Orígenes de la vanguardia

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El escritor chileno Vicente Huidobro (1893-1948) fue el fundador de la vanguardia en la literatura en lengua española (la mayoría de los críticos coincide en la fecha de 1916, año de publicación de El espejo de agua); su nombre está ligado a la innovación de la poesía, a la audacia del lenguaje, a la experimentación. Como Darío en su momento, el chileno trajo lozanía y frescura a nuestra poesía, y adaptó los modos de expresión al mundo cambiante de las primeras décadas del siglo xx. Su poética (junto con la de los escritores cubistas y vanguardistas de su momento) ha ejercido una poderosa influencia directa o indirecta en diversas corrientes y tendencias literarias (sobre todo en América Latina): desde la alta experimentación de Oliverio Girondo (En la masmédula, 1956), a las innovaciones del concretismo brasileño, al juego de lecturas que se entrecruzan en el mandala del Blanco (1967), de Octavio Paz, pasando por mucha poesía argentina y chilena de neovanguardia o neobarroca (o en cierta poesía experimental española de fines de los sesenta y principios de los setenta), hasta libros recientes, como Negro marfil (2000), de la mexicana Myriam Moscona, o la poesía que se está haciendo en Internet, que aprovecha los formidables recursos de color, tamaño, imagen, sonido y espacio virtual en las posibilidades múltiples de conexión (una palabra o una frase puede remitir a otra frase o a otro poema y éste a otro, hasta la saciedad). Son sólo algunos de los muchísimos ejemplos que ilustran la continuidad de la vanguardia desde la segunda década del siglo xx hasta nuestros días. Tal vez a algunos de los poetas españoles de hoy (tan autocomplacientes, con una poética anquilosada en términos de innovación lingüística) les convenga darse un baño huidobriano y redescubrir los poderes mágicos del lenguaje.
     En 1976, Hugo Montes realizó la segunda edición de las obras completas de Huidobro. Unos años antes, en 1964, había salido una primera versión, con prólogo de Braulio Arenas. Aunque no han dejado de aparecer múltiples antologías y ediciones de Altazor (su libro más célebre), sorprende que no hayan aparecido otras versiones de su poesía completa. Gracias a la organización de los archivos de la Fundación Vicente Huidobro (a partir de 1992), Cedomil Goic hace una pormenorizada revisión filológica para presentar una edición crítica, acompañada de abundantes notas y cotejo de versiones de los textos.
     El volumen sigue el modelo de la Colección Archivos de la Unesco, con una introducción, el establecimiento de la obra misma, una cronología, la historia del texto, lecturas críticas, un dossier y las bibliografías respectivas. Con más de 1800 páginas, el libro tiene un compendio de materiales que daría para una larguísima reseña.
     La poesía de Huidobro debe ser dividida en cinco etapas: 1) la fase modernista, con sus libros iniciales: Ecos del alma (1912), La gruta del silencio (1913), Canciones en la noche (1913), Las pagodas ocultas (1914) y Adán (1916); 2) el cubismo (o cubo-creacionismo, como suelen identificarlo algunos de los expertos), con El espejo de agua (1916), Horizon carré (1917), Hallali, poème de guerre (1918), Poemas árticos (1918), Ecuatorial (1918), Tour Eiffel (1918), Saison choisies (1921), Automne régulier (1925) y Tout à coup (1925); 3) la experimentación singular de Altazor (1931) y Temblor de cielo (1931); 4) los libros más reflexivos o sosegados: Ver y palpar (1941) y El ciudadano del olvido (1941); y 5) la poesía póstuma o dispersa, que aparece en esta edición con el título de Últimos poemas (edición original de 1948), a la que se han ido agregando inéditos de fechas tan tempranas como 1924 (por lo que el título no refleja el contenido de esta agrupación de textos).
     De las muchas novedades de esta edición, habría que hacer las siguientes observaciones generales:
     1. Bilingüismo. Se publican versiones en francés de libros en español (por deseos propios del poeta, según el editor), caso particular de Ecuatorial y Temblor de cielo, además de incluir, obviamente, las versiones originales de los textos en francés. Pero el volumen se restringe a los textos manuscritos o las ediciones príncipes de los libros, por lo que no se incluyen versiones en español de los poemas en francés cuando no las hay. Dado que se trata de un volumen dirigido a los lectores de lengua española, causa extrañeza que no se incluyan traducciones, aunque sean extemporáneas, de todos los textos del francés.

2. El espejo de agua. El editor vuelve una vez más a la polémica de la edición príncipe de este libro (Huidobro fue acusado de “inventar” la versión publicada en Buenos Aires, en 1916), dándole la razón a los críticos y señalando que la cronología de la creación de esos poemas debe concebirse de finales de 1916 a principios de 1917 (y su publicación real en 1918). En el volumen, tanto para este libro como para el resto de la obra poética, se incluyen “las ediciones príncipes colacionadas con los manuscritos u originales mecanografiados de primeras versiones cuando éstas existen y con todas las otras ediciones ulteriores de mayor importancia” [li]. Esta estrategia de establecimiento crítico —aunque tenga las mejores intenciones filológicas— aglomera a veces tantos textos (y siglas alusivas que hay que buscar y rebuscar para averiguar a qué se refieren) que se pierde la claridad de la composición de los libros originales.

3. Salle 14. Con este título se publica una versión ampliada de los poemas pintados de Huidobro, expuestos en el Museo Reina Sofía en 2001, y que a su vez se refería a otra exposición original realizada en el Théâtre Edouard vii de París, en 1922. Aquí se puede apreciar en sus múltiples dimensiones el espíritucubista de la poesía huidobriana de la época (véase, en particular, “Paysage”). El cuadernillo está reproducido a color y con papel más grueso, como un agregado que se incluye al final de la obra poética.

4. Últimos poemas. A la edición póstuma publicada por la hija de Huidobro se le hacen muchas modificaciones, reestructurando el libro con mayor lógica y volviendo a publicar textos que habían sido eliminados por los editores previos (poemas alusivos a la política, de ínfima calidad). Además, y como novedad, se agregan inéditos en las últimas dos secciones de este libro.

5. Manifiestos. Aunque no forman parte de la “obra poética”, se incluyen los textos de los abundantes manifiestos en sus versiones originales (algunos de ellos —de nuevo— carecen de traducción al español). Por su vínculo con la poética de Huidobro, quizá era necesaria su inclusión, aunque uno se pregunta por qué no se agregan entonces algunos otros ensayos de Pasando y pasando (1914) o de Vientos contrarios (1926).
     El volumen se complementa con una selección de artículos sobre diferentes aspectos de la poesía de Huidobro (además de la cronología y una bibliografía anotada). En “Historia del texto” y “Lecturas del texto” se incluye crítica sobre todas las etapas mencionadas arriba, excepto la inicial. En general, Goic procuró que los especialistas entregaran nuevas y novedosas lecturas de la obra huidobriana. El “Dossier” incluye textos éditos de otros de los conocedores. La sección “Testimonios y juicios” incluye tan sólo dos textos de Cansinos Assens (de 1919), cuando hubiera sido muy oportuno agregar más escritos de la época; hay que decir, sin embargo, que esa carencia está compensada, de algún modo, con la sección epistolar. Se echan de menos artículos que han sido un hito en la bibliografía huidobriana, como el de René de Costa y Ricard L. Admussen (que ubica claramente la continuidad que va de El espejo de agua a las versiones de esos poemas al francés en la revista Nord-Sud y su eventual publicación en Horizon carré) u otros documentos publicados por el propio De Costa en la bellísima edición del número triple (30-31-32) de la revista Poesía (1988-1989), de Madrid; o el lúcido artículo de Octavio Paz sobre la ascensión en Altazor.
     Sea como fuere, este volumen ofrece un rico acervo que da oportunidad a especialistas y lectores comunes de volver a Huidobro y reconocer una de las voces más originales que ha dado la lengua española. –

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