Estimado Enrique:
Me sorprendieron las “Cartas sobre la mesa” de Josué Ramírez y de Demetrio Quezada. En la primera, aunque hay un tratamiento mesurado de los artículos de Jorge Fernández Granados, Eduardo Milán y el mío —publicados en el número 72 de Letras Libres—,
también hay una actitud floja y despistada. Ramírez tomó el camino fácil. Nos pone a los tres en el mismo saco. Él afirma que no dimos una respuesta a la pregunta de si está en crisis la poesía. Ramírez, a pesar del esfuerzo, una vez más no leyó bien ni con tanto interés, ya que si así hubiera sido se habría dado cuenta que yo respondí que sí estaba en crisis y que la evidencia de tal estado es, por un lado, la desaparición de los fondos de poesía en una parte de las editoriales (grandes y pequeñas) y, por el otro, el desinterés creciente por la lectura de poemas que se puede observar en el lector especializado o en la gente de abolengo —como dijo Gorostiza. La causa de estos dos hechos esenciales es el abandono de muchos de los mejores recursos de la poesía y su sustitución por una materia abstracta, vaga y falsamente difícil. En mi ensayo expliqué en qué consiste este empobrecimiento y a dónde ha llegado. Es un punto de vista para discutir, pero Ramírez perezosamente ni siquiera se atreve a rozar el tema y lo
esquiva de modo blandengue y sabihondo, diciendo que trato —me pone en la misma posición de Milán, que escribe ensayos como oráculo— de reiterar mis gustos. Por otro lado, Ramírez, no comprende que elaborar textos oscuros no significa crear una poesía profunda y difícil. Esa poesía oscura y vaga es, muchas veces, la más fácil de escribir. Sí coincido con él cuando sostiene que hay poemas interesantes en la poesía actual mexicana, pero pondría otros ejemplos: Tierra nativa de
José Luis Rivas, Chetumal Bay anthology de Luis Miguel Aguilar y Origami para un día de lluvia de Manuel Ulacia, entre otros. Yo no puse el acento sobre la
actitud pública de los poetas, porque para mí el problema no es si el poeta participa o no públicamente. El punto es si la poesía actual (los poemas que se escriben hoy) tiene la capacidad de despejar el pensamiento y la realidad del hombre contemporáneo y si el lector puede encontrar algo más que un lenguaje sensual decorativo. Ramírez se quiere apantallar a sí mismo con la mención, mal articulada y peor escrita, de Steiner.
En la segunda, en la carta de Demetrio Quezada (¿quién será?, ¿alguien lo conoce?), el resentimiento habla
con las bajezas a la que son afectos los zánganos y, lo peor de todo, evita la discusión. Es una lástima.
Cordialmente,
— Víctor Manuel Mendiola
Templado por un sol
Casi todos lo hemos escuchado: el eco tan temible de una casa vacía. Muebles y plantas, cuadros y tapetes, ¿cuánto sonido sorben que nos permiten respirar silencio? Cuando no están ahí, se…
Chávez, vivir en la mentira
Las apariencias engañan. Lo importante no fue la pregunta del rey Juan Carlos. Lo importante fue lo que pasó después: Chávez se pasmó. No supo cómo reaccionar. Quedó demudado, con el alma…
Letras Libres y Enrico Martínez
Una decisión importante de toda revista que nace es la selección de su tipografía. Una revista como Letras Libres requería una tipografía clara, para lectores, no para consumidores; una…
Dos preguntas sobre el Holocausto
¿Fue predecible el Holocausto? En un sentido no, porque resultaba dificilísimo, prácticamente imposible, imaginar que una cosa así pudiera suceder. La imaginación de la catástrofe tiene…
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES