Santacruz Medina estรก nervioso. Como cuando tenรญa menos de veinte aรฑos y subiรณ por primera vez a un aviรณn para hacer una gira que incluyรณ presentaciones en veinticinco paรญses de Europa. O como cuando lo entrevistaron de la bbc de Londres. O como cuando Naciones Unidas lo premiรณ en el Parlamento Europeo de Bruselas. Asรญ de nervioso. O mรกs. Porque, ademรกs de nervios, hay dolor. No dolor por volver al barrio. Dolor por haber tenido que irse.
Son las ocho de la maรฑana de un miรฉrcoles en el centro de Bogotรก. Y Santacruz regresa en taxi al barrio Las Cruces. Despuรฉs de tres aรฑos.
Y que Santacruz regrese a Las Cruces es como que Carlitos Tรฉvez vuelva a Fuerte Apache. Santacruz, a fines de los noventa, junto a otros raperos del barrio, representรณ a Las Cruces por el mundo entero. Fue gracias a ellos que todo el ambiente del hip hop comenzรณ a preguntarse cรณmo serรญa la vida en ese gueto del que salรญan los mejores artistas de Latinoamรฉrica.
Pero Santacruz estรก nervioso porque la รบltima vez que estuvo aquรญ dijo que ya no se podรญa mรกs. Llegรณ a la casa de Golpe Directo, una escuela de hip hop que dirigรญa para jรณvenes del barrio, y quisieron asesinarlo. Dos hombres. A puรฑaladas. Un vecino, como la vรญctima iba a ser Santacruz, intercediรณ y apenas sufriรณ raspones. Era de noche en Las Cruces, su barrio de toda la vida, y uno de los mรกs peligrosos del centro de Bogotรก. Santacruz entrรณ a la casa corriendo. En una bolsa de consorcio metiรณ lo mรกs que pudo. Un amigo pasรณ a buscarlo en un auto y se fue. Su mujer tambiรฉn. Para siempre. Mรกs tarde los ladrones saquearon los equipos de sonidos y computadoras que los pichones de raperos del barrio usaban para grabar sus discos. Fue en 2010.
Durante mรกs de dos aรฑos viviรณ escondido. No daba su direcciรณn real. O daba varias, todas falsas. Y en los recitales o eventos iba del camiรณn a la tarima y de la tarima al camiรณn. Y a la casa. O al lugar en el que vivรญa, que no es lo mismo. Porque casa, dice รฉl que era la de Las Cruces.
Hasta hoy. Que regresa. Porque tenemos que hacer fotos.
–¿Cuรกnto te duele no poder vivir mรกs aquรญ? –le pregunto arriba del taxi.
–Es que lo era todo. Con mi mujer planificamos nuestra vida entera en Las Cruces. Siento cosas encontradas. El trabajo en Golpe Directo materializaba el sueรฑo de vida que tenรญamos. De aportar lo que aprendรญ desde mi experiencia de vida; con el hip hop como herramienta para mejorar la educaciรณn de los niรฑos. Darnos cuenta que no era tan valorado, tan significativo, fue una desilusiรณn. Querรญamos convertir al barrio, hacerlo turรญstico por su cultura, por nuestra cultura, por la cultura del hip hop.
…
Corrรญan los ochenta en Las Cruces. En esos tiempos era muy comรบn que bandas compuestas por familias o pandillas del barrio viajaran a robar al exterior. Esa era –es– la idiosincrasia de la delincuencia en Colombia. Si eres buen asaltante, debes viajar. Tenรญan distintas modalidades. Estaban los que hacรญan “escapes” arriba de los colectivos y robaban a los pasajeros sin que las vรญctimas lo notaran. O a los transeรบntes en las principales calles de la ciudad que visitaban. Robaban billeteras, abrรญan carteras o bolsos o mochilas. Las mujeres se especializaban hurtando ropa en los comercios, que enviaban y se vendรญa en los centros comerciales de Bogotรก. Despuรฉs estaban los “apartamenteros internacionales”: ladrones que entraban a los departamentos cuando los dueรฑos no estaban. Forzaban las cerraduras y los desvalijaban. El primer antecedente de esta modalidad aparece en 1960. Un diario informaba sobre la detenciรณn de una banda de colombianos acusados de robar casas en Miami.
A fines de los ochenta una banda de “internacionales” regresรณ a Las Cruces. Volviรณ como lo hacรญan todos los que viajaban a robar. Con varias gruesas cadenas de oro y los bolsillos llenos de dรณlares para comprar casas y locales. El destino habรญa sido Nueva York. Habรญan vivido en el Bronx. Y trajeron algo que nunca nadie habรญa traรญdo.
–Esto es lo que se escucha en Nueva York –dijeron reciรฉn llegados, mostrando unos casetes.
Y esos casetes comprados en el Bronx comenzaron a sonar en los equipos musicales de las casas de Las Cruces. Esa fue la primera vez que se escuchรณ hip hop en el centro de Bogotรก.
…
Desde la noche en que quisieron matarlo, Santacruz Medina no se animรณ a regresar. Apenas intentรณ pasar. Pasar no es lo mismo que regresar. Santacruz veรญa al barrio como un paso obligatorio antes de dirigirse a cualquier destino. Siempre. Cada vez que podรญa pasaba cerca de Las Cruces. Necesitaba mirarlo de cerca. Y recordar.
Hoy Santacruz vuelve, de chaqueta de cuero negra, una visera plana y unos pantalones oscuros, y me cuenta arriba del taxi que los casetes de hip hop llegaron a un pequeรฑo sector de Las Cruces, al de los mรกs jรณvenes. รl era uno de ellos. De esos “peladitos” que admiraban a las “ratas” (asaltantes) y tenรญan como รบnico proyecto de vida crecer y viajar a robar a otro paรญs y convertirse en un “internacional”. Como ellos.
–Cuando aparece el hip hop hay dos cambios bien marcados. Unos se dedican a la delincuencia y otros a hacer hip hop. Tambiรฉn habรญa otros veinte jรณvenes que ya bailaban breakdance. Y comenzaron a formarse las que serรญan las grandes bandas de hip hop colombianas. Escribรญan canciones de los piyos, los ladrones, de la policรญa, pues digamos lo que aquรญ llamamos la calle. La situaciรณn de nuestras pandillas.
El hip hop sonaba en el barrio. Cada vez mรกs. Ya habรญa grafiteros. Los peladitos buscaban las traducciones y videos sobre los raperos del Bronx. Y comenzaron a encargar casetes a cada banda que viajaba a Nueva York. Los fines de semana los adolescentes de Las Cruces iban a una discoteca para menores en el centro de Bogotรก. Se juntaban afuera y, cuando llegaban los quince minutos de cada hora que el dj pasaba rap, entraban. Y salรญan cuando el dj cambiaba de ritmo. Y a la hora lo mismo. Entraban quince minutos y salรญan. Y asรญ hasta el cierre.
De golpe el arte, la mรบsica, cambiรณ los sueรฑos de los peladitos. Porque como en cualquier barrio pobre de Latinoamรฉrica, en Las Cruces los jรณvenes recibรญan un solo mensaje:
Tienes que ser delincuente. Y tienes que ser el mejor delincuente. Y tienes que salir del paรญs a delinquir.
Esa era la meta.
Pero las metas cambiaron, dice Santacruz, gracias al hip hop. Y el mensaje era:
Tienes que ser el mejor rapero. Y tienes que hacerte famoso. Y tienes que representar al barrio. Y tienes que dar la vuelta al mundo haciendo tu mรบsica.
Las bandas se iban formando. Con nada. Con entusiasmo y nada mรกs. Porque no habรญa cรณmo grabar esas letras que se escribรญan a la salida de los colegios. En el tiempo libre en el que no se robaba. A veces armaban tarimas y se subรญan a explicarle a la gente quรฉ era el rap. Aรฑos mรกs tarde se iba a instalar una frase en el ambiente del hip hop: “Ser rapero y no ir a Las Cruces es como ir a Nueva York y no ir al Bronx.”
…
El taxista se muestra tranquilo. Hemos tenido suerte en ese aspecto. Santacruz Medina y el fotรณgrafo pasaron por el hotel en el que me hospedo y pedimos un auto hasta Las Cruces. Existรญa la posibilidad de que el conductor se negara a llevarnos. En Bogotรก muchos afirman que la droga hizo que el barrio estรฉ cada dรญa mรกs peligroso. Que los peladitos se despiertan, consumen pegante y bazuco (crack) y roban a los mismos vecinos. Desde los ocho o nueve aรฑos en adelante. Sin importarles que a la noche, cuando regresen los familiares de esos vecinos, haya represalias. La รบltima generaciรณn postergรณ esos viejos sueรฑos de ser un “internacional” por su adicciรณn a las drogas. El aรฑo pasado Santacruz fue convocado para cantar en distintas escuelas. Despuรฉs del show propuso algo. A los “chinos” que entregaran su cuchilla, รฉl les regalaba una pelota. No fueron muchos los que estuvieron conformes con el cambio. La pelota es solo un juguete. Y el cuchillo en un barrio como Las Cruces es un juguete para defenderse, para cuidarse; un juguete que puede lograr que la vida sea mรกs larga.
Son pocos minutos de viaje. Nos juntamos a primera hora de la maรฑana para hacer las fotos con la mayor tranquilidad posible. Y que casi nadie vea a Santacruz. O que no lo vean las personas que no tienen que verlo.
Hay gente en el barrio; hay movimiento. Y algo de sol. Santacruz se pone contento al ver los carteles de publicidad pegados en las paredes del prรณximo evento en el que se presentarรก junto a varios grupos del barrio. Se llama “Muestras para no delinquir”. Comenzรณ hace diez aรฑos, pero hace tres que dejรณ de hacerse en Las Cruces. Fue cuando algunas pandillas comenzaron a atentar contra los raperos mรกs reconocidos. A un integrante de La Etnnia, un grupo que llegรณ a ser premiado en Barcelona y reconocido por The New York Times, un sicario le habรญa tirado cinco disparos a quemarropa.
Ademรกs del fotรณgrafo y Santacruz, arriba del taxi hay un vecino del barrio que nos acompaรฑa. Y que cuenta que en la รบltima semana fueron asesinadas seis personas. Todo comenzรณ con el asesinato de un “man” que traficaba droga y armas, y que estaba en contra de los ratas que robaban en el barrio.
A Santacruz le pasรณ lo mismo. Se opuso a los robos en el barrio. Primero lo amenazaron y despuรฉs quisieron matarlo a puรฑaladas. Zafรณ y tuvo que irse del barrio. Hacรญa diez aรฑos que dirigรญa la Escuela de Hip Hop Golpe Directo. Un espacio en el que los jรณvenes aprenden los cuatro elementos del gรฉnero: rap, breakdance, grafiti y dj. Y puedan grabar sus pistas. Todo gratis. Cada vez que un programa de televisiรณn querรญa entrar a filmar la casa, los asaltantes ponรญan la mira en los equipos de filmaciรณn. Una tarde uno de ellos se acercรณ a hablar con Santacruz. Le dijo que iban a robar a todos los periodistas; que estaban dispuestos a brindarle una parte del botรญn para sus gastos. Santacruz se negรณ. Y comenzรณ a recibir un mote. Decรญan que era “sapo”. Ser sapo es ser buchรณn. De la policรญa. Golpe Directo habรญa recibido una menciรณn de Naciones Unidas por luchar por los derechos de los jรณvenes y dar un mensaje contra la delincuencia.
–Comenzamos a ser perseguidos –dice Santacruz–. Uno, por las autoridades locales como los dirigentes sociales y la policรญa. Tener una casa para jรณvenes era, para ellos, estar asociados con el expendio de drogas y decรญan que les enseรฑรกbamos la delincuencia. Y dos, por las mismas bandas del crimen y expendedores de drogas. En la casa dรกbamos otro mensaje. Les decรญamos que estaban manipulados, que eran vรญctimas de unos “manes” que lo รบnico que querรญan era atrapar clientes.
De repente, las cosas habรญan cambiado. Por el rap, por el arte. El que tenรญa la admiraciรณn de la gente era el rapero, y no el asaltante internacional que llegaba en un auto. Hacer mรบsica era tener un reconocimiento, salir en las revistas, en la televisiรณn, los ojos de las muchachas. Todo lo que generaba antes el que andaba en una moto y vestรญa mejor con dinero robado. Subirse a una tarima valรญa protagonismo. Eso era pura envidia para las bandas.
La pandilla mรกs peligrosa era conocida como Los Bolรญvar. Y era conocida, en esa รฉpoca, por su odio hacia los raperos.
Santacruz recuerda otro episodio que grafica la situaciรณn entre los asaltantes y los jรณvenes de la casa Golpe Directo. Un muchacho que delinquรญa y pintaba buenos grafitis habรญa pasado seis aรฑos en la cรกrcel. Cuando saliรณ se uniรณ a ellos y protagonizรณ un cortometraje. Durante las sesiones de rodaje, los asaltantes miraban. Y le decรญan:
–Eso no va a darte de comer.
–¿Quรฉ haces con ellos? Denunciando las vueltas… Con eso no vas a llegar a fin de mes.
Y el man terminรณ regresando a las andadas.
Santacruz Medina estรก dolido. Recuerda los talleres que se dictaban, las obras de teatro que se brindaban en la casa para los chicos del barrio. El estudio de grabaciรณn para que los peladitos pudieran hacer mรบsica. El videoclip, protagonizado por una niรฑa que perdiรณ a un hermano, donde denunciaba a los Falsos Positivos –grupos del Ejรฉrcito que asesinan adolescentes de barrios humildes para hacerlos pasar como guerrilleros, y asรญ aumentar las estadรญsticas y pedir un mayor presupuesto–. Pero dice que si el trabajo que hicieron sirviรณ para alguien, ya estรก, ya alcanza, se da por satisfecho. Entre todos los actos de agradecimiento recuerda a una seรฑora del barrio. Que le dijo:
–Usted lo estaba haciendo… lo que pasa es que no lo comprendieron.
…
La primera pandilla de Santacruz se llamรณ Sindicato 07. Estaba compuesta por manes del barrio y la escuela. Todos delinquรญan. Y la escuela era un lugar al que iban para comer mรกs que para estudiar.
–Ya habรญa rebeldรญa, por eso el nombre. รramos la oposiciรณn a lo que querรญa imponer la escuela.
Santacruz dice que los delitos se hacรญan para subsistir. Era un atracador. Iba hasta el centro de Bogotรก armado y robaba a los transeรบntes. Siempre fuera del barrio. Eran dos carreras paralelas. La del delincuente y la del artista. Cuando no robaba, se la pasaba en el sรณtano de la casa de un amigo. Queriendo hacer mรบsica. La primera canciรณn tratรณ sobre una problemรกtica grave en los รบltimos aรฑos de los ochenta en Bogotรก, y en especial en Las Cruces: las violaciones a mujeres arriba de los buses.
–Era una crรญtica a algo que se tornรณ muy normal en el barrio. Abusaban de las mujeres en la parte de atrรกs del bus y el chofer nunca veรญa nada. El sistema no las defendรญa; las terminaba culpando, las acusaba de ser responsables de la violaciรณn por la manera de vestir o cosas asรญ.
A partir de esa primera letra el rap pasรณ a ser otra cosa. Y al tiempo los jรณvenes de Las Cruces podรญan ir a ensayar a un teatro de La Candelaria, el sector mรกs turรญstico del centro de Bogotรก. Eso hacรญa que Santacruz pasara mรกs tiempo fuera de Las Cruces, que tuviera la mente puesta en otra cosa. Ya habรญa formado junto a un grupo de amigos Gotas de Rap. Era 1990. Cinco aรฑos despuรฉs lanzaron Contra el muro. Fue la primera grabaciรณn de rap underground y hardcore de Colombia. Desde ese dรญa muchos colegas del barrio empezaron a creer en sus talentos. Si pudo uno podรญan todos. El arte le habรญa ganado al รบnico mensaje que daba el barrio.
Fueron cuatro aรฑos que incluyeron cuatro giras por Europa. De Las Cruces para todo el mundo. El barrio se conmocionรณ. Los piyos sentรญan que ya no habรญa que ser un ladrรณn internacional para viajar. Y toda Colombia entendรญa por primera vez que ademรกs de asaltantes, en Las Cruces habรญa artistas.
¿Quรฉ tan reconocidos eran en el exterior?
–Nos movรญamos en limusina, tenรญamos camarines exclusivos. Las mujeres hacรญan fila para besarlo a uno. Tenรญamos barras libres, buenas comidas. Cuando llegamos a Londres nos recibiรณ la embajada de Colombia. Estuvimos en la mejor calle de la ciudad, donde paran todos los artistas. Nos invitaron al Parlamento Europeo cuando ni el presidente colombiano podรญa entrar.
Todo desde Las Cruces. Cualquier rapero de Bogotรก decรญa ser de Las Cruces, por mรกs que no viviera en el barrio. Ser rapero y decir que uno era de Las Cruces daba “chapa”. Porque ademรกs de Gotas de Rap, en Las Cruces se formaron mรกs bandas. Como La Etnnia o New Rappers, de las mรกs exitosas. Y decenas de grupos mรกs que hacรญan rap pero no vivรญan de hacer rap.
Pero tambiรฉn pasaban otras cosas. Si uno iba a buscar un trabajo y decรญa que era de Las Cruces, el currรญculum terminaba en el cesto de basura. Y la violencia no cesaba. Era –es– muy comรบn que la policรญa le pagara a los sicaritos del barrio para matar a los integrantes de las pandillas mรกs conflictivas.
Gotas de Rap se dividiรณ en 1999. Melissa, la รบnica mujer del grupo, fue asesinada en Estados Unidos. Habรญa viajado a visitar a su marido a una cรกrcel de ese paรญs y cuando salรญa fue sorprendida por una banda. Se tratรณ de una venganza entre colombianos internacionales.
Eso consolidรณ la separaciรณn de la banda. Un integrante volviรณ a lo de siempre y hoy vive delinquiendo en Europa. Otro se hizo evangelista y se radicรณ en Estados Unidos. Asรญ pasรณ con la gran mayorรญa. Zebra, un integrante de La Etnnia que formรณ parte de la gira del grupo por Francia, hoy vive en la calle. Su adicciรณn a las drogas lo llevรณ a la indigencia.
–Y yo me encontrรฉ con que sin el hip hop no tenรญa otra forma de ganarme la vida. Y empecรฉ otra vez mi carrerita.
Empezar otra vez la carrerita significa volver a los atracos. Santacruz Medina ya tenรญa veinte aรฑos y la modalidad era el robo de carros. La carrerita durรณ poco. Y fue a parar a La Modelo, una cรกrcel de Bogotรก que tiene capacidad para tres mil internos pero que llegรณ a recibir a ocho mil. Allรญ pasรณ tres aรฑos.
–Ese era el problema de muchos. Somos pocos los que vivimos del rap, ayer y hoy. Digamos que la cultura no ha resuelto la expectativa econรณmica. Y los peladitos comenzaron a tener hijos, responsabilidades. Y esto no daba de comer. Perdimos a muchos chinos con talento. El hip hop es muy marcado en los jรณvenes. Desafortunadamente, tambiรฉn es muy cercano a la delincuencia. Aquรญ, la delincuencia estรก muy arraigada.
Saliรณ de La Modelo y volviรณ al barrio. Al tiempo reincidiรณ. Para sobrevivir, dice. En la cรกrcel ya habรญa puesto todo en la balanza. La bacana vida que habรญa tenido gracias al rap y todo lo que habรญa perdido por la delincuencia. Era empezar de nuevo. No habรญa dinero ni equipos de sonido, nada. Todo se habรญa esfumado en su estadรญa carcelaria.
Hasta que se presentรณ en un concurso de la Alcaldรญa de Bogotรก y ganรณ una beca en dรณlares. El proyecto de Santacruz consistiรณ en hacer una revista de hip hop. Y detrรกs del emprendimiento llegรณ Golpe Directo. Ahรญ la vida volviรณ a ser mรบsica. Las armas volvรญan a ser las rimas. Al tiempo comenzรณ su carrerita como solista y grabรณ varios discos y fue invitado a los festivales mรกs importantes del gรฉnero en Latinoamรฉrica.
Dos aรฑos despuรฉs de su รบltima noche en el barrio, dos aรฑos despuรฉs de vivir escondido, con miedo, triste por tener que estar alejado de Las Cruces, surgiรณ la posibilidad de abrir otra Escuela. Es en el barrio Teusaquillo, donde Santacruz me recibe. Aquรญ se dictan distintos cursos de preparaciรณn para los jรณvenes que quieren ingresar a la universidad. Y, si estaba Santacruz, no podรญa dejar de haber un taller de rap. Llegan peladitos de todos los barrios queriendo aprender.
…
Nos movemos por la calle central. Hay algunos comercios y taxis y colectivos. Las Cruces es un barrio mรกs viejo que humilde. O viejo primero, y humilde despuรฉs. Antes, este territorio estaba visto como un pasaje residencial, con puertas y ventanas de estilo colonial, construidas con materiales artesanales de principios del siglo xx. Las Cruces fue cuna de muchos obreros, artesanos y carpinteros. El Instituto Distrital de Patrimonio Cultural seleccionรณ mรกs de 174 inmuebles declarados bienes de interรฉs cultural, por su importancia en el desarrollo urbanรญstico de la ciudad. Pero nunca hubo restauraciones. Y todo se deteriorรณ. Es notoria la falta de mantenimiento. Y la ausencia de recolecciรณn de basura, que se descansa en muchas esquinas abandonadas.
Eran paradojas que generaba un barrio como Las Cruces. Discriminado, estigmatizado. Y que a la vez, gracias al rap, todos querรญan visitarlo. Immortal Technique, un rapero peruano radicado en Estados Unidos, y de los mรกs reconocidos en el mundo, visitรณ el barrio y Golpe Directo y dio allรญ una vuelta de prensa. Uno de los tantos festivales que se hicieron contรณ con la presencia de mรบsicos y dj ingleses, italianos y alemanes. Uno de los managers mรกs importantes del gรฉnero tambiรฉn se quiso sacar las ganas y viajรณ a Bogotรก. Se quedรณ varios dรญas en la escuela. No importaban los riesgos; no importaban los gastos; no importaba la mala fama que Colombia tuviera en el mundo; no importaba nada. Importaba conocer Las Cruces. Importaba entender cรณmo era ese barrio del que salรญa parte del mejor hip hop del planeta.
–Antes, decir que uno era de Las Cruces generaba que nadie se metiera con uno por miedo. Era como una defensa nombrar al barrio. Con el hip hop lo cambiamos. Mucha gente querรญa conocernos.
Fue en ese momento, en esa รฉpoca, que Santacruz y sus compaรฑeros de Golpe Directo soรฑaron. Y ya sabรญan de soรฑar. Desde chicos. El tema es que al principio soรฑaban con viajar a robar; despuรฉs pasaron a soรฑar con hacer giras y presentarse en tarimas, ante gente que hablaba otro idioma. En Las Cruces, si habรญa hip hop de por medio, los imposibles podรญan tardar un poco mรกs.
–Nosotros querรญamos ser como La Candelaria, construir un hotel donde recibir turistas. El hecho de que el barrio tuviera una estructura bien marcada, y que estuviera cerca del centro de Bogotรก, hizo que se nos ocurriera. Querรญamos traer a la gente de Nueva York que querรญa conocer Las Cruces. Querรญamos que el barrio fuera turรญstico, y con eso mejorar las condiciones culturales y sociales del lugar. Tenรญamos todo para hacer una cultura que trascendiera mucho mรกs, desde nuestro barrio.
…
En Las Cruces hay calles con subidas, calles con bajadas. Pasillos angostos por los que no entran los autos. Y muchos policรญas. Uno de ellos persigue en moto a un peladito que escapa por una escalera del barrio. Son las nueve de la maรฑana. Algunos manes ya estรกn consumiendo drogas. Es probable que nunca hayan frenado; que lo estรฉn haciendo desde la noche anterior. Algunos de esos manes nos miran. Otros se arriman. Saben que estamos nerviosos. Algunas fotos se hacen desde arriba del auto. El taxista frena, Santacruz sale y el fotรณgrafo baja la ventanilla y hace las fotos. En una canchita de futbol unos chinos de ocho o nueve aรฑos juegan a lastimarse con la punta de las lapiceras. De a dos, uno contra uno. Es el mismo juego que se hace en las cรกrceles, pero con cuchillas. Esto es Las Cruces, el barrio que muchos quisieron conocer.
Ya estamos saliendo. Me toca hacer la รบltima pregunta a Santacruz durante nuestro recorrido.
¿Quรฉ extraรฑรกs de Las Cruces?
–Irรณnicamente, a su gente. Me llamo Ever Hauer Rozo. Pero por ese nombre no me conoce nadie. Las Cruces me dio una identidad. Soy Ever Santacruz Medina. Con ese nombre me conocen en todo el paรญs y el mundo. El camino que tenรญamos no era muy prometedor; lo que nos tenรญa deparado el destino era ser delincuentes. No habรญa mรกs nada. No tenรญamos educaciรณn de buena calidad ni nadie que nos guiara a ir a una universidad. Pero en otro barrio no hubiese conocido el hip hop. Por eso amo y extraรฑo tanto al barrio. Y a su gente. ~
(Buenos Aires, 1985) periodista, colaborador del diario Clarรญn y de otros medios argentinos. Dicta talleres de periodismo en las cรกrceles. Actualmente trabaja en su primer libro.