Accidente del cuerpo

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Roberto Tejada (Los Ángeles, 1964) vivió diez años en México, de 1987 a 1997. En ese tiempo se desempeñó como editor y ensayista principalmente. Aunque llegó a publicar algunos poemas sueltos en revistas y periódicos, se le conocía sobre todo por la edición de su revista bilingüe Mandorla/New Writing From the Americas, por su antología de poetas norteamericanos en México, En algún otro lado (Editorial Vuelta, 1992) y sus ensayos sobre literatura, pintura y fotografía. Nunca llegó a publicar aquí un libro de poesía, a pesar de que entre algunos de sus amigos circulaba un manuscrito de poemas inéditos.
     Si mal no recuerdo, algunos, tal vez la mayoría, de los poemas incluidos en su libro más reciente formaban parte de ese primer libro. Amulet Anatomy es una prueba del rigor crítico que ha filtrado el trabajo poético de RT. Pese a su brevedad, el libro admite una división en tres secciones desiguales en tamaño mas no en intensidad. La primera, compuesta por los poemas “Exedra”, “Dyspnea”, “Now”, “Ceora”, “Genesis: The Resilient Colors”, “Colloquy” y “Still life”, configura una erótica o poética del cuerpo. Sus poemas “traducen” el acto amoroso de los cuerpos pero, en su “traducción” (que aquí significa también demora, instante diferido), introducen imágenes claras, o reflexiones, del poeta enfrentado a su trabajo. La segunda sección, compuesta por un solo poema de largo aliento, el más complejo y el más abiertamente “intelectual” de todo el conjunto, “Accident Body / Reckless Self”, vendría siendo una retórica, es decir, un poema sobre las palabras y su función en el cuerpo del poema. La tercera parte, constituida por una serie discreta de poemas sin título, vendría siendo la política del trivium poético de Roberto Tejada.
     El cuerpo es el común denominador de toda esta experiencia. El cuerpo entendido como territorio, escenario —y protagonista— de una serie de tajos verbales. Los primeros poemas del libro, los ya enmarcados dentro de una vocación erótica, recrean el encuentro amoroso desde una extraña conciencia de la sexualidad; “extraña” en el sentido literal del término: al describir los devaneos amorosos de un cuerpo anónimo con otro, el cartógrafo no cede a la tentación de elaborar una geografía del placer; por el contrario, se somete a la tarea de describir el cuerpo en su detenido frenesí en contra de lo Otro (como quería Octavio Paz, para referir este fenómeno en términos de identidad y metafísica espuria). Es un momento diferido que se da en y por la palabra escrita. Un intervalo, un titubeo entre el deseo y su representación, tal y como sucede en “Dyspnea”:

there is a way from yes: the very inside as an
     eternal tick of the left eye: a language
     not only illegible as
     the vain translation of a fictive contradictory
     self & its consonant verb to be:
     but the body’s crystal
     falling through the grey film of failed memory
     & brushfire this Autumn midnight:
     to unfold (in the form
     of your body)…

El poema se ha depurado con el tiempo. Carece de astillas. De reiteraciones inútiles. Las palabras están todas en su sitio, y la emoción contenida en el tic de la conciencia que va del cuerpo dilatado por el deseo a su escritura posterior. Otros poemas de esta misma sección exploran la violencia que está contenida en el código de nuestras relaciones sexuales. Una violencia no contraria sino arraigada en el propio lenguaje: el sexo y sus maneras indóciles de manifestar el idioma intransferible de la carne.
     “Accident Body / Reckless Self” es un poema dividido en ocho secciones, cada una con un discurso formal y semánticamente distinto. La primera, escrita en versos blancos, tiene el aspecto febril de la duda y la denuncia. La segunda, en prosa, guarda el tono de una parábola contaminada de metáforas. La tercera son las instrucciones para preparar una anguila (evidente talismán erótico). La cuarta es una cita literal de George Bataille. La quinta es un escrito en prosa directa que indica, con palabras tachadas por una línea horizontal que pone de relieve las omisiones, en este caso explícitas, de que está hecho todo discurso. La sexta, también en prosa, es una reflexión vertiginosa sobre metáforas complejas como los nombres propios y el dinero. La séptima es un fragmento escrito sólo en mayúsculas que tiene el aspecto de un letrero, o de un telegrama con las noticias de un diario inconexo sobre las actividades de hoy. La octava es una coda, que reúne todos los cabos sueltos de las secciones anteriores, una suma y resta que empieza por denunciar los faltantes detodo lo anterior: “But also the whole Earth in space and time. A record of the rocks, the first living things and life and climate.”
     Hasta aquí Amulet Anatomy (un título ambivalente, difícil de traducir por sus imbricaciones de sentido) es una reflexión sobre la propia sexualidad, su alcance y la imposibilidad de trascenderla. La prohibición retórica de ir más allá de las metáforas del cuerpo (¿hasta qué punto nuestros idiomas están hechos de abstracciones referidas a los actos primordiales de nuestro cuerpo animal? ¿Hasta qué punto estas situaciones son la condición original de una retórica, de una metafísica y una mística?)
     Si bien la poesía de Roberto Tejada está inscrita en la tradición vanguardista de la poesía norteamericana reciente, así como de algunas de las experiencias renovadoras del discurso que se dieron entre algunos poetas de la América hispana (ecos de José Lezama Lima, Juan L. Ortiz, Alejandra Pizarnik), por su punto de vista y por la forma de tratar el tema del cuerpo en relación con la (no) conciencia del mismo, su poesía también está ligada a otras influencias, como las especulaciones del Monsieur Teste de Valéry, personaje obsesionado con las marcas verbales legibles de un cuerpo acotado por una lucidez que parece emanar de sí.
     En el conflicto que se da, en la fisura que se abre, entre el cuerpo y su conciencia de sí, entre una afirmación perenne y una negación sistemática, Roberto Tejada hace florecer sus poemas.
     El título de su libro también alude a la práctica ritualizada del tatuaje. El cuerpo es un accidente, un verbo contextualizado dentro de un espacio-tiempo específico, pero también es un territorio que puede marcarse.
     Las señales que se implantan en el cuerpo, que se graban en la piel, parecen formar parte de una estratagema política. Aquel “yo inadvertente” (“Reckless Self”) del poema se vuelve pergamino, proclama en una plaza pública desierta. Es por tanto insurrección, artificio, determinación, escrutinio. “A reverence in the order of time arises now some undersurface / into silk geometries of here therefore…” Las referencias al aquí y al ahora son constantes dentro de un discurso “politizado”, en el sentido último del término (ciudad y gobierno, dato, convivencia y comparación, constatación y testimonio). Para comprender la medida de lo que quiero decir con esto, conviene citar aquí íntegramente el fragmento de Georges Bataille con que Roberto Tejada mide la temperatura de su poiesis. Dice:

En la medida en que es espíritu, para el hombre es una desgracia tener el cuerpo de un animal y ser por lo tanto como una cosa; pero es la gloria del cuerpo humano ser el substrato de un espíritu. Y el espíritu está tan íntimamente ligado al cuerpo en tanto que cosa, que el cuerpo nunca deja de manifestarse, nunca es una cosa salvo virtualmente; tan es así que si la muerte lo reduce a la condición de cosa, el espíritu está más presente que nunca… En cierto sentido, el cadáver es la más completa afirmación del espíritu.

Una oscura rebelión que se logra, o se confirma, mediante la ausencia física del cuerpo. Somos materia, sin duda, y estamos por lo tanto sujetos a sus caprichos o a sus posibles sublimaciones “históricas”. Espíritu-cuerpo-cadáver-cosa. Nos movemos en un reino de pálidas sombras, en una inquietante ciudad metafísica de paradojas indisociables. En nuestro recorrido, las señales nos guían y nos muerden como serpientes, son nuestros semejantes, es la carne y somos también nosotros mismos. Testigos mudos de los acontecimientos,

from this mirador
     flesh-in-myself

En este libro, Roberto Tejada pone de manifiesto una operación fundamental para la existencia de la poesía: duerme con los ojos abiertos de la inteligencia el sueño de sus intuiciones. Ha diseñado una cartografía a escala del deseo erótico (el propio cuerpo —extrañamiento— en relación con otro) sin acallar en ningún momento sus crudezas, sino, por el contrario, incorporándolas a su discurso. La noble edición de Thomas Glassford (un libro de artista que recupera una tradición editorial que data del siglo XIX europeo) convierte Amulet Anatomy en un libro-objeto, sujeto a su vez de sus propias pasiones. ~

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