Tercera y última parte de una serie de textos sobre la visita de un grupo de Dreamers a México organizada por la Secretaría de Relaciones Exteriores y la US-Mexico Foundation. La primera parte puede leerse aquí. Y la segunda aquí.
“Estamos aquí para aprender de ustedes.”
A lo largo de la visita de los Dreamers, funcionarios, activistas, representantes de la sociedad civil, académicos empezábamos toda conversación diciendo: “estamos aquí para aprender de ustedes”. Las ONGs preguntaban, "¿ustedes cómo combatieron la indiferencia? ¿Cómo pasaron de la solidaridad a la organización?" Mientras los Dreamers cada vez tenían más dudas sobre cómo funcionan las cosas en México –el sistema político, la sociedad civil, el cabildeo, las elecciones– y cómo la “binacionalidad”, “biculturalidad”, “bilinguidad” que tanto celebra el gobierno en su caso (pero que no aparece como prioridad en el caso de millones de migrantes retornados que ya viven en México) puede contribuir algo en su país de origen. "Me queda claro cómo allá podemos empoderar a nuestra comunidad, pero ¿qué influencia podemos tener acá?"
Al observar y escuchar a los Dreamers interactuar con diversos interlocutores a lo largo de cuatro días me queda clara una cosa: al igual que en Estados Unidos, la fuerza de los Dreamers en México (los que vienen de visita y los que ya viven aquí) es su capacidad para sacudir el discurso dominante y deshacerse de protocolos inútiles. Sin planearlo así, los espacios que han abierto en Estados Unidos para que el gobierno reconociera su presencia y sus derechos, también les abrieron un espacio en México. Por ahora, es un espacio pequeño, para un grupo selecto, pero si la solidaridad entre los Dreamers y su capacidad de organización se extiende más allá de las fronteras, esos espacios se pueden multiplicar.
“Cualquier acción que salga de aquí tiene que ser transnacional”
Como resultado de las inquietudes expresadas por los Dreamers que participaron en la primera visita organizada por la SRE en 2014, la agenda de este segundo viaje incluyó varios intercambios formales e informales entre los Dreamers y los Dreamers deportados (o Dreamers retornados, o Los Otros Dreamers, como algunos se han llamado a partir del libro de Jill Anderson y Nin Solís). Fue hacia el final de la visita, en una reunión de una hora, cuarenta y cinco minutos entre los dos grupos cuando las posibles respuestas al ¿qué podemos hacer? se fueron articulando. Ya sin intermediarios, con sus propias formas de moderar una sesión de trabajo y con su propio lenguaje, identificaron algunas acciones concretas hacia adelante:
-Formar una red de Dreamers en Estados Unidos y Dreamers deportados y llevar el mensaje de lo que les está pasando a los Dreamers en México a la comunidad en Estados Unidos;
-Sumarse a la red de jóvenes De Aquí y De Allá y al Acuerdo Transfronterizo para las Juventudes Migrantes creado solo unos días antes como parte de un grupo de trabajo de jóvenes de México, EUA y Centroamérica que se reunió en el Instituto Mora;
-Crear un espacio de representación permanente de Dreamers frente al Instituto de los Mexicanos en el Exterior…
Otras posibilidades para ejercer sus derechos políticos en México, como el voto en el exterior, no se discutieron. No estaban en el radar de los Dreamers ni en el de los organizadores de la visita. Poco se hablo del hecho de que para finales de este año, podrán tramitar su credencial de elector en Estados Unidos y votar por presidente, senadores y algunos gobernadores en las elecciones de 2018. Ese derecho lo ejercerán por primera vez en un país en el que no han vivido la mayor parte de su vida.
"La Wikipolítica es la política que se construye entre todos."
Como parte de la visita de los Dreamers, los jóvenes diplomáticos de la SRE tomaron la iniciativa de organizar una charla con Pedro Kumamoto, el candidato independiente de 25 años que ganó una diputación local en Guadalajara en las elecciones de junio. La conexión entre Kumamoto y los Dreamers fue inmediata. "Habitar la política con acciones y ocupar la ciudad" es una frase de Kumamoto que para los Dreamers no necesita mayor explicación. Kumamoto habló sobre los caminos para reconstruir la participación democrática por medio de nuevas formas de diálogo, nuevos vocabularios y una lógica de "dar y poner el cuerpo". Habló también de resistir el miedo que "nos desvincula, nos guarda en nuestras casas; y es el enemigo de la creatividad". Son lógicas y experiencias que evidentemente comparten los jóvenes activistas en México y en Estados Unidos que están buscando caminos similares para abrir puertas y transformar una realidad en la que sus derechos son negados.
Los caminos para vincularlos aún no están claros, ni de un lado ni del otro. Kumamoto tampoco estaba pensando en opciones de participación política como el voto en el exterior, seguramente porque Guadalajara no es de los estados que ha aprobado el voto en el exterior para elecciones locales. Aún así, queda claro que hasta el momento no se ha discutido el impacto que puede tener (en las elecciones de 2018 y más allá) una generación de ciudadanos mexicanos jóvenes que viven fuera del país o que acaban de regresar, que están ávidos por participar políticamente y por ejercer plenamente sus derechos como miembros de una comunidad. La pregunta es si estarán interesados en hacerlo en México y cómo motivarlos a participar.
Sobre el triunfo de Kumamoto, escribe Antonio Martínez Velázquez, que se inauguró "una anomalía" en México: "ciudadanos capaces de ejercer derechos". Los Dreamers todavía no son parte de esa anomalía. Enfrentan grandes obstáculos para ejercer sus derechos como ciudadanos mexicanos, tanto en México como en el exterior. El gobierno mexicano celebra que los Dreamers en Estados Unidos son una generación de líderes con capacidad de transformar y de lograr cambios que beneficien a los mexicanos. Los apoya con becas, con talleres, con viajes y eventos para formar redes de apoyo en Estados Unidos, pero no ha abierto apoyos ni espacios similares para los migrantes que regresan a México. Es una concepción trunca de la ciudadanía transnacional. Esta visión incompleta de lo que significa ser #DeAquíyDeAllá solo se transformará si quienes habitan estos espacios continúan organizándose y demuestran con sus acciones cómo quieren ejercer sus derechos en ambos países.
es profesora de estudios globales en The New School en Nueva York. Su trabajo se enfoca en las políticas migratorias de México y Estados Unidos.