De un paralelogramo de músculos y coraje sobresalen dos poderosos brazos. He aquí lo que se llama un hombre bien aplomado.
El levantamiento de las pesas contradice todo lo que persigue el salto. En éste el objetivo es separarse de la tierra cuanto sea posible, en tanto que el pesista, si pudiera, querría echarse la tierra sobre la cabeza. Allí está la representación del Hércules antiguo que lo consiguió. ¿No podría ocurrir cualquier día de éstos algo parecido?
El verdadero riesgo del pesista es hundirse en el terreno con todo y su impedimenta; perforar el suelo yquedar colgado de las pesas adentro de ese agujero. Entonces se convertiría en un alado gimnasta de la barra fija, aunque sólo pudieran disfrutarlo los gusanos. Por cierto, ¿no acaba pasándonos a todos tan indeseable accidente? –