Desde el asesinato de su hijo, la noche del 27 de marzo, Javier Sicilia ha abanderado un movimiento civil de resonancia internacional. A mediados de julio habรญa en Google 1.5 millones de pรกginas que incluyen las palabras “Javier Sicilia” en todos los idiomas. En comparaciรณn, por ejemplo, con 940,000 que refieren al “Subcomandante Marcos” y 820,000 a “Lรณpez Obrador”.
Sicilia comenzรณ a aparecer en la prensa no castellana a principios de abril en un reportaje de The Guardian firmado por Jo Tuckman, corresponsal freelance en la ciudad de Mรฉxico, y en sendas notas de agencia en Le Figaro y Der Spiegel.
En mayo, The New York Times publicรณ un artรญculo de Randal C. Archibold, su corresponsal en la capital mexicana, enfocado en Javier Sicilia. El autor explica que Sicilia le dio rostro y nombre a los 40 mil muertos de los รบltimos cinco aรฑos. Aunque sus demandas y marchas han tenido diferentes resultados, ha conseguido que la administraciรณn de Calderรณn responda e inicie un diรกlogo a travรฉs de la televisiรณn y Twitter. Sicilia busca un pacto entre los ciudadanos y los lรญderes polรญticos para investigar las muertes, proponer una lucha frontal contra la corrupciรณn y la impunidad y dar mejores servicios sociales. Sicilia se considera un anarquista que confiesa estar angustiado porque su obra jamรกs habรญa recibido tanta aceptaciรณn como este movimiento. Con atino, el texto enfatiza el carรกcter literario: cuenta por ejemplo que, en estas รฉpocas, a Sicilia le viene al recuerdo mรกs a menudo su libro El reflejo de lo oscuro (de 1997), por tratar acerca del dolor causado por una estela de crรญmenes.
A fines de mayo, el diario suizo Neue Zรผrcher Zeitung publicรณ un estupendo reportaje firmado por Anne Huffschmid. Describe a Javier Sicilia como un libertario catรณlico, un intelectual creyente, un crรญtico de la fuerza y de la modernidad que rompiรณ con la tradiciรณn de marchas en el paรญs: sin porras ni cantos, solo el silencio –por lo que la llamรณ “Procesiรณn”, no “Protesta”. Debido a la paz del siglo XX, la violencia de los รบltimos aรฑos escapa al poder de la imaginaciรณn. Ningรบn otro tema habรญa ocupado tanto a familias y amigos, pero siempre al interior. Gracias a Sicilia, este sentimiento de impotencia y hartazgo saliรณ a las calles. Asรญ, su marcha uniรณ grupos que hasta entonces habรญan tenido poco en comรบn: asociaciones civiles conservadoras, curas de la teologรญa de la liberaciรณn, parientes de vรญctimas, representantes de los derechos humanos, organizaciones para ayudar a los migrantes, incluso los zapatistas se sumaron (15,000 marcharon en San Cristรณbal). Sicilia denuncia la corrupciรณn y descomposiciรณn moral incluyรฉndose en el discurso: habla en primera persona (“nosotros”), no en tercera (“ellos”). Y, como catรณlico, apela a ese pequeรฑo gramo de bondad que aรบn debe existir en los polรญticos, militares e incluso en los criminales. En su iniciativa, la poesรญa desempeรฑa un papel fundamental: la “poesรญa en acciรณn” se despliega como fuerza en la marcha del silencio, en el arte, o en las palabras no dichas.
La presencia de Javier Sicilia en la prensa extranjera aumenta notablemente a mediados de junio: Time, Forbes, The Washington Post, Frankfurter Allgemeine Zeitung, The Wall Street Journal, Foreign Policy y hasta el Times of Oman han cubierto su actividad.
El Corriere della sera publicรณ en esos dรญas un artรญculo contundente firmado por Olimpio Guido, basado en Washington. El autor advierte que la mรกquina de guerra de los cรกrteles recuerda al sentido de impunidad de Mad Max. Aunque Sicilia no puede resolver el problema, quiere evitar que los mexicanos se acostumbren al horror cotidiano, pues “tiene el corazรณn a la izquierda, es catรณlico y capaz de grandes provocaciones”, ha lanzado una “revoluciรณn pacรญfica” que quiere ser tambiรฉn una “refundaciรณn del Estado”. Su grito es de dolor pero no de resignaciรณn: posee la fuerza de las imรกgenes y la palabra, y se pronuncia en defensa de la gente comรบn y corriente. ~
Doctor en Filosofรญa por la Humboldt-Universitรคt de Berlรญn.