Los ojos de los chinos son reputados por inescrutables y por cierta fijeza o estupor que acaso se debe al consumo de opio. Los ojos del chino consumidor de opio están fijos en el estupor y miran y miran sin ver. Por otro lado, los ojos rasgados del chino pueden parecer inescrutables por estar inmóviles. La mirada china es de una serenidad inagotable y, cuando la influye el opio, de una fijeza metálica: irreductible. Se trata de una mirada que mira y mira sin, por lo tanto, ser capaz de ver… Por eso quizá se dice: “… se quedó como el chinito: nada más mirando”, o su variante: “… nada más milando, milando.” Luego de fatigar en vano los diccionarios en español, se me ocurrió esta hipótesis explicativa que conservaré mientras no aparezca otra. ~
(ciudad de México, 1952) es poeta, traductor y ensayista, creador emérito, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y del Sistema Nacional de Creadores de Arte.