Paseo con mis pintores

Una celebraciรณn de la obra de cuatro pintores mexicanos.ย 
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Amo la pintura de Roger von Gunten, me resulta tan acogedora, me pone los ojos de fiesta. Me pierdo en la inacabable algarabรญa de sus colores, el regocijo de sus formas, el alborozo de sus mujeres, sus zoolรณgicos elocuentes, los rituales amorosos. Posee una poderosa armonรญa rรญtmica que coordina luces, colores y trazos hasta ese extraรฑo milagro de la quietud en movimiento. Jardines de astros, selvas lujuriosas, la danza trepidatoria del plasma de vivir. Me alegra la osadรญa de sus colores que se hablan, y a veces se gritan, en completa libertad: orgasmos de clorofila, tormentas de plรบmbagos, la รญntima incandescencia de los rojos, amarillos carnales, sรบbitos rosas tenues. Manos palmeras, caballos y muslos, rostros y peces, caligrafรญas estallantes. Todo estรก en suspenso en estas telas musicales, inquietas; obras que estรกn siempre sucediendo, en perpetua metamorfosis; formas proliferantes, sensuales, que se alzan y se tienden, me atrapan por los ojos y me sumergen en su perfecta fragancia bailarina.  

Disfruto desde hace mucho la vertiginosa mรกquina de arte que es Vicente Rojo, discreto carnaval de signos inteligentes. Camino sus cerebrales geometrรญas, miro tantas veces la T reiterada de sus “Negaciones”, laberintos diรกfanos cuya exactitud, traducida a lengua de ojos, comienza a rotar, a resignificar, a llenar de espirales la cabeza. Me empapo en sus lluvias policromas, rรญos perpendiculares de ritmo y silencio. Pintor prolijo, Rojo acomete sorprendentes variaciones que se abren, cada tanto, movidas por los calendarios รญntimos de su imaginaciรณn. Recorro sus arquitecturas de juguete en sus jardines memoriosos, se me pierden las pupilas en sus laberintos, me como sus texturas con los dedos de los ojos, asciendo sus volcanes, me desplomo en sus crรกteres y resurjo mรกs rojo.

Joy Laville pinta estados de รกnimo. Sus telas, pasaportes de sueรฑo, traen incluidas las almohadas, serenas superficies de pasteles vivos. La instantรกnea sensaciรณn de bienestar dichoso, ¿a quรฉ se debe? Rosas, verdes, azules, amarillos que, pasados por sus filtros, renacen mรกs dormidos y mรกs sabios. Hay pocas formas de mรบsica callada tan cantante como la de Joy Laville. Quizรก pinta con el alma, sin pasar por los pinceles; un alma inabarcablemente dulce, dulzura que viene de lejos y de adentro, melancรณlica, con matices y matisses que inducen raro hallarse en paz, una precaria paz de horizontes, ocรฉanos, floreros, las del el hombre y la mujer que estรกn ahรญ, que sรณlo estรกn ahรญ.

Me gusta mucho perderme en el arte de Jan Hendrix. El sorprendente giro de su vieja, dominante pasiรณn por las formas de la naturaleza es fascinante. รrboles magnรญficos, esqueletos arbรณreos, ramajes luminosos en hermosรญsimos contrastes y composiciones. Cantos de lianas, frondas exponenciales. Las enredaderas que se meten a los ojos y los llenan de ecos, de huecos, de helechos. La apenas perceptible anatomรญa de la fanerรณgama, la danza milimรฉtrica de las nervaduras de una hoja que, de pronto, es ya una radiografรญa del tiempo; el encaje de las esponjas y las estrellas marinas. Calรญgrafo de las ramas y los rizomas, Hendrix es nuestro mejor traductor del viejo lenguaje sagrado de los รกrboles, que pocos escuchan.

Quรฉ variedad de grandes artistas. Quรฉ bueno que ellos (y otros sobre quienes ya he balbuceado antes: Brian Nissen, Pedro Friedeberg) estรฉn aquรญ entre nosotros, mexicanos de la mejor clase: los voluntarios. 

(Publicado previamente en el periรณdico El Universal)

+ posts

Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: