Lecciones de billar y política

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La política es un deporte que, dada su maleabilidad, hace que los jugadores quieran incrementar cada vez más sus posiciones de poder. Seguramente el jugador experimentado podrá, en la siguiente elección, emular la siguiente estrategia. Si usted es un jugador ya iniciado, no le será difícil entender y poner en práctica este sistema.

El tiro anunciado

La política, como el pool, es un juego de ángulos, choques y rebotes, y eso lo entiende muy bien López Obrador. Por eso el 16 de junio de 2009, después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación revocara el triunfo de Clara Brugada como abanderada del PRD para contender por la jefatura delegacional de Iztapalapa, López Obrador (el único ex candidato presidencial que, pese a no haber ganado las elecciones presidenciales, se asume como el presidente legítimo, con sueldo y tarjetas de presentación incluidos) llamó a votar por el PT a la Jefatura Delegacional, para que, en caso de que ganara el candidato de ese partido, Rafael Acosta, pidiera licencia al cargo; Ebrard propondría a Brugada como suplente y la ALDF, buena y mansa, la ratificaría como delegada. En suma, ¡un tiro anunciado a tres bandas y con efecto!

El ataque: 5 de julio

Rafael Acosta, alias Juanito, el único candidato a un puesto de elección popular que pide votos a su favor a cambio de no ejercer el cargo si resulta ganador, y Clara Brugada, la única no-candidata que hace campaña a favor de otro candidato para ser ella quien finalmente ocupe ese puesto, han convocado a una conferencia de prensa en el Hotel Holiday Inn de Iztapalapa. La conferencia tiene más de 20 minutos de retraso y la prensa, agolpada y acalorada, empieza a desesperarse y a escudriñar los libreros. En pocos minutos se descubre que los libros de la biblioteca en la que estamos no son más que gruesos bloques de cartón con aspiraciones literarias. “Pues claro, ¡qué querían! es la biblioteca de Juanito”, anuncia un reportero que exhibe por encima de su cabeza un bloque de libros falsos. La escenografía entonces cobra sentido: una biblioteca de cartón para enmarcar la conferencia de un candidato de paja.

Conforme la espera se prolonga, las hipótesis sobre el retraso se multiplican: “Tal vez no llegan porque Juanito está echándose una cascarita con sus tocayos” (Juanito entrenaba en un equipo de futbol en el que once de sus jugadores se llamaban Juan, de ahí que, movido por un fuerte espíritu de grupo, decidió adoptar ese nombre como alias); “A lo mejor Juanito el Terremoto anda, otra vez, toreando en el Centro”, aventuraba un reportero en alusión a las épocas doradas de Juanito como vendedor ambulante; “¡Capaz que se le cayó de la cabeza la bandita de la suerte!”, profería otro reportero que amenazaba con ponerse la corbata sobre la frente para simular la banda tricolor que según Juanito “porta en la cabeza como símbolo de su lucha contra el espurio Calderón, la lucha del pueblo contra los millonarios, el apoyo a López Obrador”.

Finalmente, cuarenta minutos después de la hora acordada, un camarógrafo situado en la puerta grita: ¡Prevenidos! y acto seguido, los conferencistas: Clara Brugada y Juanito entran por la puerta principal y se encaminan hasta la mesa central entre una pequeña porra que clama en voz baja pero contundente: ¡Juanito, Juanito, Juanito! Pero Juanito, imperturbable, mantiene su actitud de guardaespaldas e inflando el pecho camina detrás de Clara.

La conferencia de prensa la dirige la “no candidata”, pero sí futura delegada de Iztapalapa. La ex candidata del PRD comparte con los medios de comunicación las inconformidades que su equipo de campaña presentó ante el Instituto Electoral del DF por no quitar su nombre e imagen de las boletas electorales; denuncia a funcionarios de “la estructura delegacional” que hacen, indebidamente, las funciones de un representante de casilla; acusa las “simulaciones” de “cierto grupo de desesperados” que dan despensas en su nombre; advierte de la presencia de un ejército de niños mapaches y reprocha la difusión de una carta apócrifa en la que se falsifica la firma de Juanito. Llegado a este punto a Juanito, por primera vez, se le permite el uso del micrófono y Juanito, hablando de sí mismo en tercera persona (no sé si por una escondida e incluso quizás desconocida filia valleinclanesca o ya en franca aceptación de la deformación de su comedia), declara en relación a esa carta: “Son unos traidores los de Nueva Izquierda, los Chuchos. Juanito es leal al movimiento de López Obrador”.

Debo confesar que de todos los delitos electorales que Clara Brugada reveló ninguno me sorprendió tanto como el de los niños mapaches de Iztapalapa. De acuerdo con su denuncia, en la delegación se estaba llevando a cabo, en ese preciso momento, un fraude electoral digno de la saga de Stephen King, Children of the Corn. Según Brugada, los delincuentes electorales instruían a los votantes para que, a cambio de 100 pesos, votaran por el PRD para la elección delegacional y por el PSD para el Congreso local y el federal. Pero, para asegurarse de que los cooptados le harían justicia al pago devengado, a cada uno de estos votantes sobornados se le asignaba un “niño mapache” a quien tendrían que llevar hasta la mampara de votación y quien sería el encargado de verificar el sentido del voto emitido. Sobra decirles que después de esto en Iztapalapa no hay candor infantil que valga.

La buchaca

Los votos cantados efectivamente han sido para el PT. Contabilizado el total de la votación emitida (578,545 votos totales, incluidos los 55,582 votos nulos) el Programa de Resultados Electorales Parciales 2009 (PREP) da hoy, 6 de julio, una ventaja en la elección para la jefatura delegacional al PT en Iztapalapa con el 31.8% de los votos. En segundo lugar el PRD, con Silvia Oliva como candidata, obtiene apenas el 22.11% de la votación.

“Juanito ya chingó”.- Juanito.

– Cynthia Ramírez

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Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.


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