Cuando medito sobre las grandes preguntas, me esfuerzo por conservar la separaciĆ³n entre razĆ³n y emociĆ³n. O, en otras palabras, la separaciĆ³n entre el pensamiento y el pensamiento impulsado por los deseos. El mundo estĆ” lleno de mentiras hermosas y verdades feas, y tenemos el deber de rechazar las mentiras y abrazar las verdades. Aunque la verdad duela o nos haga impopulares.
SĆ© que la gente encuentra solaz en los dogmas intelectuales. Pero aun asĆ quiero quitarles esos dogmas.
Sin duda, esto se puede desdeƱar como megalomanĆa interesada: āYo, noble buscador de la verdad, estoy por encima de los sentimientos infantiles de los meros mortales.ā Pero algunos crĆticos me toman la palabra, y han encontrado el defecto en mĆ. MĆ”s de una vez me han acusado de ser un Vulcan. O, como seƱalĆ³ hace poco McCloskey, āestoy contra Bryan Caplan, si entiendes lo que quiero decir. No personalmente contra Ć©l, sino contra su incesante apelaciĆ³n a la cabeza en vez de al corazĆ³nā.
La verdad, sin embargo, es que busco solaz tanto como cualquiera. Probablemente mucho mĆ”s que la mayorĆa de la gente. Aunque abrazo la separaciĆ³n del pensamiento y el pensamiento ilusorio (junto a su gemelo poco estudiado, el pensamiento mĆ³rbido), paso horas cada dĆa perdido en mundos de fantasĆa. Y nunca quiero abandonar mis mundos de fantasĆa.
ĀæDe quĆ© demonios estoy hablando? Lo mĆ”s obvio es que escucho mĆŗsica casi sin parar. ClĆ”sica y sobre todo Ć³pera, y Ć³pera alemana Ć¼ber alles, es lo mĆo, pero adoro casi todos los gĆ©neros musicales. El heavy metal es mi Ćŗltima obsesiĆ³n. SĆ© perfectamente que las letras a menudo presentan una visiĆ³n tremendamente sesgada āincluso risibleā de la condiciĆ³n humana y el mundo social. Pero, en las palabras de Jack Skellington en Pesadilla antes de Navidad: āEn este cajĆ³n de sastre/ un secreto espera que lo descifren./ Estas muƱecas y juguetes me confunden tanto./ Maldita sea, pero encantan.ā
Sin duda, las letras de canciones nos dicen mĆ”s de la naturaleza humana que la propaganda de los recursos humanos. Las canciones de amor omiten a propĆ³sito muchos datos importantes de las relaciones humanas, pero tambiĆ©n anuncian verdades de las que la mayorĆa de los humanos se avergĆ¼enzan demasiado como para admitirlas. Aunque hay pocas canciones sobre los embarazos no deseados, hay muchas sobre el amor no correspondido. Pero la principal razĆ³n por la que escucho mĆŗsica todo el tiempo no es para aprender algo. Escucho mĆŗsica para saborear su multiverso de fantasĆa. ĀæDe quĆ© trata āMaster of puppetsā? No lo sĆ©, pero no dejo de escucharla.
Aparte de la mĆŗsica, he inventado cientos de historias, casi todas para juegos de rol. PasĆ© la mayor parte de mi niƱez āconstruyendo mundosā: creando un universo ficcional para las aventuras de Dragones y mazmorras de mis amigos. En los Ćŗltimos veinte aƱos, he practicado docenas de otros gĆ©neros. Terror. Crimen. FicciĆ³n histĆ³rica. FicciĆ³n histĆ³rica criminal. Absurdo. PosapocalĆptico. DistĆ³pico. Narcotelenovelas. Ćpicas bĆblicas. Hasta sagas japonesas sobre bĆ©isbol. Cuando acaba una buena partida, durante horas mi mundo ficcional me parece mĆ”s real que el mundo real.
ĀæY quĆ©? La mayor parte de la gente intelectualmente activa que observo afronta la fealdad del mundo abrazando una religiĆ³n polĆtica dogmĆ”tica. Aunque puedo atacar monotemĆ”ticamente lo woke o el extraƱo mundo de los medios mainstream, soy lo bastante lĆŗcido como para admitir que lo mismo ocurre con gente con la que coincido en tĆ©rminos generales. La mayorĆa de los libertarios estadounidenses, por ejemplo, convierten su libertarianismo en una religiĆ³n polĆtica dogmĆ”tica. Eso en sĆ es una fea verdad.
La cuestiĆ³n: hay otro camino. Un camino mejor. En vez de enfrentarte a la fealdad del mundo a travĆ©s del pensamiento ilusorio, dedica un tiempo a pensar en otra cosa que el mundo real. PiĆ©rdete en la maravilla de la mĆŗsica. Puebla con cariƱo un universo ficcional de personajes mĆ”s grandes que la vida. Lee novelas. Ve pelĆculas. SueƱa despierto. Una vez que admitas que la imaginaciĆ³n no es un camino a la verdad, deja que tu imaginaciĆ³n corra libremente. En vez de mezclar el pensamiento y el pensamiento ilusorio, bifĆŗrcalos. Valora tu rica vida interior de fantasĆa. No dejes que nadie te la quite.
Pero no confundas esta vida de fantasĆa con cĆ³mo son las cosas en realidad. ~
TraducciĆ³n de Lola RodrĆguez.
Publicado originalmente en el Substack del autor.
es profesor de economĆa
en la Universidad George Mason (Fairfax,
Virginia). Es autor de El mito del votante
racional (Innisfree, 2016).