Las guerras culturales de Martin Amis

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Martin Amis no es extraño a la polémica. En sus épocas de editor en The New Statesman se ganó la bien merecida reputación de enfant terrible de las letras inglesas. Su mente siempre ha sido un ring donde las ideas combaten.

El año 2008 no será la excepción. Este año, el autor de The Rachel Papers y otras novelas de alto octanaje publicará una novela, The Pregnant Widow, en la que examinará críticamente el movimiento feminista. Habrá duelo de espadas. El otro libro de Amis será una colección de sus ensayos sobre el mundo que nos legó el ataque terrorista a las torres gemelas el 11 de septiembre del 2001.

Pero Amis ha sido ya obligado a desenvainar su espada polémica para defenderse de acusaciones que lo han puesto de nuevo en el candelero. Terry Eagleton, un profesor de la Universidad de Manchester –donde curiosamente Amis ha sido recientemente contratado como profesor de escritura creativa–, comenzó la controversia al escribir en una nueva introducción a uno de sus libros que Martin Amis es un islamófobo. Curioso que un libro en el que se discute a Adorno y Lukács haya generado una ola de artículos enviados desde ambos lados del Atlántico.

En el libro de marras, Eagleton cita un comentario desafortunado en el que el autor de Money parece proponer la puesta en marcha de duras medidas en contra de la comunidad islámica en Europa. Amis respondió a las acusaciones diciendo que sus comentarios constituían experimentos irónicos dentro de límites permisibles y que su crítica no era dirigida a la comunidad islámica sino al islamismo. Cosas distintas.

Es innegable que Amis es uno de los pocos novelistas que quieren entender qué ha llevado a la formación del radicalismo islámico. Su forma de exponer el problema es propia de un novelista. Al menos desde el Don Quijote de Cervantes, sabemos que la novela es la casa de la ironía. Amis, como Rushdie, enfrenta el mismo problema que Sócrates ante el demos ateniense: el peligro de una lectura literal de un comentario irónico. El profesor Eagleton, un católico convertido al marxismo, ha aprovechado que Amis se mueve en esa zona nebulosa donde concurre la crítica y la imaginación para propinarle un golpe a quien considera su enemigo ideológico. Pero los descuidos y pifias de Eagleton han tenido un efecto de boomerang. Recientemente ha tenido que pedirle disculpas a Salman Rushdie por haberlo acusado, equivocadamente, de haber respaldado la intervención militar en Iraq.

La polémica, sin embargo, puede ayudarnos a entender cuáles son los límites de Martin Amis como crítico cultural y político. La reciente obra de Amis no puede comprenderse si no se toma en cuenta el efecto que tuvo en la conciencia del escritor el ataque terrorista a las torres gemelas y el Pentágono. Incluso su más reciente novela, House of Meetings, que explora el tema de los campos de concentración en la Rusia de Stalin, puede leerse a la luz de los movimientos islamistas contemporáneos. En su ensayo de largo aliento “The Age of Horrorism”, Amis discute la tesis que Paul Berman expone en su libro Terror and Liberalism, según la cual el islamismo contemporáneo, en sus diversas variantes, procede de las mismas fuentes que el totalitarismo europeo y soviético de la década de los treinta. Sin embargo, Amis concluye el ensayo no con una crítica al fascismo islámico sino a la religión en general. De esta confusión proviene el malentendido que ha rodeado los recientes comentarios de Amis.

Algunos de sus críticos tienen razón en argumentar que Amis parece no tener claro si el principal culpable de los ataques terroristas recientes es el islám como religión, o bien esa responsabilidad recae en el radicalismo islámico. Para entender el significado del 11 de septiembre del 2001 Amis ha leído, entre otros, a Bernard Lewis, Samuel P. Huntington y Paul Berman. Su lírica pluma, sin embargo, no se presta a distingos analíticos. La brillantez quizás tenga límites. La verdad sea dicha, Lewis, Huntington y Berman no pueden tener razón al mismo tiempo. La confusión de Amis es patente. Pero debemos admitir que, respecto al islamismo, vivimos en una era en que el búho de Minerva aún no ha emprendido el vuelo.

Entender el fenómeno del islamismo es una tarea complicada. Pero, en más de un sentido, su comprensión no es sólo un ejercicio teórico: en ello puede estar en juego nuestra supervivencia. El novelista y ciudadano Martin Amis está ensayando respuestas. Y por ello, creo, merece nuestra simpatía. Sería deseable que otros miembros de la galaxia Gutenberg se resolvieran también a intentar entender al movimiento político y religioso más relevante de nuestro joven siglo. ~

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(ciudad de México, 1967) es ensayista, periodista e historiador de las ideas políticas.


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