Cuando Pound cerró los ojos, frente a la lente de Avedon, ¿había salido por entero de su jaula o aún perfeccionaba, mordiendo los barrotes, las emisiones de dinero de su patria?
Dice el poeta: “Entonces miré que la hoja caída / volaba hacia su tallo”. Licencia poética: la hoja caída engulle y copula, son suyas gula y lubricidad, y de nada vale recordar la pureza de su…
Durante años recibieron aves enviadas desde sitios absurdamente lejanos, de muchos de ellos no sabían siquiera pronunciar el nombre. La gente del pueblo juzgaba impío que…
Un sábado de julio me senté en uno de los bancos de la Place Dauphine, esa plaza escondida en las entrañas del Quai de l’horloge que es el último rincón provinciano del viejo París. Unos…