Cada cierto tiempo surge una joven estrella mediante la cual el cine busca reactivar el dispositivo Lolita, gran legado literario del siglo xx. El nombre que de inmediato viene a colación es Natalie Portman, quien a los trece años logró un rol insuperable en El asesino perfecto (Besson, 1994). Ahora toca el turno a la canadiense Ellen Page, que da una salvaje vuelta de tuerca a la nínfula nabokoviana gracias al papel de Hayley Stark, verdadero ángel vengador que secuestra a un fotógrafo (Patrick Wilson) involucrado al parecer en la violación y homicidio de otra adolescente. Aunque no alcanza los extremos de Audition (Miike, 2000), el debut de Slade se adentra con timing impecable e implacable en los terrenos de la tortura física y psíquica. Un acercamiento sin concesiones al tema de la pedofilia. ~
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