Allá
van los árboles
expulsados
del rebaño
de
viaje por los campos
Sólo
se diferencian de los animales
en
que carecen de domicilio
Sobrepasan
la noche
y
llegan donde principia el día
Algún
filósofo naturalista
lanzó
la idea escandalosa
de
que los ineptos por constitución
para
la vida nómada eran los humanos
Desasosegados
pero estáticos
nunca
entrevieron la velocidad de un árbol
la
prisa sutil de su corteza
para
ser madera
el
ritmo de los frutos
para
caer y levantarse
Qué
decir del movimiento vertiginoso
de
sus raíces para buscar un camino que no existe
y
de las ramas alargando sus brazos
espectrales
para tantear el infinito