Señor director:
Escribo desde Venezuela y cuando observo lo que Villoro es capaz de hacer con una fotografía [Letras Libres no. 83], cuando termino de leer su excelente novela El Testigo, me embarga una especie de vergüenza ajena por los “distinguidos” miembros del Premio Rómulo Gallegos a quienes Villoro sólo les sirvió para colocarlo en la lista de los oscuros finalistas mientras se premiaba a un escritor español muy menor pero que había hablado bien de la manoseada revolución chavista. En Venezuela hay una legión de lectores clandestinos que reconocen a Villoro como heredero de esa magnífica literatura que es la mexicana. –
La Francia que dice ¡no, no, no, no, no, no,!
Me recuerda una canción de Michel Polnaref famosa en 1968 (¡el mayo francés fue un no!) que decía: "Tengo una muñeca, que dice no, no-no, no-no, no; todo el santo día, dice no,…
Poemas
los poemas en los que te esperé hasta las once de la noche con cinco pesos en la mano y el presentimiento de que ya no pasarías los poemas oscuros y profundos en los que caminé promesas que…
El perro de Kodelka
El perro lleva meses observándome, aunque no veo sus…
Homenaje a José Luis Rivas
Con frecuencia los menos atractivos de los libros son aquellos firmados por muchos autores porque en realidad no fueron escritos por nadie. No es el caso, en verdad, de Una temporada de paraíso.
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