Hace más de un año, de uno de sus viajes L. me trajo un libro “Uncle John’s Gigantic Bathroom Reader by Bathroom Readers’ Institute”. El libro, que entendí como una broma, inmediatamente fue archivado en la sección de “Otros” de la biblioteca y L., reprochando el desdén para con su regalo exigió que el libro fuera restituido en el estante supremo al que pertenecía: el del baño. De esos días a la fecha el libro es agradecido y celebrado por los invitados que pasan más tiempo del apropiado en nuestro baño. El Gigantic Bathroom Reader “perfecto para la lectura ocasional” está lleno de historias olvidadas, rumores y leyendas urbanas, pero, olvida un dato curioso crucial ¿Por qué leen las personas en el baño?
Hugo Villalobos, psicoterapeuta
¿La necesidad de algunas personas de leer cuando van al baño es un problema, una manía o un hábito?
No podría considerarse un problema. Por supuesto podemos imaginar que ha habido algunos casos exagerados en lo que sí se ha necesitado algún tipo de atención, pero me parece esos casos no son representativos. En términos generales la tendencia a leer en el baño es algo de lo que, comprenderá, no muchos psicólogos se han interesado, pero entre los trabajos más provocativos está el de Freud, quien hablaba de una fase anal del desarrollo normal de las personas.
De acuerdo a Freud habría una etapa de la vida en la que obtendríamos nuestras satisfacciones de un placer consistente en retener el excremento, retener las heces y de ese placer surgiría una etapa característica del desarrollo llamada fase anal. Decía, por ejemplo, que la madre pretende que el niño deposite sus excrementos en una bacinica en un receptáculo específico y que entonces, para el niño, el excremento empieza a transformarse en un símbolo de su independencia, como si al decidir en dónde ponerlos o a qué hora él pudiera decirle que no a la autoridad de su madre y de paso obtener una cierta ganancia consistente en el placer de mantenerlos dentro. Esto por supuesto dentro del panorama de la psicología moderna es muy discutible pero constituye una elaboración teórica muy interesante y muy provocativa sobre el tema. Ahora tomándola como base podríamos pensar que las personas que van al baño y se quedan leyendo largamente son personas que tienen un poco la tendencia a un placer anal o bien personas que cuando lo hacen quieren desmentalizarse, olvidarse que lo están haciendo y que prefieren hacer otra cosa, como leer, que les permite distraerse de un acto que en la mayoría de los animales apenas toma unos segundos. Entonces se vuelve un ritual muy elaborado, en el cual necesitamos cierta cantidad de lectura o cierto tipo de lectura. Se vuelve un placer por sí mismo. Finalmente, para la doctrina freudiana ir al baño y leer sería, en términos generales –imposible establecer reglas absolutas–, una forma de obtener algún tipo de placer.
¿Conoce de algún caso que se haya tratado por este hábito?
No, nunca me ha tocado ver uno.
Lectores de baño
Israel Aubert, director creativo de Brandcorp
¿Lees en el baño?
Por lo general meto el libro en curso, el que esté leyendo.
¿No tienes libros específicos para el baño?
No, lo que si tengo es un cubo Rubik
¡Qué complicación! ¿Y ayuda romperse la cabeza mientras estas ahí?
Sabes… nunca tardo en el baño. Si me tardo es porque leo pero no me tardo por no poder hacer. El cubo lo tengo para los invitados.
¿Porque no ofrecérseles algo menos difícil, más ad hoc para las circunstancias?
!Ah, sí! También les pongo revistas en el baño. Esas sí, cada mes, conforme llegan las pongo en el baño después de leerlas.
¿Cuáles revistas?
Picnic, Complot y Letras Libres [risas].
¿Sí?, pues es una lástima que esta mini entrevista no la vayas a poder leer en el baño…
La leeré en al baño desde mi iPhone.
Andrei Vásquez, diseñador gráfico, reseñista de libros y narrador.
¿Lees en el baño?
Leo en el baño solo cuando el libro no me deja
¿Con cuáles libros te ha pasado eso?
Varios. Los de Vila- Matas, los Ricardo Piglia, los de Vonnegut. Bueno, La Montaña Mágica la leía en todas partes, no me soltaba. El último, Historia Argentina de Fresán.
¿Nunca has tenido libros a los que exclusivamente les dedicas tiempo en el baño?
He tenido un par. El Mito de Sísifo de Camus y la Antología del Cuento Triste de Augusto Monterroso.
¿Y cómo decidiste que esos libros irían en el baño?
La Antología del Cuento Triste fue porque mi hermano lo olvidó y ahí estuvo como un año. El Mito de Sísifo, no sé, en realidad quería poner todos los libros de Camus…
¿Qué diría Camus?
No creo que tuviera problema. Diría algo así como que quizá es el mejor momento para leerlo. Parafraseándolo “Quizás la única lucha digna de pelearse sería la lucha con el excusado, la lucha en el excusado”. Por cierto El Mito de Sísifo desapareció en una fiesta y entonces renuncié a armar la colección
¿Lo robó un lector entusiasta o un lector estreñido?
Quizás uno entusiasta que quiso continuar la lectura en su propio baño.
Ricardo González, vecino de la colonia Roma y activista de derechos humanos
¿Tú lees en el baño?
Sí claro, es parte del ritual.
¿Qué lees?
Nada denso. Prefiero revistas, entre más superfluas mejor: Chilango, Tv Notas.
¿Algún libro?
Por lo regular tengo revistas, pero a veces me llevo la tarea al baño. Ahora estoy leyendo Leyendas del Dr. Who de Will Self y lo he metido al baño varias veces.
¿Si no lees, no haces?
No, al menos que juegue serpientes y escaleras en mi Blackberry.
– Cynthia Ramírez
Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.