La elección presidencial del 2006 ha sido en muchos sentidos atípica. Es la primera que se ha llevado a cabo bajo el gobierno de un presidente panista. Es la primera también donde el candidato de una coalición opositora de centroizquierda encabezó durante la mayor parte de la contienda las principales encuestas. Pero sobre todo, no produjo un triunfador hasta la resolución definitiva del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Independientemente del triunfador de la elección, es tiempo de analizar los diversos mensajes que han enviado los mexicanos con su voto. Es importante subrayar que tanto Vicente Fox en el 2000, como Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón en el 2006, recibieron más votos que sus partidos, alianzas o coaliciones para diputados federales o senadores de la República. En sentido inverso, Francisco Labastida en el 2000 y Roberto Madrazo en el 2006 recibieron menos votos para la Presidencia de la República que su partido o alianza para cargos legislativos.
El mensaje es claro: un importante número de mexicanos considera que el partido de su candidato presidencial no debe recibir su voto para las cámaras del Congreso. La clase política ha entendido este mensaje y ha actuado en consecuencia.
Durante las últimas semanas de la campaña del 2006, los dos candidatos presidenciales punteros y sus equipos convocaron a los mexicanos a practicar lo que se conoce como “voto útil”. En ambos casos nombraron coordinadores para la promoción del mismo e incluso hubo miembros del PRI que, ante la imposibilidad de ganar la elección presidencial, convocaron a los priistas a votar por quienes ellos consideraban el candidato con las propuestas más cercanas a su partido. Ambos candidatos acertaron en que el también conocido como “voto cruzado” podía ser la llave a la victoria.
¿Quién ganó el voto cruzado en el 2006? La respuesta es sencilla: Andrés Manuel López Obrador. Tanto López Obrador como Calderón y Patricia Mercado recibieron más porcentaje de votos que sus respectivos partidos o coaliciones en la elección para diputados o senadores. A diferencia de Roberto Madrazo y Roberto Campa, que tuvieron menos. Es decir, los mexicanos que votaron por diputados del pri o Nueva Alianza, usaron su voto para apoyar al candidato presidencial del PAN, a la de Alternativa o al de la Coalición por el Bien de Todos.
De acuerdo con los resultados publicados por el IFE, López Obrador recibió el 35.31 por ciento de los votos. En cambio, la Coalición por el Bien de Todos recibió solamente el 28.99 por ciento en las elecciones para diputado federal. Es decir, López Obrador recibió 6.32 puntos porcentuales más que los candidatos a diputados de la misma Coalición. Estos 6.32 puntos, que equivalen a casi 2.7 millones de votos, los otorgaron electores que en la elección a diputados votaron por otro partido.
En el mismo sentido, pero en menor grado, tenemos el caso de Felipe Calderón. De acuerdo con los datos del IFE, el candidato panista recibió 35.89 por ciento de los votos, en cambio los candidatos a diputados del PAN recibieron el 33.39 por ciento. Es decir, Calderón recibió 2.5 puntos porcentuales, cerca de 1.2 millones de votos, de electores que no votaron por los candidatos de su partido a diputados (véase tabla 1).
Este sencillo análisis nos permite concluir que el “voto cruzado”, llamado “voto útil” por algunos, fue más favorable para Andrés Manuel López Obrador. Hubo más personas que decidieron cruzar su voto para favorecerlo, que a Felipe Calderón o Patricia Mercado. La pregunta obligada es: ¿Quiénes votaron así?
La distribución entre partidos del voto cruzado
Parte de la virtud de la democracia moderna reside en que el voto es secreto, por lo tanto saber cómo votaron todos los electores de forma individual es afortunadamente imposible. Para obtener este dato tendríamos que preguntarle a todos los votantes la dirección de su voto y suponer que su respuesta es verídica. Sin embargo, existe una forma para darnos una idea de por cuál candidato presidencial votaron, en promedio, quienes votaron a favor de un partido distinto para diputado federal.
Para ello, la clave es fijarnos en las “diferencias”.
Podemos identificar dos tipos de “diferencias”: las negativas y las positivas. La diferencia entre los candidatos presidenciales del PRI y Nueva Alianza y sus respectivos candidatos a diputados es una “diferencia negativa” o “diferencia de salida”. En contraparte, la diferencia de López Obrador, Calderón y Patricia Mercado sobre sus respectivos candidatos a diputado es una “diferencia positiva” o “diferencia de entrada”.
Si hacemos cálculos estadísticos relativamente sencillos, utilizando los resultados de todas las casillas en el país, podemos identificar de qué manera afecta un punto porcentual de “diferencia negativa” en las “diferencias positivas” de López Obrador y Felipe Calderón. Así, podemos decir qué pasa en las “diferencias de entrada”, cuando aumentan en un punto las “diferencias de salida”. En suma, sabremos qué sucede con la votación a favor de Andrés Manuel López Obrador o Felipe Calderón, cuando el voto cruzado de Nueva Alianza o el PRI aumenta en un punto porcentual.
Al llevar a cabo este ejercicio los resultados son sorprendentes. Cuando Nueva Alianza aumenta su voto cruzado en un punto porcentual, AMLO aumenta su votación en 0.59 puntos porcentuales y Calderón en 0.30 puntos porcentuales. Es decir, López Obrador se benefició en gran medida del voto cruzado de Nueva Alianza.
En el caso de los votos cruzados del PRI, un aumento de un punto en la “diferencia de salida” se tradujo en un aumento de 0.48 puntos porcentuales al candidato de la Coalición por el Bien de Todos y en 0.40 puntos porcentuales al candidato del PAN. Si bien los votos cruzados del PRI beneficiaron en mayor proporción a López Obrador, la diferencia es poca entre los dos candidatos punteros. Los puntos restantes, en cada caso, se fueron a Alternativa, a votos nulos, o a candidatos no registrados (véase tabla 2).
En total, el número de “votos de entrada” para Patricia Mercado, Felipe Calderón o Andrés Manuel López Obrador fue de casi 4.2 millones de votos, y los “votos de salida” de parte de los que votaron por Nueva Alianza o el PRI en la elección para diputados es de alrededor de 3.8 millones.
Cabe destacar que seguramente habrá casos en donde los votantes a favor del pri y Nueva Alianza para diputados hayan sufragado a favor de candidatos presidenciales distintos a Andrés Manuel López Obrador, Patricia Mercado y Felipe Calderón. Al mismo tiempo vale la pena recordar que ningún ejercicio estadístico nos permite conocer con cien por ciento de exactitud el comportamiento de los individuos. Sin embargo, en este caso sí nos permite conocer cómo, en promedio, el voto a favor de un determinado partido en la elección para diputados afectó el voto a favor de los candidatos presidenciales del PAN y de la Coalición.
Aun cuando no podemos saber cómo votaron individualmente los mexicanos, su comportamiento total o agregado nos permite encontrar dos implicaciones claras:
1. Los resultados del voto cruzado son contraintuitivos. En el caso de Nueva Alianza, le dieron la mayor parte de sus votos al candidato López Obrador. Asimismo, en el caso de los votantes del PRI, éstos dividieron su voto prácticamente en dos partes iguales.
2. El mensaje de los votos cruzados del PRI en este sentido es claro. El Revolucionario Institucional debe ejercer su función de partido de centro y contribuir a los acuerdos en el Congreso: ha llegado el tiempo de que el PRI sea un partido más propositivo que opositor.
Nota metodológica: Se llevó a cabo un análisis de mínimo de cuadrados ordinarios de la siguiente forma, para Felipe Calderón, Patricia Mercado y Andrés Manuel López Obrador:
(amlo-pbt)=β1 (na-rc)+ β2 (apm-rmp)+θ+µ
Para mayor detalle favor de consultar: ideasxmexico.blogspot.com ~