Llamémosle hispanidad

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El archivo es una de las estrategias más fecundas del arte contemporáneo. Pero también es uno de los formatos más conceptuales y, por tanto, más difíciles de exponer. A juzgar por su materialización en el tercer piso del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, El d—efecto barroco. Políticas de la imagen hispánica* es más interesante como archivo de una investigación que ha durado siete años que como exposición para todos los públicos. La investigación, liderada por Tere Badia y Jorge Luis Marzo, se ha propuesto diseccionar la colección de relatos que durante más de un siglo y medio ha insistido en la existencia de algo, hasta convertirlo en una marca llamada hispanidad. Los hechos de partida son incuestionables: la conquista de América es el primer gran genocidio sistemático de la modernidad, su primera piedra; y, tras las independencias de hace doscientos años, las políticas de la hispanidad trataron de enmascarar culturalmente una relación poscolonial que, por supuesto, era eminentemente política y económica. Para ello se recurrió al arsenal barroco: lo esencial de la cultura hispanoamericana. Pero, lejos de historiar esas relaciones asimétricas y sus problemáticos modos de ignorar las masacres y el duelo, el diseño de El d—efecto barroco recurre a la acumulación de materiales vinculados con conceptos transversales, renunciando de antemano a la posibilidad de armonía o al orden argumentativo. La creación de una interpretación de conjunto, por tanto, se deja en manos del visitante, a quien no se le facilitan las herramientas necesarias para llevarla a cabo.

Los dos espacios principales están dedicados a sendos archivos. Por un lado, “La cumbre”, que consiste en la presencia de decenas de televisores y pantallas que proyectan desde momentos estelares de la cultura española (como el santoral de Pedro Almodóvar en la recogida de su Oscar) hasta el filme Extraños seres, de Thomas Pfanne (un alucinante viaje de un grupo de turistas alemanes a Ecuador), pasando por todo tipo de documentos sobre folklore, arte, diplomaciao educación. Por el otro lado, la sala destinada al “Archivo F.X.” de Pedro G. Romero. Si en Atlas, la exposición del Reina Sofía comisariada por Didi-Huberman, la pieza del mismo archivo se entiende en el conjunto semiótico, en el marco de El d—efecto barroco, su análisis de la imaginería de la iconoclasia española no se acaba de percibir en relación con el contexto iberoamericano. En mi opinión, los momentos más lúcidos de la muestra se encarnan en obras concretas, aisladas, que pueden leerse sin ruido de fondo. Me refiero, sobre todo, a “El niño pepita”, una obra de la cineasta peruana Claudia Llosa que especula a través de YouTube sobre la existencia de un santo milagroso con capacidad de autopromoción y marketing; yalaobra“Final”, del mexicano Miguel Calderón,el montaje de un partido de fútbol en que la selección mexicana gana a la brasileña por 17 a 0.

Insisto en que el conflicto es de forma y no de fondo(y en el caso de la gestión cultural sí que merece la pena distinguirlos). No hay más que mirar el blog El d—efecto barroco (http://jlmarzo.nireblog.com/) para constatar que la investigación ha sido fértil y rigurosa, con un sólido anclaje en la tradición que, de Benjamin a Godard, nos ha enseñado a pensar en imágenes. Para los lectores de Juan Goytisolo y Eduardo Subirats, dos autores absolutamente textuales, cuyo pensamiento podría actuar de sustrato de este proyecto, constituye una novedad enfrentarse a una crítica visual de los temas que ambos han diseccionado una y otra vez en sus ensayos: el memoricidio, el nacionalismo, la responsabilidad histórica, la neutralización del pensamiento insurgente latinoamericano, la naturaleza acrítica de la transición española, etc. Pero no nos llamemos a engaño: la conversación que durante siete años ha existido entre intelectuales catalanes y/o españoles y latinoamericanos, subvencionada con dinero público catalán y/o español, se ha dado gracias a que la hispanidad, además de una marca y de un complejo sistema de deudas morales e intereses económicos, es una forma de llamar a un sinfín de relaciones poscoloniales que se expresan en una lengua que, de tan parecida, se utiliza como mercado común. ~ 


* Hasta el 27 de febrero de 2011.

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(Tarragona, 1976) es escritor. Sus libros más recientes son la novela 'Los muertos' (Mondadori, 2010) y el ensayo 'Teleshakespeare' (Errata Naturae, 2011).


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