Perder lo ganado

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Our doubts are traitors,

and make us lose the good we oft might win

by fearing to attempt…

Shakespeare,

Measure for Measure

En su editorial de hoy 2 de octubre en Reforma, Miguel Ángel Granados Chapa escribe:

El intento de acusar a algunos funcionarios de entonces por genocidio no prosperó, aunque Luis Echeverría viva este cuadragésimo aniversario de aquella jornada atroz como prisionero en su casa.

En la misma edición, unos centímetros abajo, Lorenzo Meyer habla de la

pomposa Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP) que finalmente desapareció en el 2006 sin haber dado respuesta a las grandes interrogantes, sin haber procedido con éxito contra Luis Echeverría -uno de los grandes responsables de las matanzas de 1968 y 1971.

Hay pocos que dicen la verdad sobre este asunto y muchos que prefieren (o padecen) una emoción verdadera, pero errónea, que sostiene que Echeverría no está preso, la impunidad fue total, la herida está abierta, etcétera. Una emoción es más hospitalaria que la verdad, pero sin la responsabilidad de la verdad esa emoción deriva en un culto, en una recompensa improductiva.

Es un hecho que gracias a la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), Luis Echeverría se encuentra bajo prisión domiciliaria en su palacio de San Jerónimo Lídice acusado de genocidio por la muerte de cuarenta y tres personas.

Que el 19 de septiembre de 2005 la FEMOSPP consignó una averiguación previa por la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968.

Que el 30 de junio de 2006, el magistrado del primer Tribunal Unitario en Materia Penal del Primer Circuito ordenó la aprehensión de Echeverría por su probable participación en esos hechos.

Que el 8 de julio de 2006, el juez de la causa sobreseyó el caso pues, según sus cuentas, del día de los hechos al primero de octubre de 1998 habían transcurrido los treinta años necesarios para considerar prescrito el delito.

Que la FEMOSPP demostró que no era así y, el 29 de noviembre de 2006, el magistrado del Segundo Tribunal Unitario en Materia Penal del Primer Circuito emitió una nueva orden de aprehensión y dictó a Echeverría auto de formal prisión por el delito de genocidio (su edad le concedió el beneficio de la prisión domiciliaria).

Que el 20 de marzo de 2007, un tribunal federal le otorgó a Echeverría la suspensión definitiva, alegando insuficiencia de pruebas, si bien aceptó y ratificó que se cometió el delito de genocidio.

Que en abril de 2007, la Coordinación General de Investigación de la Procuraduría General de la República (pues la FEMOSPP no existía más) interpuso recurso de revisión al auto de suspensión definitiva concedido a favor del acusado.

Que este recurso no ha sido resuelto y el caso se mantiene sub judice, es decir, pendiente de resolución judicial.

Es un hecho, pues, que al día de hoy, 2 de octubre de 2008, Luis Echeverría Álvarez se encuentra en prisión y está despojado de sus derechos ciudadanos.

El derecho a la memoria es crucial, pero imposible sin la responsabilidad de la verdad.

Sin miedo.

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Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.


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