Ilustraciรณn: Diana Drake

Las constelaciones oscuras

โ€œEn diciembre del aรฑo 2001 โ€“ha seรฑalado Patricio Pronโ€“ una serie de acontecimientos hizo pensar que el paรญs que habitualmente llamamos Argentina llegaba a su fin.โ€ Una aguda crisis econรณmica devino crisis polรญtica y el descontento social parecรญa incontenible. En un ambiente de represiรณn, inestabilidad y caos, la actividad literaria estaba condenada a estancarse. En los aรฑos posteriores, sucediรณ lo impensable: la literatura se revitalizรณ, las pequeรฑas editoriales ganaron presencia una vez que los grandes sellos dejaron de interesarse en autores locales y una nueva camada de escritores hizo su irrupciรณn en el panorama. Estos autores demostraron no ser solo producto de una circunstancia especรญfica sino parte de una de las tradiciones mรกs ricas de la literatura de aquel paรญs. Una tradiciรณn que, segรบn observa Damiรกn Tabarovsky en su introducciรณn a este dosier, concilia lo excรฉntrico y lo polรญtico, lo central y lo perifรฉrico. Una que escribe contra la norma. En nueve narraciones, una de ellas de no ficciรณn, Letras Libres ha querido reunir a algunas de las voces mรกs sobresalientes de las letras recientes de Argentina, no para insinuar los rasgos compartidos de una generaciรณn, sino, precisamente, para dar fe de su diversidad. ~
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El รบltimo dรญa de 18… un grupo de exploradores alcanzรณ el mar que rodea al crรกter de Famara, la masa volcรกnica que se eleva en el archipiรฉlago de Juba. Como una fortaleza sobre el agua, la lรญnea aรฉrea del crรกter ensombrecรญa la bahรญa en majestad. Los viajeros atracaron en una playa de arena negra marcada por colas de lagartos, y emprendieron el ascenso por un camino de musgos a travรฉs de riscos que se perdรญan en formaciones sinuosas de magma oscuro. Amarrada en la bahรญa, la embarcaciรณn parecรญa un viejo dinosaurio desprendiรฉndose de sus partes interiores, secundado por parรกsitos, que bajaban a tierra las jaulas, los instrumentos de bronce, las trampas de madera y las sogas entre los peรฑascos. Se internaron en la mata, hรบmeda y frรญa bajo los รกrboles entrelazados en lo alto; de vez en cuando el cielo se abrรญa en un resplandor blanco.

Caminaron durante horas hacia los valles interiores de la isla, en una expansiรณn libre de rastros humanos. A pesar de estar sumergida en los vapores arenosos del Sahara, que llegaban en brumas densas segรบn el viento, la isla era un hervidero de Crissia pallida, flores verdes de aspecto arรกcnido y nรบcleos de polen dorado, cuyas extraordinarias propiedades permanecerรญan desconocidas hasta principios del siglo XXI. La historia de estos visitantes es conocida en el sistema de creencias de la secta guanche de Mahan. Que, al caer la noche, los extranjeros se adentraron en los valles profundos de la isla, guiados por estrellas muy tenues, confundiendo la bรณveda oscura del cielo con una cueva recubierta de insectos (luego jurarรญan que era el rostro invertido del Auriga, borroso a travรฉs de la calima). Que, por este error, Zacharias Lloyd, el capitรกn de la expediciรณn, dictaminรณ no descansar hasta tocar suelo mineral, efectivamente muerto, porque lo horrorizรณ que ninguno, ni รฉl mismo, distinguiera algo anormal en el clamor que hacรญan esos demonios a lo largo de la cueva, que solo se presentaron bajo su verdadera naturaleza una vez que la forma en garganta del terreno los dejรณ frente a una laguna interior.

En este punto Niklas Bruun, el mรกs joven de la expediciรณn, se arrodillรณ a dibujar lo que veรญa.

El traficante de insectos Diotimus Redbach, de pie, sosteniendo un lepidรณptero del tamaรฑo de su mano (Noctilia pubescens), y el perfil en sombras de Marius Ballatinus, cazador de orquรญdeas. Dos hombres agachados sobre el agua, de espaldas al dibujante, que debรญan ser Pavel Ulrich, zoรณlogo de fama tenebrosa, y el capitรกn Lloyd, trazando en el aire las dimensiones de la caverna. Reportan “criaturas luminosas deslizรกndose al ras del agua” –si bien Niklas Bruun, en particular, abre un espacio de duda por tener “mis ojos excitados por el roce de la oscuridad”–. En el dibujo Pavel roza el agua con los dedos, la mirada perdida en el fondo de la gruta. En el รกngulo mรกs oscuro se distingue a quien es sin duda Torben Schats (por entonces en el pinรกculo de su reputaciรณn como cartรณgrafo de islas desaparecidas), palpando las paredes de roca en quieta veneraciรณn; la cueva se ahueca sobre รฉl en estalactitas que encierran la escena como un รณvalo.

Al llegar al punto mรกs alto del crรกter, todavรญa sin dormir, los exploradores describen monumentos perturbadores. Los comparan con esfinges desfiguradas (Sphinx variegata), aunque, admiten, no se parecen a nada que hubieran visto antes. Seguir el inicio de lo que parecen formas humanas es solo la introducciรณn en una repeticiรณn atroz; en uno, hay ocho pies humanos asociados a una cabeza que parece descansar con los ojos cerrados. Niklas Bruun los dibuja recubiertos de algas secas, con el sombreado azul y gris que reserva a las apariciones lรบgubres, como si pertenecieran al fondo del mar.

En esa parte del camino pudieron hacerse una idea del laberinto de cuevas bajo la isla, el sistema de grutas subterrรกneas que serpentea bajo el crรกter: cรณmo el mar entra en lenguas debajo de la tierra, llevado por conductos veloces en cavernas subterrรกneas de decenas de kilรณmetros que debieron formarse como grandes burbujas de aire y gas cuando la lava bajaba en un manto de humo y caos desde lo alto del cielo hasta hundirse en el mar. Segรบn la historia de la secta de Mahan, los hombres de la expediciรณn (a los que debe sumarse Suri-Man, Betรบ y Sasha, los esclavos) llegaron a la aldea escondida de Mahan por un valle de roca escaldada, pero a medida que deambulaban por las construcciones desiertas el cansancio les ganรณ, y se echaron a dormir como una gran bestia hecha de humanos, roncando unos encima de otros; en el cielo, los pรกjaros volaban en cรญrculo.

Los despiertan los murmullos. Es hora de pactar con los nativos, entrar en contacto. Tranquilas y risueรฑas, las gentes del lugar (“torso descubierto, pudendae cubiertas por tamarcos de oveja”) los conducen por el laberinto de grutas a una amplia caverna de forma circular, donde las estalagmitas mรกs alejadas les parecen grupos de criaturas expectantes, suavemente doradas por una luz especial. En lo alto, la roca se abre al cielo en agujero.

De dรญa, el sol es tan fuerte que podrรญa enceguecerlos, por lo que los viajeros se concentran en capturar la flora interna de la caverna, lรญquenes esmerilados y anรฉmonas azules, que son el hogar de algunas tortugas albinas, crustรกceos y cangrejos de carne trasparente, y la recolecciรณn de especรญmenes en la superficie se posterga al dรญa siguiente. Por la noche empiezan los cรกnticos, las danzas y los tamboriles; Bruun y Ballatinus ven pasar a un grupo de nativos que deambulan y conversan con los ojos en blanco. Los nativos entran en coloquios con sus dioses, y los exploradores ven aparecer, detrรกs de las estalagmitas, varias docenas de aldeanas que no habรญan visto antes. Mientras, Venus avanza ardiente recortรกndose contra la esfera del Sol, proyectando un halo de sombra feroz sobre la Tierra; durante el fenรณmeno, que ocurre solo dos veces en un siglo, y al que se suele responsabilizar mรกs tarde por maravillas y catรกstrofes, la fuerza gravitatoria de Venus enloquece animales y mareas uniendo las fuerzas silenciosas y brutales de la Tierra y el Sol; pero desde la isla apenas puede distinguirse la bruma opaca que llega del Sahara y se extiende como un manto de aire irrespirable sobre las islas. Entonces los visitantes empiezan a mezclarse con las nativas, ingresando en un torrente de sangre y semen en la historia genรฉtica de la isla.

Los comentadores calculan la existencia de niรฑas en unas veintitrรฉs pero tambiรฉn de ejemplares adultos de piel-coraza, en una isla donde los รกrboles pueden vivir varios miles de aรฑos (Dracaena draco, dragones vegetales cuyos esqueletos secos se ramifican en crestas cartilaginosas y llevan por dentro una linfa oscura, famosa por sus propiedades regenerativas). En lo que no dudan en asimilar a un ritual de fertilidad asombroso, en el momento en que comienzan las orgรญas los miembros de la expediciรณn pierden la precisiรณn habitual. En un estilo tรญmido pero denotativo, marcado por fases de incomodidad, el joven Niklas Bruun describe los avances de mujeres solas o “en grupos de dos y tres”, lanzรกndose con tranquila ferocidad sobre los gรฉiseres genitales, enroscadas sobre la punta de los รณrganos.

La penumbra de los documentos permite seguir, sin embargo, algunos datos concurrentes. Cada una recibe varias veces a cada รณrgano extranjero, en un promedio de tres mililitros de fluidos seminales; despuรฉs del contacto los hombres caen en un embotamiento profundo, del que solo salen con la llegada de otra mujer. Hipnotizados, los hombres describen รณpalos de madreperla en la oscuridad, anรฉlidos que ven caer desde lo alto y parecen girar en luminiscencias. En las ilustraciones de Bruun, “las damas de la isla” aparecen desplegadas como araรฑas sobre los viajeros; acota Bruun que “conceden perรญodos refractarios mรญnimos”, hasta que despuรฉs del semen sale agua y luego hilos finos de sangre acompaรฑados de dolor y urea. Incapaces de oponer resistencia, los hombres se dejan engullir en la oscuridad de las grutas durante dรญas.

En otro ciclo de documentos, Niklas Bruun ve la isla de Juba ascender en una columna de fuego desde el fondo del mar, un volcรกn que sube desde las profundidades en un remolino de poderรญo y velocidad: el mar se eleva hasta mezclarse con el cielo y la marea descubre una escollera de corales circulares, algas y peces atrapados que se resecan rรกpidamente, formando esqueletos que la calima, en su avance implacable sobre la nueva superficie, no tarda en devorar. La visiรณn de la lava lรญquida fundiรฉndose en vapores marinos se plasma en una serie de dibujos excepcionales, lava que avanza en un rรญo lento y ardiente, comiรฉndose la tierra en una noche de perfumes sulfรบricos. Bruun describe una comida ritual de mariposas blancas (Lycaenidae poppa): de cuerpo blando y ligero sabor a leche de coco, se las decapita en gesto breve contra el paladar para luego succionar el interior hasta vaciarlo; agrega una elegรญa enana sobre su valor proteico, y que son su alimento durante el tiempo que permanecen en la isla.

El Daily Telegraph, primer difusor de estos informes, disemina versiones encontradas. Presentada al pรบblico, en principio, como una variaciรณn elegante de la perversiรณn en altamar, dt publica testimonios de nativos contactados por un guanche misterioso domiciliado en Londres, con un olfato impecable para la controversia. Las versiones guanches son tan enfรกticas como contradictorias:

1. Que los guanches jamรกs habitaron esa parte de la isla, reservada a las criaturas demonรญacas del volcรกn.

2. Que en una cultura tan celosa de sus mujeres (estรก prohibido dirigirse a una mujer que estรก sola en el monte, a menos que lo haga ella primero) la historia de los exploradores es en verdad jactancia guanche de las habilidades mรกgicas de la tribu, porque las mariposas blancas que habitan las grutas son en verdad una golosina muy preciada por los guanches y los guanches, que ya habรญan resistido a los espaรฑoles y franceses (aunque esta vez los invasores viajaban agrupados bajo otra bandera, la de la ciencia), habrรญan administrado pรณcimas prรกcticamente letales para asegurarse la libertad.

3. Que, por otra parte, de la isla nunca saliรณ ni un solo ejemplar recolectado vivo y que tampoco se explica quรฉ estuvieron haciendo ahรญ.

4. Que las “damas de la isla” no existieron nunca.

5. Que las damas de la isla guardaron el semen extranjero en sus reservorios corporales para luego descargarlo a hurtadillas en un cuenco, y que la aldea viviรณ durante meses de la cocciรณn de esos jugos humanos venidos de ultramar, y que la aventura coincidiรณ con el auge reproductivo de los insectos.

De los hombres que se adentraron al interior del crรกter y pulularon con ahรญnco entre los agujeros ofrecidos por las nativas –ya sea horadados por mรฉrito de la fuerza o llevados por una fascinaciรณn tan persistente que parecรญa mutua–, el joven naturalista Niklas Bruun alcanzarรญa la inmortalidad con mรกs premura que el resto. Sus recuerdos de lo que pasรณ en ultramar durante el fenรณmeno conocido como el Trรกnsito de Venus circularon como una brisa irresistible entre la prensa sensacionalista de la รฉpoca; para cuando sus andanzas en la expediciรณn de Famara cundieron entre los cรญrculos botรกnicos mรกs eruditos, el joven Niklas Bruun ya era toda una celebridad.

Los dibujos de Niklas son publicados en pleno escรกndalo, con gran รฉxito; como anota Vernetius Lodi, un botรกnico rival devenido biรณgrafo involuntario, “las pรกginas de sociedad hicieron poco para refrenarse ante el festรญn de contar con pruebas cรกndidas de lo mรกs granado de la aristocracia cientรญfica envuelta en un extraรฑo affaire coital”. A pesar del destrozo de sus reputaciones, el asunto no dejaba de adquirir, lentamente, como los bronces que esperan la temperatura adecuada para templarse, la distinciรณn de los hรฉroes. Pero hasta la gran exposiciรณn de plantas exรณticas de la Royal Horticultural Society, nadie lo ha visto nunca. Niklas, de diecisiete aรฑos, sonrรญe ausente en una fotografรญa; a pocos metros, algunas seรฑoras ataviadas con tocados de escorpiones disecados lo observan.

Tenรญa el tipo europeo tenebroso, oscuramente romรกntico, que no pasa inadvertido en la zona femenina. De hecho, el terciopelo apenas lograba encubrir la verdadera vestimenta de Niklas a los ojos femeniles: lo veรญan rodeado de serpientes gigantes colgando de รกrboles huesudos, fauces abiertas, acechado por jaguares y cohortes de seres primitivos a punto de destrozarlo, envuelto en un aura selvรกtica que la elegancia de los salones de hierro y cristal donde transcurrรญan los encuentros sociales no alcanzaban a disipar. El dรญa de la feria se lo describe con su รบltima captura en el ojal, una Psychopsis papilio, el amuleto que lo aliaba a una casta dulcemente aterradora. En cuanto a รฉl, y lo que fuera que lo rodeaba como rรฉmoras latentes de otro mundo extraรฑo y misterioso, nadie podรญa negar que el jovencito habรญa sido iniciado sexualmente en el crรกter de Famara: esa iniciaciรณn serรญa el emblema de su distinciรณn.

Todo auguraba el nacimiento de un monstruo dorado en el competitivo mundo de la botรกnica, que se proyectarรญa hacia las alturas legendarias que la disciplina desde hacรญa tiempo destinaba para sรญ; Niklas no tenรญa reparos en admitir que cualquier otra ocupaciรณn era simplemente imposible para รฉl. Conocรญa una parte de la vida privada de los insectos que podรญa perfectamente conectar con la suya propia. Mientras, el secreto de Crissia pallida se mantenรญa oculto, aterido en su potencia de destronar para siempre los derivados del opio de los sueรฑos ilegales de los hombres. ~

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Primer capรญtulo de Las constelaciones

oscuras, de prรณxima apariciรณn.

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(Buenos Aires, 1977) es la autora de la novela Las teorรญas salvajes (Entropรญa 2008) y el libreto para รณpera Hรฉrcules en el Mato Grosso, que este mes se estrena en Buenos Aires.


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