¿Con quién andan nuestros hijos? (Videodramón con música a la manera de Juan Orol)

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Un argentino un poco presumido, un poco bien parecido y un poco barbado llega a México. No, no es el Che Guevara: es ¡CARLOS AHUMADA KURTZ!, que en pocos años pasará de pobre a ímprobo. En las escenas siguientes lo vemos —en Teotihuacán, en el Zócalo, en la Alameda, en los elevadores de la Torre Latinoamericana, en Cholula— distribuyendo cuentas y espejitos entre los cándidos nativos a cambio de algunas compañías constructoras, un periódico, dos equipos de futbol, por lo menos un jet privado y varias conciencias.
     Se escucha un ritmo sincopado, urgente. Corte a la escena inolvidable e impagable (valga el adjetivo) en que RENÉ BEJARANO, en una actuación digna de Peter Lorre, mustia y perseverantemente se afana y se afana y se afana por acomodar un montón de dólares en Fun maletín desgraciadamente pequeñito. Close up del momento en que parece meterse billetes y hasta ligas sueltas en los bolsillos del saco, que no es de buen corte. Close up del rostro borrado digitalmente de CAK que se ríe para sí mismo. Se oye una voz en off: “¡La próxima vez compre sus petacas en Maletas Kurtz!”
     Acordes de bandoneón. Otro Carlos (no MARX sino ÍMAZ) es captado mirando melancólicamente hacia la Torre de Humanidades de la UNAM y hacia su pasado de líder estudiantil, mientras entona las primeras estrofas de su tedioso tango “La sociedad me condena (pero mi cara está limpia)”. Corte a la ya inolvidable escena en que lo vemos sin siquiera un maletín y con sólo dos patéticas bolsas de supermercado retacadas de billetes mexicanos. El malvado cak se ríe para sí mismo. Se oye la misma voz en off: “Cuando vaya usted al súper, redondee los pesos a favor de su caridad preferida: ¡el PRD!”.
     Sin venir a cuento (porque es una película tipo Juan Orol), corte a EMILIO CHUAYFETT que se abotona y se desabotona y se reabotona el saco y que afirma, con una cara más dura que una estatua de granito plus: “¡Por supuesto que (en el PRI) tenemos autoridad moral!” En plano americano descubrimos a ELBA ESTHER GORDILLO, que observa desconsolada cómo se le escabullen los 101 diputados dálmatas que habían sido suyos. Esta imagen es brutalmente sustituida por el rostro de ROBERTO MADRAZO PINTADO sonriéndole a la nación y tratando de no aterrarla más. Fade out.
     Sonido de olas. Más sonido de olas. Olas. La cámara panea hacia el NIÑO VERDE en traje de baño, reluciente de aceite bronceador y rodeado de jolgoriosas springbreakers, con una bella playa de Cancún como trasfondo. El joven senador canta la bucólica balada ecológica “Son re verdes los dólares” al son de “Green, green goes the grass” y le sonríe cándidamente a la cámara. En la distancia, en un very long shot se ve, enfurecido como de costumbre, a DON DIEGO FERNÁNDEZANDEZ DE CEVALLOS, el barbudo y sañudo conquistador que le rostizó los pieses al último emperador azteca, barbón que es senador de la República y que ahora grita: “¡Por lo visto no me he dado a entender!”
     Profundo silencio. Fondo negro. Aparece en blanco la leyenda Crestomatía: 1988. Observamos la seria imagen del entonces secretario de Gobernación MANUEL BARTLETT, que sin embargo canta el cha-cha-cha “Se nos cayó / se nos cayó / el sistema / que era anatema / se nos cayó”. Su imagen es muy lentamente sustituida por la aún más grave de CUAUHTÉMOC CÁRDENAS, el entonces derrotado candidato a la Presidencia, que alega que se cometió fraude en su contra. Esta imagen se sustituye, también muy lentamente, por varias fotos recientes de ESTOS DOS PERSONAJES caminando codo con codo por una calle, en una manifestación, y cantando el son guajiro que sabrosamente pregona “El petróleo es nuestro, / la electricidad es nuestra, / nuestra es la verdad / y todititos los demás / son vendepatrias / de verdad”. En off se escucha a un coro de niños desentonados que cantan “Mexicanos al grito de Peeemex…”
     Corte a LÓPEZ SOBRADÓN pensando… y sonriendo… entre idea… e idea… y finalmente ejclamando: “¡Joy bueno e indejtructible como Chanoc!”, mientras lentamente se superpone la imagen de ROSARIO “AMOZOC” ROBLES cantando su conmovedor bolero “Si amar a un hombre como a mi partido es delito”. Ante el silencio general, la misma cantante popular entona su melancólica habanera “Cuando salí de Cuba (en el avión de Kurtz)”.
     Latidos lentos, sordos, de un corazón en peligro. Hospital. Escenas de médicos —y médicas— en la sala de Terapia Intensiva. En los pasillos, todos los priistas (menos los SALINAS DE GORTARI) y todos los panistas (menos FERNÁNDEZ y todo PORFIRIO MUÑOZ LEDO acuden a solidarizarse con la desgracia que aqueja a la FAMILIA CÁRDENAS.Disolvencia lentísima.
     Música que nos avisa que la película está a punto de terminar. En un video que desde luego no muestra su rostro, CAK, el argentino que resquebrajó por sí solito todo un partido, declara en tono muy pensativo: “Al final del Corazón de las tinieblas de Conrad se ubica el personaje que mi compatriota José Luis Borgues llama en su prólogo ‘el abominable Kurtz’…”; luego se ríe para sí mismo y en tono menos filosófico comenta: “Y, ejcucháme, ¿sabés qué verbo usamos en mi país por engañar, defraudar, timar? ¡Mexicanear!” Fade out dramático.
     Atardece y los pajaritos cantan en Los Pinos antes de dormir. En un salón, se ve a VICENTE FOX ensayando la canción de protesta más popular de los últimos tiempos: “¿Y por qué yo?”, mientras su SEÑORA ESPOSA nos guiña el ojo y nos susurra: “¡Vamos, México!”

Nota bene. Quizá no sea descabellado pedirle a CAK que financie esta película que a final de cuentas, mal que bien, lo inmortaliza. Podríamos, si así lo desea, cambiarle el título. Sugerencias: Confesiones de un inmigrante, Y sho loj mejicaneé a loj mejicanoj,¿vijte? o lo que él sugiera. ~

(Proyecto de guión del 15 de marzo de 2004.)

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