AntaƱo muy hostil a toda lista de obras literarias, claro, siempre que fuera ajena, Ignacio EchevarrĆa ha claudicado ante la tentaciĆ³n, fracasados sus resistenciales tiquismiquis, en su interesante y a veces sorprendente Los libros esenciales de la literatura en espaƱol (Lunwerg, 2011), una “lista” de cien obras narrativas sudamericanas y espaƱolas publicadas a partir de 1950. EchevarrĆa pide la indulgencia del lector, que ha de recibir la lista propuesta, entre una cita de Benet y otra de BolaƱo, con deportividad “por los infinitos reproches que cabe hacer a un libro de este tipo” (entre ellos el diseƱo, por cierto). RiĆ”mosle la gracia, entonces.
Sinembargo, destaca una ficha en particular, la Ćŗnica ademĆ”s en la que se calumnia a un escritor ajeno al propĆ³sito del repertorio, y dedicada a Andamos huyendo Lola de Elena Garro. AllĆ EchevarrĆa escribe que Elena Garro se casĆ³ con Octavio Paz y que su relaciĆ³n “acabĆ³ del peor modo”. Lo consabido. No obstante, afirma mĆ”s adelante que “la larga mano de Paz […] quizĆ” sea la razĆ³n de que esta autora no sea mucho mĆ”s conocida, a pesar de contar en su haber con un puƱado de novelas extraordinarias”. La astucia del adverbio atenĆŗa muy poco el insidioso infundio, tan trillado. Basta informarse un poco, desde hace aƱos, para acreditar justo lo contrario, no solo citando el Premio Villaurrutia concedido a Garro en 1963 y del que Paz fue jurado, por ejemplo, sino sobre todo el insospechable y extenso prĆ³logo de Elena Poniatowska a El asesinato de Elena Garro, libro reseƱado en la ediciĆ³n mexicana de esta revista por Christopher DomĆnguez Michael.
Octavio Paz recomendĆ³ vivamente la inclusiĆ³n de la obra de Garro a Francisco Nieva, director de la colecciĆ³n de Teatro de la Biblioteca Universal publicada por CĆrculo de Lectores hace tres lustros. Sorprende, o no tanto, que EchevarrĆa, coordinador editorial de todo ese proyecto, prefiera olvidar el dato. ¿Le ponemos sal en la mollera? ~