Gozar de una reputaciรณn y un presupuesto crecientes puede ser un arma de doble filo: algunos directores aprenden a usarla con sagacidad โpensemos en Christopher Nolanโ y otros dejan que se les escape entre las manos. รste es por desgracia el caso de Aronofsky, que luego de dos filmes notables (Pi y Rรฉquiem por un sueรฑo) se ha precipitado en la grandilocuencia y aun el sinsentido. En pos de la fuente de la eterna juventud, que resulta ser un รกrbol maya, un hombre (Hugh Jackman) atraviesa tres รฉpocas distintas encarnando en otros tantos personajes: un capitรกn espaรฑol de la Conquista, un cientรญfico actual y una suerte de astronauta-Principito del siglo XXVI. El intento por elaborar un elogio del amor intemporal y una reflexiรณn sobre la enfermedad y la muerte redunda en una fallida fรกbula new age. ~
(Guadalajara, 1968) es narrador y ensayista.