Microexperiencias

El espectador que asista a alguna de las obras que son parte del microteatro encontrarรก una distracciรณn hecha con la medida y los significados acotados para no amainar el vรฉrtigo del mundo contemporรกneo.
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Entre la multitud y, a travรฉs de las veredas de una casa habilitada para el teatro, camina con cierta prisa un actor vestido con un traje de Batman. Muchas obras que son parte  del ciclo “por los superhรฉroes” suceden al mismo tiempo aquรญ, en la calle Roble nรบmero 3, de la colonia Santa Marรญa la Ribera.

En un espacio de 15 m2 sin ventilaciรณn, 15 personas ven en cada sala, salรณn o cuarto una micro obra de teatro durante 15 minutos. La primera a la que asistimos es: “La venganza del samurรกi introspectivo”, dirigida por Muriel Ricard. La experiencia se prevรฉ en primer plano desde su comienzo. Estamos sentados alrededor de una mesa angosta –casi todo lo es aquรญ– y vemos de cerca, con el zoom in que caracteriza al microteatro, los rostros perlados de sudor de los actores. La mujer que nos deja entrar a la sala nos llama “licenciados”; asistimos a la junta de un productor de cine y un guionista, acompaรฑados por la secretaria del productor. La pelรญcula que el guionista quiere venderle al productor es un filme de arte protagonizado por un samurรกi que, entre otros datos curriculares, ha participado en un coloquio de filosofรญa en la UNMA. El diรกlogo entre los personajes es รกspero. Hace mucho calor. Seguimos la conversaciรณn como si estuviรฉramos en un partido de tenis sumidos en el clima tropical. El movimiento de nuestros mentones, de izquierda a derecha, y de derecha a izquierda, acompaรฑa la accidentada conversaciรณn: el productor, erizado desde que entra a escena, muestra prepotencia; el guionista, atemorizado, defiende su trabajo. La obra breve termina y tal vez mรกs de uno pensamos que no hemos visto por ninguna parte a un samurรกi introspectivo.

En la sala contigua, es decir, en el cuarto de al lado, se presenta “La novia”, dirigida y escrita por Gustavo Beltrรกn: una historia que se anuncia con las cualidades de una venganza. Visitamos una habitaciรณn de hotel durante la noche de bodas. La cama ocupa gran parte del espacio. En ella reposan los novios y sostienen una plรกtica sobre la fiesta reciente. La tensiรณn inicia cuando la novia ata las manos y los pies del novio a la cama. La obra avanza como una sombra sobre nuestros rostros. La mujer que estรก a nuestro lado respira agitada. Los minutos transcurren hasta que ella, despuรฉs del final oscuro y los aplausos, le pide a la novia que desate cuanto antes al novio. Aunque el espacio aquรญ es de las mismas dimensiones, parece mayor que el anterior.

El recorrido para atestiguar historias continรบa. Lo que corresponde es ver cuatro micro obras para permanecer una hora sumergidos en estos reinos breves. La escalera hacia el segundo piso de la casa estรก atiborrada de personas. Una mujer vestida de rojo y maquillada con un antifaz se pasea por la casa como si buscara a alguien. El รกnimo de la concurrencia es festivo, y es notoria la complicidad entre los asistentes, como si venir a estos espectรกculos fuera parte de los rituales de una cofradรญa.

En una sala escondida casi al fondo de un pasillo, comenzarรก en breve la obra “Puntos suspensivos” –un monรณlogo de Valeria Vera dirigido por Cecilia Suรกrez.

El escenario es blanco y el resto, donde algunos estamos sentados y otros de pie, negro. La actriz aparece en escena despuรฉs de la oscuridad. Lleva puesto un camisรณn blanco. Habla de modo cifrado, no sabemos con claridad cuรกles son los referentes de su monรณlogo. Parece habitar un espacio onรญrico. La facultad de esta superheroรญna, o su deseo, estriba en hacer desaparecer las cosas. Conforme avanzan sus confesiones, nos enteramos de que ella es un robot o quizรก una enferma en recuperaciรณn. El texto enunciado por la actriz tiene fuerza expresiva y es enigmรกtico. La actuaciรณn de Vera eleva el รกnimo de los espectadores hasta un sentido aplauso. “–Muy bien, Valeria”, le grita, tal vez, algรบn amigo.

En el extremo opuesto del segundo piso, otra actriz se prepara para la obra “Mega Eva”. Entramos a un baรฑo que reproduce la textura del papel y es, en realidad, el baรฑo de un cรณmic. Allรญ la actriz vestida con una falda negra y una blusa blanca que nos hace recordar la austeridad de Luisa Lane, cuenta su historia de vida y su deseo de ser superheroรญna. El poder que ella aรฑora es detener el corazรณn de los malos. La vida de Eva es una lucha no ganada o el resultado de la supervivencia. La obra muestra la humanidad de la protagonista, su dolor, sus fallas y la perseverancia que se impone a pesar de las desgracias que la vida le guarda. Se trata de la obra mรกs “redonda” y en la que se distingue un trabajo de direcciรณn escรฉnica elaborado.

Los orรญgenes del microteatro se deben a la creatividad del espaรฑol Miguel Alcantud quien coordinรณ su gestiรณn en un antiguo burdel de la calle de Ballesta, en Madrid. Eso fue en 2009 y la idea se ha replicado en varias ciudades del mundo.

De acuerdo a la รฉpoca presente que castiga con sus excesos: laborales, informativos, presurosos, el microteatro ofrece la experiencia de ver una representaciรณn durante un lapso corto de tiempo. La intensidad es, del mismo modo, pasajera y, desde luego, no produce el mismo efecto, prolongado y contundente, que puede provocar una obra de teatro habitual. El espectador que asista a alguna de las obras que son parte del microteatro encontrarรก una distracciรณn hecha con la medida y los significados acotados para no amainar el vรฉrtigo del mundo contemporรกneo u opacar la palpitante saturaciรณn mental –lejana a la reflexiรณn y la crรญtica– exigida a la mayor parte de los habitantes de nuestros tiempos. Si pudiรฉramos hacer una comparaciรณn entre este tipo de puestas en escena y la aventura en un parque de diversiones, quizรก serรญa mรกs satisfactorio para el espectador subir a una montaรฑa rusa en donde el tiempo tambiรฉn transcurre de manera veloz, pero se parece mรกs a lo que es: el desarrollo de una experiencia que dura lo necesario y en la que nadie padece la prisa.

 

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(Ciudad de Mรฉxico, 1975) es autora, entre otros, de El animal sobre la piedra (Almadรญa, 2000) y El beso de la liebre (Alfaguara, 2012). En 2022 obtuvo el Premio de Literatura Sor Juana Inรฉs de la Cruz por su novela mรกs reciente, Isla partida (Almadรญa, 2021).


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