Los procesadores āchipsā mueven el mundo, estĆ”n por todas partesā¦ en breve llegarĆ”n al mismo cerebroā¦ (Neuralink, de Elon Musk). Pero eran invisibles… hasta hoy. Hasta que se ha desvelado una doble vulnerabilidad, dos agujeros de seguridad. Tantos aƱos funcionando con
ellos y cumpliendo (todos, ellos y nosotros) la ley de Moore y de repente descubrimos que son atacables.
Empezamos 2018 con este doble fallo en la conciencia, en el nĆŗcleo mismo. Los agujeros de seguridad han sido bautizados con gran inspiraciĆ³n como Meltdown y Spectre. Ā”Meltdown y Spectre! Palabras mĆ”gicas que ya siempre estarĆ”n entre nosotros. Viral horror picture show. Atacantes pueden irrumpir en la cocina de los secretos individuales, corporativos, de defensa, de Estadoā¦ Lo de siempre. Pero ahora, mĆ”s. Debajo del chip ya no hay nada. En todo caso, el fantasma de la mĆ”quina, que estĆ” por demostrar. AsĆ que este doble bug es un escurridero al infierno.
Los chips mueven nuestro mundo. SabĆamos que algunos o muchos salĆan de fĆ”brica ya con la puerta trasera habilitada para que la nsa y otras agencias del submundo snowdeniano nos espiaran por defecto. Pero este bug, si se confirma, es un error. Un simple errorā¦ lĆ³gico. Una chapuza. Por las prisas. Tanto correr. Un fallo, fail, 404, crack, down, crunch. Hemos estado conviviendo y sobreviviendo con un alma llena de agujeros por los que cualquier desaprensivo podĆa entrar y hackear nuestros secretillos (tal vez lo hizo, ĀæcĆ³mo saberlo?).
Afectan a todos los procesadores. El ceo de Intel, casi un monopolio, vendiĆ³ algunas acciones antes de que se publicaran los agujeros: Meltdown y Spectre operan desde el nĆŗcleo de conciencia de la materia chisporroteante: Ā”liderazgo, valores! Raspberry Pi, el diminuto ordenador superbarato creado por Eben Upton, es el Ćŗnico que se ha librado de esta plagaā¦ su procesador, al ser mĆ”s rudimentario, no es vulnerable. Su propia simplicidad low cost lo protege. Los elevalunas subirĆ”n y bajarĆ”n solos.
Meltdown y Spectre, dĆŗo trĆ”gico, pareja cĆ³mica, hagan sitio a los nuevos bugs. Hemos vivido en una nube (doblemente), en una (otra) burbuja. Si no podemos confiar en el procesador, ĀæquĆ© nos queda? Los coches girarĆ”n locos 360 grados. Todo funciona con estos chips. El marcapasos. Los que han descubierto la pifia culpan a la velocidad de la industria: la ley de Moore tal vez no sea compatible con la seguridad.
Resulta que los microprocesadores usan un atajo fascinante que se llama ejecuciĆ³n especulativa: aprovechan su velocidad para hacer cosas por si acaso, antes de que se las pidan. Se comen el tiempo muerto. Lanzan un proceso y si lo pide el cliente, habrĆ”n ahorrado tiempo/oro. Si no lo pide, no se desperdicia nada. Este atajo es precisamente el agujero que permite esquivar las barreras, entrar al nĆŗcleo y desde allĆ manejar todo lo que hay por encima: o sea, todo. Meltdown y Spectra deben sus vidas reciĆ©n estrenadas a la ejecuciĆ³n especulativa.
Es lo que venimos haciendo los humanos para sobrevivir. La ejecuciĆ³n especulativa es una copia chapucera de la anticipaciĆ³n del cerebro, cuya misiĆ³n es adelantarse, prevenir el futuro. Ese recurso de los procesadores es el que facilita la vĆa para los ataques, al menos hace un mes se publicaba eso: como todo cambia tan rĆ”pido āen parte por la propia ejecuciĆ³n especulativaā, esta explicaciĆ³n puede variar. La ia estĆ” hace aƱos en los chips, intenta ser una neurona, o varias, y adelantar faena. Este fallo que afecta a todo el mundo obliga a parchear el software, lo que puede ralentizar los procesos entre un 20 y un 50%. ĀæEstamos preparados para esa lentitud? La otra soluciĆ³n es renovar los chips, pero hay que fabricar los siguientes, y cambiarlos todos. AhĆ entran las interpretaciones conspiranoicas, obsolescencia, plan renove, monopolio, etc.
El mundo entero vive en la nube, como en un sueƱo. La ejecuciĆ³n especulativa es lo de las hipotecas subprime, ya tan olvidadas como el crack del 29. Es la cultura que nos lleva, la nube veloz que todo lo contiene y lo agita. En la nube digital compartimos servidor con muchas otras personas y vecinos, a lo mejor usted y yo vivimos en la misma mĆ”quina sin saberlo. Ā”Hola! Nuestras cuentas y nuestros secretillos, la deuda mundial, los hackers rusos y chinos, todos en plena era Meltdown & Spectre.
Este fallo nos ralentiza el alma compartida y nos pone en modo parcheo. Parcheadas vidas. La ficciĆ³n puede reflejar eso si quiere, ya estĆ” aquĆ, un poco Matrix, un poco Alicia Vikander. Las redes sociales llenas de bots gubernativos clandestinos (buscar āTroops, trolls and troublemakers: A global inventory of organized social media manipulationā). Este aprovechamiento del microsegundo en el nivel mĆ”s bĆ”sico del nĆŗcleo āel kernelā nos impulsa a correr mĆ”s. Autoayuda: Āæestoy siendo lo suficientemente ejecutivo especulativo?
Esta chapucilla cĆ³(s)mica, tan humana, nos puede frenar en seco. Si ya va todo petado y saturado, si la fibra rula de pena āĀ”y subiendo el precio!ā y validar el dni electrĆ³nico es una pesadilla (un ingeniero aeronĆ”utico lo ha conseguido y ha publicado un tutorial en YouTube); si pagar con tarjeta en hora de rebajas es una pesadilla, Āæpodremos soportar un 20 o un 50% de demora aƱadida? ĀæSerĆ” la revoluciĆ³n lenta un subproducto de la industria procesatriz?
QuizĆ” todo esto de Meltdown y Spectre sea un mensaje del propio sistema para salvar al planeta, ralentizar nuestras atribuladas vidas y sosegarnos a la brava… ~
(Barbastro, 1958) es escritor y columnista. Lleva la pƔgina gistain.net. En 2024 ha publicado 'Familias raras' (Instituto de Estudios Altoaragoneses).