En el Congreso mexicano se debate una reforma política que, de ser aprobada, transformaría las instituciones democráticas del país, las reforzaría y, lo más importante, las haría más receptivas a los electores. La reforma completaría un proceso de transición hacia un México democrático, donde la participación ciudadana sería el parámetro principal de acción legislativa. Pero, ¿qué le falta a esta reforma? ¿Será que en verdad los diputados no la quieren aprobar porque esta coja o es más bien un juego político para proteger a las cúpulas partidistas? Sea por una u otra razón, la realidad es que ni los promotores de la reforma, ni los que la debaten en la Cámara de Diputados hablan sobre cómo incorporar a los aproximadamente 4.2 millones de votantes que vivimos en el exterior.
Ya en 2005 hubo una reforma política para la elección de presidente de la Republica en la que se extendió este derecho a los migrantes mexicanos. La reforma permitió que algunos votaran por presidente en 2006 y que en 2012 tengamos la misma oportunidad. Pero la verdad es que esa reforma, como la actual, quedó inconclusa al no dar el derecho a los migrantes de elegir senadores, diputados federales y estatales, ni tampoco dio el derecho de elegir líderes locales, o de asegurar que las necesidades de los migrantes estén articuladas por representantes democráticamente elegidos.
Países alrededor del mundo han creado varios modelos de representación de migrantes en congresos federales y estatales, otros han abierto sus sistemas electorales para que el voto en el exterior incluya la elección de todos los poderes. La República Dominicana y Haití han optado por crear curules que solo pueden ser ocupados por migrantes y su elección está abierta solo a aquellos que viven fuera del país. Brasil y Perú ampliaron su sistema electoral y ahora requieren que los migrantes voten desde el exterior. Sudán del Sur en su referendo para conseguir la independencia del Sudán del Norte permitió el voto de su diáspora en Canadá, Estados Unidos, Europa y el resto de África para hacer al proceso más transparente y participativo. La reforma de México, solo abrió la puerta para la elección de presidente, pero se podría decir que más bien solo la abrió para la elección de un candidato elegido por un partido politico y no por una plataforma política. A nivel estatal y local, la reforma del 2005 cambió poco. Michoacán permite el voto en elecciones estatales, pero igualmente que la reforma federal solo contempla el voto para el poder ejecutivo con la elección del Gobernador del Estado y no del congreso estatal. En Zacatecas se permite la postulacion de candidatos binacionales, pero no se otorgo el voto a los ciudadanos que viven en el exterior.
La nueva reforma se centra en tres pilares: reelección de senadores y diputados; posibilidad de remoción de representantes a través de un referéndum; y candidaturas ciudadanas. La reforma también destrabaría la política partidista, incrementaría la rendición de cuentas y la transparencia, y crearía una relación más íntima entre el legislador y su distrito. Ahora, ¿qué significa esto para nosotros los migrantes?
Uno de los mayores obstáculos para la participación de migrantes en elecciones es la dificultad para registrar el voto desde el exterior, no solo por lo complicado que es enviar el voto por correo, sino tambien porque muchos de los migrantes no tenemos una credencial para votar. Ahora supongamos que esto se resolviera y los migrantes también tuviéramos la posibilidad de votar todos los puestos de elección popular. Entonces las reformas serían significativas en dos áreas: la de acceso a legisladores y la de postulación de candidatos migrantes a puestos de elección popular sin la necesidad de apoyo partidista. La continuidad de legisladores exitosos reelectos por buen desempeño incrementaría el expertise de diputados y senadores en temas migratorios logrando así que se buscaran mejores políticas públicas en materia de protección de inmigrantes y apoyo a emigrados. La reforma también daría la posibilidad a migrantes de ser votados sin necesidad del apoyo de las cúpulas partidistas y esto promovería la participación más activa de migrantes comprometidos.
En esencia lo que la reforma crearía, no solo para los que viven en México sino también los que vivimos en el exterior, es que nuestra participación política no se limite solo al voto por candidatos. La reforma daría cabida a mayor participación en las instituciones democráticas y haría que nuestro compromiso con la democracia no se decida con base en la participación sexenal para elegir a un nuevo candidato para presidente. Obviamente para que esto suceda, la reforma que actualmente se debate debe primero ser aprobada y luego completada con la opción de dar el derecho a los migrantes de votar por todos los cargos de elección popular.
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Carlos Yescas es candidato a doctor en política por la New School for Social Research. Es juez internacional catador de queso y fundador de Lactography.