Las buenas y viejas reseƱas

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En entrevista reciente, John Updike contaba que siempre ha sido fiel al New Yorker, y que procura publicar ahĆ­ con la mayor frecuencia posible: algĆŗn cuento, por supuesto, y algĆŗn ensayo largo, pero sobre todo reseƱas ā€“las buenas y viejas reseƱas. Es probable que en el Ć”mbito anglo esto no sorprenda tanto, pero sĆ­ en el de habla hispana. ĀæUno de los grandes escritores estadounidenses escribiendo reseƱas, cĆ³mo? Me atengo a mi experiencia mexicana y un poco a la espaƱola: en general, allĆ” y aquĆ­ se piensa que la reseƱa es un gĆ©nero menor. El reseƱista serĆ­a el garrotero en el restaurante de la escritura. Esto no es una teorĆ­a sino una verdad cientĆ­fica ratificada por algunas excepciones (Savater reseƱa libros constantemente, por ejemplo). ĀæPor quĆ© se piensa que comentar un libro (una novedad) en dos cuartillas y media es bajar de nivel? SupondrĆ­a distraerse de la obra propia, poner los ojos en el presente y actuar con cierta generosidad. Pero no, eso es morralla, calderilla para jĆ³venes talacheros. QuĆ© subidĆ³n de nivel verĆ­amos en suplementos y revistas si los escritores consagrados, y ademĆ”s buenos (distinciĆ³n importante), no despreciaran el gĆ©nero de la reseƱa.

En la misma entrevista, Updike tambiĆ©n afirma que procura leer, junto a sus autores predilectos, a escritores jĆ³venes, para mantenerse alerta y, dado el caso, tambiĆ©n reseƱarlos. Esto ya es pedir demasiado: que un gran escritor se detenga a comentar el libro de un joven. Sucede a veces en las presentaciones de libros, pero en ellas se esperan sĆ³lo unas amables palabras. Si reseƱar un libro es como bajar de nivel, ĀæquĆ© significarĆ” reseƱar a un joven? Interrumpirse, fatigarse, volver al parvularioā€¦ O tal vez creen, genuinamente, que no hay suficiente calidad (asĆ­, en general). En poesĆ­a, en MĆ©xico, esto es bastante claro: los poetas importantes no comentan crĆ­ticamente a los jĆ³venes, aunque sea para regaƱarlos. Pueden incluso ser sus tutores o hasta sus amigos, pero a la hora de comprometer el gusto y el criterio en letra impresa, nanĆ”i: no hay nada, o casi nada. Esperan que tomemos la estafeta leyĆ©ndolos a ellos e incorporĆ”ndonos a la tradiciĆ³n, lo cual me parece muy bien, pero deberĆ­a haber mĆ”s actividad a la inversa.

– Julio Trujillo

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