La Ćŗltima ciudad (1996)

Fotolibros: otra pasiĆ³n

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La cƔmara miente tanto como la mƔquina de escribir.

Bertolt Brecht

 

AdemĆ”s del auge de la cĆ”mara engarzada al telĆ©fono mĆ³vil, estos aƱos ofrecen al mundillo de la fotografĆ­a un nuevo darling, que durante mĆ”s de siglo y medio gozĆ³ de una existencia tan discreta como decisiva, y que apenas la Ćŗltima dĆ©cada imantĆ³ la atenciĆ³n de expertos, coleccionistas, historiadores del arte, editores, blogueros y diletantes, tendencia que no menguarĆ”: el fotolibro.

Su industria ha crecido con tanta celeridad, que en el marco de la feria alemana Documenta se le dedica un festival anual con premio incluido (el aƱo pasado mereciĆ³ un segundo lugar Ciudad JuĆ”rez, de la mexicana Mayra Martell). En la red se multiplican los blogs especializados en discutir obras clĆ”sicas y evaluar novedades (notablemente, bintphotobooks). En otras latitudes, algunas editoriales–destaca Book on Books, de Jeffrey Ladd, que tambiĆ©n bloguea en 5b4– trabajan en reediciones comentadas de fotolibros clĆ”sicos inconseguibles, como las American photographs (1938), de Walker Evans. Incluso surgiĆ³ un nuevo coleccionismo, liderado por Manfred Heiting, Martin Parr y la Maison EuropĆ©enne de la Photographie.

Esta pasiĆ³n engendrĆ³ en Parr la ambiciĆ³n de reescribir la historia de la fotografĆ­a desde los fotolibros, para superar las interpretaciones manidas a partir del desarrollo tĆ©cnico de la cĆ”mara y las distintas estĆ©ticas. Parr siguiĆ³ la pauta marcada por el pionero Book of 101 books (2001), de Andrew Roth, y se asociĆ³ con Gerry Badger para editar lo que algunos han llamado “el canon” de los fotolibros, The photobook: A history (Phaidon, 2004), publicado en dos gruesos volĆŗmenes, donde presentan los inicios de la fotografĆ­a a manos de los exploradores y cientĆ­ficos decimonĆ³nicos, de la propaganda polĆ­tica, de los artistas vanguardistas y hasta de las empresas mĆ”s vigorosas. Como resultado natural, esta obra ha incitado a otros autores a publicar cĆ”nones locales.

Parr y Badger juzgan que el fotolibro es el espacio natural de la fotografĆ­a, que solo muy tardĆ­amente se precipitĆ³ en las galerĆ­as, para terminar colgada en las paredes. Desde el primer ejemplar –The pencil of nature (1844), de William Henry Fox Talbot, publicado en Londres justo despuĆ©s del surgimiento del daguerrotipo–, por necesidad demanda el fotolibro una cuidadosa convergencia de fotĆ³grafos, editores, diseƱadores, tipĆ³grafos, artistas y, en ocasiones, escritores: “Estos libros son, tanto como cualquier otro, o mĆ”s si cabe, hijos de muchos padres”, asegura el historiador de la fotografĆ­a Horacio FernĆ”ndez. Con el auxilio de Parr, que incluyĆ³ en su “canon” una veintena de tĆ­tulos latinoamericanos, FernĆ”ndez presentĆ³ en el marco de Photo Paris el pasado noviembre El fotolibro latinoamericano (RM, 2011).

Si es cierta la tesis propuesta de que “el fotolibro es el libro del siglo XX”, entonces esta obra encierra los tĆ­tulos latinoamericanos mĆ”s notables. Comienza con los diversos cuadernos del Ɓlbum histĆ³rico grĆ”fico (1921) de AgustĆ­n Casasola e hijos, que recoge una historia grĆ”fica de la RevoluciĆ³n mexicana, y que aduce ser el primero en su gĆ©nero en LatinoamĆ©rica (lo cual es inexacto, pues, por ejemplo, ya en 1910 Eugenio Espino Barros habĆ­a publicado MĆ©xico en el Centenario de su Independencia, un fotolibro con casi cuatrocientas imĆ”genes). De los incluidos, el mĆ”s reciente es el Archivo por contacto de Ɠscar MuƱoz, un fotolibro disfrazado de cĆ”mara Olympus Pen que cela retratos de paseantes sobre un famoso puente donde socializan los caleƱos.

La busca del material fue para FernĆ”ndez una hazaƱa detectivesca. HurgĆ³ en bibliotecas alrededor del globo, lo que de paso le revelĆ³ quĆ© fotĆ³grafos han sido estudiados con lupa y minucia por generaciones mĆ”s jĆ³venes (por ejemplo: en la biblioteca de don Manuel Ɓlvarez Bravo, el ejemplar de Photographie de Paris, de EugĆØne Atget, estĆ” escrupulosamente leĆ­do y anotado). Algunos son tan raros ya, que sus propios autores apenas poseen un Ćŗltimo ejemplar en sus estantes; es el caso de AvĆ”ndaro (1971), de Graciela Iturbide.

Tanto Parr como FernĆ”ndez ensalzan los fotolibros japoneses por su hermosa confecciĆ³n y su valor artĆ­stico de muchos quilates. Pero en cuanto al contenido, los latinoamericanos han hecho un tributo capital: la articulaciĆ³n de la literatura y la fotografĆ­a. Parr y Badger redescubrieron Chimeneas (1937), un fotolibro-novela del mexicano Gustavo Ortiz HernĆ”n, acompaƱado de fotografĆ­as de AgustĆ­n JimĆ©nez, expresamente tomadas para este proyecto de ficciĆ³n. La inspiraciĆ³n fue circular: las imĆ”genes de la pelĆ­cula La mancha de sangre, fotografiada por JimĆ©nez, causaron tal efecto en el autor agorista Ortiz, que escribiĆ³ una novela sobre los abusos al proletariado. En El fotolibro latinoamericano, FernĆ”ndez recupera muchos otros libros de poesĆ­a y narrativa complementados por ensayos fotogrĆ”ficos: por ejemplo, libros de Pablo Neruda con imĆ”genes de Sara Facio y Alicia D’Amico (Buenos Aires Buenos Aires, 1968), o de Victoria y Silvina Ocampo con fotos de Gustavo Thorlichen (San Isidro, 1941); incluso Julio CortĆ”zar esgrimiĆ³ pluma y cĆ”mara para echar, junto con Antonio GĆ”lvez, un ƚltimo round (1969).

MĆ”s allĆ”, algunos tĆ­tulos –insertos en la latinoamericanĆ­sima tradiciĆ³n de la demagogia– tienen una clara resoluciĆ³n polĆ­tica, como Sartre visita a Cuba (1960), con textos del filĆ³sofo francĆ©s y las imĆ”genes bien conocidas de Alberto Korda. En otros casos se abocan –sobre todo las fotĆ³grafas– a retratar la inequidad de los indĆ­genas, los enfermos psiquiĆ”tricos y otros olvidados de la sociedad (Jaula, 1974 y Humanario, 1976), o bien su contraparte, en Ricas y famosas (2002), donde una mujer retrata a otras mujeres en sus torres de marfil. Este vasto espectro de obras permite “explicar los parecidos, las influencias, los estilos, todo lo que une a los fotĆ³grafos. Y asimismo todo lo que los separa, las diferencias”, escribe FernĆ”ndez.

Con The photobook: A history no solo comenzĆ³ una nueva era en la historia de la fotografĆ­a y su percepciĆ³n, sino tambiĆ©n el develamiento de otra pasiĆ³n, ampliada ahora por El fotolibro latinoamericano. ~

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Doctor en Filosofƭa por la Humboldt-UniversitƤt de Berlƭn.


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