cuando vira ese auto
metal sobre neumáticos
ser humano y peluche
nadie puede saber qué está girando
si un volante o la calle
si la memoria
en ese mismo instante son millones los autos que viran en el mundo
cuántos de color rojo
nadie lo sabe
nunca se sabe del mundo lo que gira
pero este auto vira sin saber de elegancia
en el abuso mortal de la fortuna
quien hace de chofer nunca sabe lo cerca que está de la catástrofe
dos cuadras más allá
en un punto invisible donde no está virando
aunque otro auto vira
una abuela
sin saber de elegancia
atraviesa la calle con el paso que resta al final de la vida
y la fortuna rueda para no detenerse
ese auto que miro no atropella a la abuela
ni en el mundo sucumben las diez o quince abuelas que en un instante así corren peligro
pero al pasar tan cerca de donde yo lo miro el auto sí ejecuta un atropello único
debajo de la falda con bordes de peluche asoman los pedales que accionan mi memoria
del sinfín de desgracias que pude padecer cuando aún manejaba una sola me resta
no poder ver de reojo la humedad catastrófica de la piel de tus piernas –