Alejandro Lรกmbarry
Augusto Monterroso, en busca del dinosaurio
Ciudad de Mรฉxico, Bonilla Artigas, 2019, 272 pp.
para Bรกrbara Jacobs
Mientras mรกs ficciรณn escribรญa Tito Monterroso, de manera mรกs clara emergรญa de ella un tipo de personaje comรบn. Debido a que seguรญa pensando en la continua reconstrucciรณn de sus narradores, quizรกs ellos compartan con รฉl algunos hechos de su vida. Si es improductivo enlazar su figura singular a la vez que plural con los relatos de Obras completas (y otros cuentos), o los โtestimoniosโ sobre Eduardo Torres en Lo demรกs es silencio, ยฟquรฉ puede forjar un biรณgrafo con el precursor de la concisiรณn que da en el blanco de vidas extensas y complejas en un siglo de โautobiograficcionesโ? Alejandro Lรกmbarry acude a un mรฉtodo poco monterrosino: empezar ab ovo, situรกndose fuera de los sucesos vitales con el conocimiento retrospectivo del historiador literario que sabe quรฉ significan y adรณnde conducen. Esa visiรณn dinรกmica enfatiza la importancia del movimiento en la vida y obra y contribuye a poner fin al lugar comรบn de que no hay tradiciรณn biogrรกfica en Amรฉrica Latina, como si se pudieran o debieran adaptar de manera tal los modelos europeos dominantes al continente.
El propรณsito de Lรกmbarry es rastrear โuna carrera contra la formaโ, quizรก porque los desafรญos para biรณgrafos de autores como el suyo son un lugar comรบn crรญtico. Aun asรญ, hasta Augusto Monterroso, en busca del dinosaurio no ha habido ninguna diligencia crรญtica para confrontar provocaciones, dรกndole la razรณn a Virginia Woolf cuando se preguntaba si la biografรญa podรญa ser una obra de arte cuando se publican tantas y tan pocas perduran. Lรกmbarry tambiรฉn va a contracorriente de las โbiografรญas de mรฉtodoโ, en las que en vez de enumerar hechos y fechas el biรณgrafo se apodera de su รญdolo para terminar hablando de sรญ mismo. Su perspicacia ademรกs extingue el axioma de que no hay tal cosa como toda la verdad cuando el autor no estรก con nosotros (vรฉase lo que ha engendrado Borges), mientras sopesa juiciosamente rumores, memorias y diarios de otros, respetando que sus lectores quieran y esperen saber mรกs.
Divididas cronolรณgicamente, las tres partes y sus secciones entretejen diestramente la vida pรบblica y privada de Tito, asรญ como sus vulnerabilidades y puntos fuertes, concentrรกndose en detalles reveladores que le dan otra vitalidad a la biografรญa. Hurgando en lo humano y lo discretamente posible en su mundo interior, recorre de su nacimiento y segundo exilio en Chile al รบltimo periodo de su vida, donde gozรณ de fama y estabilidad. Pero la escritura y publicaciรณn de sus obras fundamentales se encuentran como mรฉdula. Es un mรฉtodo valioso que supera lo que se habรญa hecho antes, incluso por el biografiado. Lรกmbarry, como casi todo primer biรณgrafo, estaba obligado a probar a todo pulmรณn la pertinencia y atractivo de Tito โeste, como los mejores escritores de textos autobiogrรกficos, querรญa ser objetivo respecto a su sentido de otredad cuando jovenโ y lo lleva a cabo con una benevolencia razonable, solidez de frase y un gusto por los matices impresionables y ausentes en las exiguas lecturas o recuerdos personales sobre el gran escritor guatemalteco.
Para esa misiรณn su trabajo de archivo en fondos universitarios espaรฑoles y estadounidenses es exhaustivo. Su valor mayor no yace en todas sus conclusiones sino en los interrogantes que plantea respecto a los primeros libros, desde Obras completas (y otros cuentos) โcon un suntuoso rastreo de variantes en manuscritos y publicaciones, aseverando que con algunos de ellos Tito โse adelantรณ mรกs de diez aรฑos a la crรญtica poscolonialโโ hasta La oveja negra y demรกs fรกbulas y Movimiento perpetuo. Como detalla y enfatiza la cuarta secciรณn de la primera parte del libro โโM. encuentra a M. (1944-1953)โโ, en esa dรฉcada el escritor se estableciรณ en Mรฉxico, que lo acogiรณ magnรญficamente, y ahรญ โencontrรณ tambiรฉn su estiloโ.
Tito no tenรญa ninguna prisa por publicar โLรกmbarry relata cรณmo hizo caso omiso de las peticiones de Carmen Balcellsโ, y si esa serenidad es interpretada como perfeccionismo o vacilaciรณn vale dar a conocer una de las razones: โUn salto significativo en el estilo y en la bรบsqueda de la anรฉcdota es el intento de novela biogrรกfica, La casa, que escribiรณ en 1952.โ Mรกs adelante aรฑade el biรณgrafo: โAhora sabemos que la retomรณ para Lo demรกs es silencio.โ Es un plural generoso porque Lรกmbarry es el primero en precisar esa progresiรณn.
Con Lo demรกs es silencio, cuya complejidad metaficcional todavรญa no se investiga o no se comprende lo suficiente, Tito encontrรณ un marco para entender los mundos que iba creando y el meollo de la gran literatura: las luchas de personajes tironeados por pulsiones rivales. Contrario a sus selectos antecesores, no tiene la falta de direcciรณn narrativa que autores como Macedonio Fernรกndez propagaron con poรฉticas del aplazamiento. La de Tito es una estรฉtica del desplazamiento genรฉrico que provee el entusiasmo orientador de darse cuenta de cuรกntas reglas narrativas se puede romper, in medias res, como argรผรญ en los aรฑos ochenta. Por ende, una secciรณn del libro discurre sobre el nonbook. Pero justamente por La palabra mรกgica y textos como โLos escritores cuentan su vidaโ, es patente la influencia de Tito en Enrique Vila-Matas y en un sinnรบmero de prosistas iberoamericanos dedicados a los avatares positivos del โlibro-objetoโ, a la hibridez y a toda tรฉcnica afรญn al preferible nonwriting, que reaparece en La letra e.
A veces, como al examinar la amistad de Tito con Rosario Castellanos o Jean Franco o su feliz consustanciaciรณn con Bรกrbara Jacobs, se recordarรก que Alfonso Reyes aconsejaba no mostrar al escritor en pantuflas, dado el รฉnfasis que Lรกmbarry pone en estos aspectos. A pesar de esto, el biรณgrafo muestra cรณmo su amistad con Rulfo, Garcรญa Mรกrquez o Bonifaz Nuรฑo se fortalecerรญa lejos de la mirada de otros, en la sombra de los profundos intereses intelectuales y en las sensibilidades compartidas. De la misma manera, la dedicaciรณn a sus discรญpulos, Pitol entre ellos, se constata con numerosos testimonios vรญvidos y correspondencia franca que Lรกmbarry recoge, despertando tantas curiosidades que un รญndice onomรกstico habrรญa satisfecho la avidez de conectar vida y obra.
Anteriormente, en esta revista
(( โVidas que vuelanโ, Letras Libres, 47, noviembre de 2002.
))
me ocupรฉ de lo que significaba la biografรญa para Tito, a partir de Pรกjaros de Hispanoamรฉrica, el รบltimo libro que publicรณ en vida, donde patentiza que los escritores no son enigmas sino paradojas que se deben saborear. Allรญ intuรญ que no se podรญa examinar en รฉl lo que hoy se llama โestilo tardรญoโ por la simple razรณn, como tambiรฉn sostiene Lรกmbarry, de que su estilo es no repetir contenido o formas consabidas. Ese procedimiento es una traba perpetua que sus crรญticos no podrรกn signar. Un indicio es que An Van Hecke, su mejor crรญtica, ha descubierto 2,652 referencias intertextuales a 1,167 autores en la obra completa de Tito, como nota Lรกmbarry al final de la รบltima secciรณn de la tercera parte de su libro.
Augusto Monterroso, en busca del dinosaurio permite descubrir que el largo aprendizaje y entrada al mundo literario de Tito fueron positivamente complicados y que, por muchos aรฑos, habrรญan amenazado a su escritura propiamente dicha. Para fortuna de sus lectores fue puliendo y puliendo los lazos entre su pasado y presente โโyo no escribo: solo corrijoโ, decรญaโ ignorando las limitaciones que generalmente definen a la narrativa contemporรกnea, siendo descortรฉs con las modas, y siempre atento a temas significativos. Lo menos que se puede afirmar despuรฉs de leer este trabajo tan cuidadoso y grato de Lรกmbarry es que los que hemos escrito estudios sobre Monterroso tendrรญamos que rehacerlos, porque el suyo reorganiza el aforismo de Buffon de que el estilo es el hombre. ~
(Guayaquil, Ecuador) es crรญtico literario. Su estudio Los peajes de la crรญtica latinoamericana aparecerรก prรณximamente.