Suda su fiebre la lata de cerveza.
La avispa carga otra vez contra el cristal.
Fabricar mantequilla
no es trabajo de hombres.
No es trabajo para hombres
de esta época.
Frente a cada relámpago
la avispa insiste,
heroica.
Suda la lata
su fiebre razonable.
No hay en toda la casa
una pizca de sal.
Lloverá,
va a llover,
llueve.
La puerta se abre
a un par de gotas últimas.
Lo mismo que un rebaño,
aparecen delante
las nubes de hace poco:
“¿Dónde está nuestro rey,
que venimos
a traerle corona?”
Fabricar mantequilla
no es trabajo de hombres.
No es trabajo
para hombres de esta época.
“¿Dónde está nuestro rey,
portero borrachín,
incapaz de sacar mantequilla
de las natas?”
Sale, por fin, la avispa.
Bueno es contar ovejas,
ver formarse las nubes,
juntar latas vacías.
La avispa sale al mundo
para ser aclamada. ~
(Matanzas, Cuba, 1964) es poeta y narrador. Su libro más reciente es Villa Marista en plata (Colibrí, 2010).