese aferramiento viene porque ignoramos quiénes somos.

¿Los occidentales, consumiendo tantos productos baratos fabricados en China, estamos colaborando indirectamente con la situación del pueblo tibetano?

Directa o indirectamente, puede afectar. China se está convirtiendo en una potencia económica. Entonces nadie le dice a China si lo que está haciendo está bien o mal, debido a su economía. Personalmente, me gusta la gente de China, pero no la política represiva de su gobierno. Yo creo que si la situación de China cambia, en ello tendrá más que ver su propio pueblo que otra cosa. Porque es un país tan grande, con tanta población, y tiene que darle de comer a tanta gente, y tiene tanta gente muriendo de hambre, que por ahí podría venir un cambio.

¿Por qué este centro no recibe ayudas de la administración pública? ¿Es parte de su política?

[Risas] No, simplemente no nos las han dado. Alguna vez, alguien intentó que obtuviéramos algo, pero no nos dieron las ayudas.

¿Será porque nadie quiere ofender a China?

No lo sé. Ahora se ven actitudes más abiertas por parte del Gobierno. Pero aún cuesta que tengan en cuenta a otras religiones diferentes a la mayoritaria.

¿Cómo pueden responder a las acusaciones de machismo en el budismo tibetano? ¿Por qué hay tantos monjes hombres y pocas monjas?

No lo sé. Supongo que depende de las costumbres, o que la sociedad empuja más a los hombres que a las mujeres a hacerse religiosos. El sistema de monjes tiene muchos niveles. Tenemos muchos monasterios para mujeres, pero estos monasterios son menos conocidos que los de hombres. Es más famoso el sistema de monjes, y eso estimula más a la gente a hacerse monje. Supongo que por eso a las monjas les cuesta más incrementar su número. Hay más costumbre en la sociedad de enviar al monasterio al varón que a la mujer. Además, creo que la mujer es más sensible, por lo que eso puede ser un obstáculo, también.

¿Qué piensa del camino que tomó el lama Osel? [Osel Hita Torres, un joven granadino nacido en 1985, a los 14 meses fue designado la reencarnación del lama Thubten Yeshe, fundador del FPMT. Pasó su infancia y adolescencia en el monasterio de Sera recibiendo educación y estaba destinado a convertirse en el líder de la fundación, pero una vez alcanzada la mayoría de edad decidió dejar el monasterio, y actualmente estudia cine en Madrid, alejado del budismo y del FPMT].

Creemos que su opción es equivocada. No tengo idea de por qué puede haber elegido eso, pero es normal en nuestra sociedad, en nuestra cultura, que los monjes quieran tener otro tipo de experiencias y abandonen el monasterio. Aún en los casos como el suyo, que es una reencarnación (un tulku), es normal que eso pase. Lo respetamos. Y al ser la reencarnación de un maestro, si quiere volver, será bienvenido. Pero tiene todo el derecho a hacer lo que considere mejor. Tiene libertad.

¿Cómo se descubre cuándo una persona es una reencarnación?

Cuando un gran maestro, un yogui, muere, al año o dos se comienza a buscar la reencarnación. Entonces empezamos a buscar señales en niños. Una vez que están allí, el niño, que no tiene idea de nada, nos va a decir cosas de su vida pasada que nos va a revelar si es la reencarnación que estamos buscando. Y confirma así que es la reencarnación auténtica, principalmente reconociendo objetos o con otras señales. Por eso hay que hacerlo cuando es niño. En el caso de Lama Osel, él reconoció objetos de su vida pasada, aunque de más grande ya no recuerda nada de esa vida pasada.

Hay quienes consideran que, cuando a un niño se le reconoce como la reencarnación de un gran maestro y se le prepara para las responsabilidades que va a tener, no se le está dando la oportunidad de elegir, o de conocer otras opciones.

No ponemos a un niño en un monasterio si él no está interesado. En el caso de los tulkus, al ser muy pequeños, tampoco podemos hacerlo si los padres no quieren porque no creen que eso sea bueno para él. En la mayoría de los casos, el interés por la religión Darma llega por parte de los padres, quienes los ponen allí. No creemos que haya nada malo en la idea de poner un niño en un monasterio, y si ellos después se quieren ir, nadie los puede detener. Aún en los casos en los que se reconoce a la reencarnación de un maestro, los padres tienen la autoridad. Nosotros podemos insistir, tratar de convencerlos, pero si ellos no quieren, tampoco insistimos demasiado. Lo entendemos. No creemos que sea saludable hacerlo de otra manera.

Usted ingresó a los once años al monasterio, ¿cómo siguió su relación con su familia?

No tuvimos problemas. Mis padres no querían mandarme, porque yo era el menor. Pero fue mi elección. Los seguí viendo, pero quería estar en el monasterio porque era mi vocación. Mi madre murió hace años, pero aún la extraño.

– Feliciano Tisera

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Periodista todoterreno, ha escrito de política, economía, deportes y más. Además de Letras Libres, publicó en Clarín, ABC, 20 Minutos, y Reuters, entre otros.


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