Hรฉctor Manjarrez
Historia. Cuentos reunidos 1967-2016
Ciudad de Mรฉxico, Ediciones Era โ Universidad Autรณnoma de Sinaloa, 2018, 828 pp.
Historia reรบne los cinco volรบmenes que Hรฉctor Manjarrez (Ciudad de Mรฉxico, 1945) le ha consagrado al cuento: Acto propiciatorio, No todos los hombres son romรกnticos, Ya casi no tengo rostro, Anoche dormรญ en la montaรฑa y Los niรฑos estรกn locos. Pocos escritores, entre sus contemporรกneos, se han esforzado tanto โy con tan buen tinoโ en afinar sus instrumentos narrativos. Melรณmano, viajero pertinaz y amante de la pintura, Manjarrez es un explorador nato que sale a buscar diferentes formas de contar. Su ecosistema narrativo โsรณlido en sus formas y fecundo en sus resultadosโ es una aventura de la que ningรบn lector deberรญa sustraerse.
El primer libro de esta compilaciรณn, Acto propiciatorio (1970), puede leerse como una novela compuesta por tres historias entrelazadas. Aunque estos relatos โโJohnnyโ, โThe Queenโ y โDulcineaโโ poseen vigorosos trazos realistas, no pretenden ampararse en la neutralidad del tono sino en la vehemencia. Los protagonistas โtodos jรณvenes intemperantes que se dejan arrastrar por la pasiรณn y los estallidos visceralesโ poseen caracterรญsticas disparejas: un cowboy que, inopinadamente, termina alojado en casa de una familia clasemediera en la Ciudad de Mรฉxico; un joven cinรฉfilo que, al superar la adolescencia, se transforma en un trotamundos que a todas partes acarrea el pesado fardo de la nostalgia; y un sensualista que, empeรฑado en hallar a la mujer idealizada, se en- trega a pantagruรฉlicas e inagotables experiencias sexuales. En este libro โque fue publicado cuando Manjarrez contaba con veinticinco aรฑosโ ya encontramos las inquietudes que, a la postre, aparecerรกn de manera obsesiva a lo largo de su obra: la transgresiรณn moral, la irreverencia, la lujuria, la infidelidad y, sobre todo, el lenguaje erรณtico de los cuerpos.
Este libro inaugural โque, ademรกs de su acento intimista y su fondo voluptuoso, intenta abarcar una enorme diversidad de temasโ estรก escrito a impulsos discontinuos. El autor se deja llevar, antes que por ningรบn otro designio, por el flujo descontrolado de las palabras. Su argumento โque muchas veces se zambulle en un mar de digresionesโ consiste en una sucesiรณn acumulativa de tramas que no pocas veces tienden a adulterarse y a enmaraรฑar la lectura. Y asรญ lo reconoce, con un mohรญn de frustraciรณn, el melancรณlico narrador del cuento โDulcineaโ: โEs lรกstima que ni pueda relatarlo todo sin traicionar algo, sin amputar ni desvirtuar.โ Pese a todo โy aunque el autor todavรญa no consigue realizar verdaderas rupturas en el pulso narrativoโ este primer libro de cuentos, cuyo erotismo palpita en todas sus pรกginas, estรก escrito con una eficiencia y una energรญa que ya alerta sobre la gran capacidad expositiva que habita en Manjarrez.
No todos los hombres son romรกnticos โaparecido trece aรฑos despuรฉs, en 1983โ posee intenciones mรกs encumbradas que el libro de cuentos que lo antecede. La prosa de Manjarrez, ya mรกs depurada, ha logrado desembarazarse de las metรกforas excesivas y de las figuras retรณricas inmoderadas. Las ocho historias que integran el libro โdispuestas como un diario sentimental que no se atarea formulando argumentos enrevesadosโ se apoyan en un estilo sencillo y directo que, a simple vista, parece desenfadado, pero que, por el contrario, estรก perfectamente elaborado. Y constreรฑido. Y es que, al tensar el lenguaje, el narrador sabe que fortalecerรก las aptitudes perceptivas y de caracterizaciรณn de sus relatos. Y eso se nota cuando, evitando los rodeos, nos cuenta las peripecias de un muchacho advenedizo que, despuรฉs de una destemplada aventura sicalรญptica, termina enfangado en un lodazal de odio y escarnio o las aventuras de un amante que se encuentra aprisionado en un triรกngulo amoroso del cual no puede escapar, porque โhay seres tan fuertes para uno como uno mismoโ (โAmorโ).
En estas piezas el autor no rehรบye los tรณpicos maniqueos de la literatura erรณtica. Al contrario: prefiere encararlos. Lamentablemente, no siempre atina y, en varias ocasiones, se enfanga en generalizaciones que le hacen decir, por ejemplo, que San Francisco es un lugar lleno de encantos lascivos o que las rubias californianas, como es de esperarse, son todas espectaculares. Mรกs allรก de estos enunciados insรญpidos, esparcidos por aquรญ y por allรก con desparpajo, lo cierto es que las mรกs de las veces Manjarrez suele apuntar y acertar en el blanco. Su memoria creativa โque no evade las injurias, los gritos y se concede un buen nรบmero de erupciones libertinasโ practica una valiosa dispersiรณn que solo busca atender los reclamos del verbo exaltado.
Trece aรฑos despuรฉs, en Ya casi no tengo rostro (1996), Manjarrez cambia de manera drรกstica de registro narrativo. Aunque sigue obsesionado con los mismos tรณpicos โpero que ahora explotan, en concreto, la lubricidad exuberante, la errancia sin fin y el irremediable declive de la seducciรณnโ, esta vez nos ofrece una construcciรณn fragmentaria y caleidoscรณpica. Ademรกs de su pulcritud estilรญstica โque ahora llega acompaรฑada de una prosa jocunda y despiadadaโ el cuentista hace gala de una poderosa imaginaciรณn visual. En estos cuentos, los protagonistas โeternos turistas que se mueven bajo una intransigente atmรณsfera de sensualidad, rebeldรญa y fracasoโ aparecen en escena haciendo un uso teatral de los claroscuros, a la manera en que, quizรก, los retratarรญa el naturalista y lascivo Caravaggio. Siguiendo un influjo descarnadamente realista, los personajes poseen voces que tropiezan y caen vencidas por la emotividad: โTrastabilleo, no sรฉ por quรฉ ni contra quรฉ, me sujeto del borde, siento que puedo arrojarme hacia el vacรญo, hacia el centro de la tierra, hacia las piedras, hasta la muerteโ (โMisa de difuntosโ).
La voz narrativa โque ocupa a su antojo extranjerismos, localismos y referencias roquerasโ no solo es capaz de retratar de cuerpo entero a los personajes, sino, ademรกs, de alumbrar los contornos de aquellos objetos y espacios que, por lo comรบn, ciertos autores menos perspicaces suelen excluir de la mirada. En este libro asombra encontrar a un escritor que, ademรกs de sus poderes introspectivos, es capaz de fotografiar nรญtidamente calles, espacios y movimientos. Hay relatos que, yendo del sexo al erotismo y del erotismo al amor, nos ofrecen una autรฉntica lecciรณn de sabidurรญa sentimental: โLa ouijaโ, โEl lago y el mecateโ y โFin del mundoโ. Aunque los ocho cuentos hacen gala de un brioso lirismo y una potente fabulaciรณn genital, no se trata de un conjunto de piezas emperifolladas. Manjarrez no es un simple diletante. Sus tramas tambiรฉn esgrimen una รกspera y honda crรญtica que, entre otras cosas, incluye varias diatribas contra la decadencia humana, la insipidez del arte moderno o la podredumbre polรญtica. Manjarrez โa un tiempo ideรณlogo y artistaโ es, para bien o para mal, un involuntario profeta de nuestro tiempo.
En Anoche dormรญ en la montaรฑa (2013), la mirada narrativa del autor se ha refinado por completo. Cuatro dรฉcadas despuรฉs de haber publicado su primer volumen de cuentos, su prosa avanza defendiendo el mismo principio estilรญstico: decir mรกs con menos. La concreciรณn ya no es un instrumento, sino una meta. De hecho, el principal acierto de estas historias es que el escritor ya no busca persuadir, sino exponer con transparencia. Aparte de que los cuentos se trenzan โy fluyenโ con una gran eficacia, la mayorรญa despliegan un estupendo sentido del humor. Sus criaturas โmรกs irรณnicas y autรณnomas que nuncaโ han cortado los hilos y se han transformado en entes dotados de deseos, gustos y frustraciones propias. Manjarrez โal final de los cuatro capรญtulos que constituyen la obraโ nos deja claro que en su literatura prevalece el principio parricida del personaje-hijo que, inconforme con la dependencia paterna, estรก decidido a rechazar cualquier herencia narrativa.
En Los niรฑos estรกn locos (2016) nos encontramos diecisรฉis fรกbulas cuyo telรณn de fondo, una vez mรกs, parece ser la sicalipsis. No obstante, detrรกs de la escenografรญa erรณtica, asoma una robusta polifonรญa temรกtica que, en su entraรฑa, contiene una fe irrevocable en las cualidades salvรญficas del amor.
No se puede negar que en los cuentos de Manjarrez suele haber una serie de ensayos encriptados. Y en estos cuentos no podรญan faltar sus reflexiones que, como otras veces, no solo abarcan sus entusiasmos, sino tambiรฉn sus fobias y sus aversiones: โprefiero a los dรฉbiles y los sensibles y me asustan los que ya saben sacar ventaja de su fuerza, de su belleza, de su hipocresรญa o de su dineroโ, โesos engendros tan estรบpidos del demonio que son los guajolotesโ, โItalia es un paรญs donde las cosas inanimadas tienen una belleza prodigiosaโ. Los niรฑos, los adolescentes y los adultos de sus libros anteriores han crecido, pero ademรกs han comenzado a envejecer, estrellรกndose de frente contra el desencanto. De ahรญ que, devastados por el lastre de la resignaciรณn, se ofrezcan consuelos atribulados: โTu infancia terminรณ, tu conciencia debe ser fuerte. Tรบ vas a poder, se ve que eres listoโ (โDoce y medioโ). Entretenidos con los rituales del fracaso cotidiano, uno termina preguntรกndose: ยฟquรฉ podrรก salvar a estos personajes de su acidia existencial? Y el propio Manjarrez, al punto, nos ofrece una respuesta: โMe gusta pensar que en mi territorio se reparan emociones.โ
Las ochocientas pรกginas que componen este volumen de relatos โanimados por una sustanciosa mescolanza de tonos, caracterรญstica esencial de la realidad cuando es enรฉrgica y profusaโ nos ofrecen detalles y pequeรฑos sucesos que demuestran que, en materia literaria, las mayores sutilezas pueden expresarse con sencillez. Sorteando las veleidades del mercado, Hรฉctor Manjarrez refrenda que, en materia narrativa, es dueรฑo de una de las escrituras mรกs precisas y lรบcidas de la lengua espaรฑola. ~
(Ciudad de Mรฉxico, 1974) es escritor y crรญtico literario.