Entrevista con Darrell Bricker: “El debate sobre el declive de la población está eclipsado por el debate sobre el cambio climático”

En 'El planeta vacío. El shock del declive de la población mundial', el sociólogo canadiense sostiene que nos dirigimos a un mundo cada vez más envejecido y con tasas de natalidad muy bajas.
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A finales de junio, la organización Euromind, un foro organizado por la exdiputada europea Teresa Giménez Barbat, y Renew Europe (los liberales europeos) invitaron al sociólogo canadiense Darrell Bricker a charlar en Madrid sobre el futuro de la población y la demografía global. Bricker es autor, junto al periodista John Ibbitson, de El planeta vacío. El shock del declive de la población mundial (Ediciones B, 2019), un libro que desafía la idea de que el mundo está cada vez más poblado y avisa de un futuro con muy bajas tasas de fertilidad y una población cada vez más envejecida.

¿Por qué es tan popular el maltusianismo y la idea de la sobrepoblación en nuestra cultura?

Siempre hemos tenido ese miedo a que el crecimiento humano esté fuera de control. Malthus fue el principal promotor de esa idea, pero puedes señalar otras muchas personas. Es un tropo constante de la existencia humana pensar que nos vamos a extinguir si no controlamos el crecimiento de la población. Está integrado en nuestra cultura popular. El personaje de Thanos en Los Vengadores quiere acabar con la mitad de la población porque el planeta está sobrepoblado. Pero es algo ilógico. Nos hemos obsesionado con esta idea de que en el futuro no podremos sostener la población y no estamos viendo lo que está pasando ahora, que no solo podemos observar con los datos sino a nuestro alrededor: estamos teniendo cada vez menos hijos.

¿Esta obsesión con la sobrepoblación tiene algo que ver con nuestra obsesión con el crecimiento en el capitalismo?

Es previa al capitalismo. Durante la Revolución industrial nos preocupaba mucho el crecimiento de la población urbana pobre. Malthus empezó a escribir antes del capitalismo industrial. Él hablaba desde una perspectiva agraria: los recursos no podrían crecer al ritmo que crecía la población. En realidad viene de la idea que siempre ha existido en Occidente de que los humanos estamos sobrepasando los límites del planeta.

Una de las claves de su tesis es que el decrecimiento de población que estamos experimentando es por elección.

Ha habido situaciones en el pasado en las que ha aumentado la población por elección, pero lo contrario no tiene precedentes, al menos de manera tan universal. Las claves del libro son: cultura y elección. La gente está tomando las mismas decisiones (tener menos hijos) incluso viniendo de culturas diferentes. Y más específicamente: las mujeres están tomando estas decisiones. El libro es una historia sobre las mujeres.

Suele decirse que el problema es solo occidental, pero en el libro demuestra que no. Dice que Europa pasó de la fase uno (con altas tasas de natalidad y mortalidad) a la seis, que está por debajo de la tasa de reemplazo (2,1 hijos por mujer para sostener a la población) en dos siglos. En cambio hay países en América Latina que han sufrido ese cambio en solo dos generaciones.

Y habrá que ver cómo de rápido sufre ese cambio África. Cuando hablas con demógrafos sobre esto, acaban mencionando África y su crecimiento. Incluso en los análisis de The Lancet hay quienes sostienen que Nigeria se va a convertir en uno de los países más poblados del mundo y por lo tanto el declive global de población no se va a producir. Pero, claro, ¿cómo explicas que el declive que se ha producido en Europa, y luego en América Latina, no se va a producir en África? El pasado es prólogo. No creo que las proyecciones de crecimiento de población en África se vayan a cumplir. Nairobi hoy, por ejemplo, está muy cerca de la tasa de reemplazo.

¿Por qué cree que las estimaciones de la onu son erróneas?

Sus datos hablan por sí mismos. Para el libro entrevistamos a su responsable. Su tesis es que siempre han acertado. Es algo que les pasa también a los encuestadores políticos. Siempre aciertas hasta que dejas de hacerlo. Hacer las cosas igual todo el rato cuando las circunstancias están cambiando implica que te vas a seguir equivocando. El problema de la ONU es que se basa en un mundo que ya no existe. No tiene en cuenta los cambios culturales. ¿Cómo es posible que la ONU siga diciendo que China va a sufrir un aumento de la población? Su modelo dice que están en una tasa de fertilidad del 1,6, el propio gobierno chino habla de 1,2. El modelo de la ONU se basa en tres variables: tasas de fertilidad, tasas de mortalidad y migración. Y el principal impulsor del aumento de población suele ser la tasa de fertilidad. Solo basta con mirar los datos de fertilidad de todos los países. La Fundación Bill & Melinda Gates publicó un estudio en The Lancet donde decían que la población alcanzaría los 9.500 millones, pero eso fue antes de la covid. En estos tres años China, eeuu y la India han tenido descensos masivos de la tasa de fertilidad. eeuu ha tenido las tasas más bajas de la historia. Los tres países más poblados del mundo están con tasas muy por debajo de la de reemplazo. En eeuu, durante la pandemia, no nacieron 300.000 niños que podrían haber nacido.

Las poblaciones pueden mantenerse estables en sus números pero no en su estructura de edad, que está en constante cambio. Los tres años de covid no se pueden recuperar porque la población en ese tiempo ha envejecido, las mujeres han tomado otras decisiones. Una pausa en la tasa de fertilidad, como la que se produjo durante la pandemia, no se puede ajustar luego.

La última vez que la ONU adaptó sus estimaciones redujo la población en 300 millones, casi la población de eeuu. Creo que tarde o temprano se darán cuenta de la realidad.

El progreso económico y el bienestar conducen a menores tasas de natalidad. Pero las crisis económicas también reducen las tasas de natalidad.

Hay una tesis en parte cierta que es la siguiente: en las sociedades agrarias tener más hijos implica tener capital humano gratis, pero al moverse a las ciudades la racionalidad económica de tener muchos hijos desaparece. Al mismo tiempo, creo que el gran cambio es cultural, cómo han cambiado las condiciones de las mujeres, que han decidido no vivir como sus abuelas. En cuanto aumentas la educación y la autonomía, las mujeres deciden inmediatamente retrasar la creación de una familia o reducir su tamaño considerablemente. Esto pasa tanto en Nairobi como en Nueva York.

¿No puede haber retrocesos, una vuelta de valores tradicionales? En política hemos visto en los últimos años movimientos conservadores que prometen una vuelta atrás. En Brasil, en la India, en Estados Unidos.

Puede haberlo, pero hay fuerzas mucho más poderosas. La urbanización, el crecimiento económico, el declive de la religión, la expansión de la educación. Hay tendencias mucho más importantes que son imparables.

A menudo se menciona la inmigración como una solución para los países occidentales con bajas tasas de fertilidad. Pero es una solución local, no global. Además, en el libro menciona que los migrantes acaban adaptándose a la tasa de fertilidad de su país de acogida.

No es sostenible, es una solución a corto plazo. Canadá o Australia están haciéndolo. A menudo se nos olvida que la migración es un fenómeno global muy poco frecuente. Solo un 4% de la población mundial vive en un país distinto al de origen. Depender de la migración para sostener tu población es insostenible. Además, cuanto más aumentan las clases medias de África, India o China, más población de esos países decidirá quedarse.

Nos enfrentamos a dos décadas muy importantes. En la década de 2030, los boomers van a tener 65 o más años; en los 2040 van a estar muriéndose. Vamos a ser poblaciones muy envejecidas, muy caras de sostener, y tenemos que prepararnos para ello. Por ejemplo, vamos a enfrentarnos a una epidemia de demencia, que no tiene cura y que afecta especialmente a mujeres.

Se habla a menudo de los problemas de sostenibilidad de nuestras sociedades envejecidas (cómo mantener nuestros sistemas de pensiones, un Estado de bienestar eficiente). Pero hay otros problemas. Habla de que las sociedades envejecidas son menos innovadoras, por ejemplo.

Hay un artículo muy interesante de un economista llamado Charles Jones, de la Universidad de Stanford, sobre la hipótesis del planeta vacío. Leyó mi libro e intentó llevar su tesis hasta su conclusión lógica. Dice que vamos a tener un futuro a largo plazo con declive económico por culpa de la falta de consumo. El problema no va a ser de producción sino de consumo. Puedes ser más productivo con la robotización, ser más eficiente, o alargar la edad de jubilación. Pero los robots no compran coches. Y la gente mayor normalmente ya ha consumido todo lo que quería en la vida. No compran nuevas casas, nuevos coches, no pagan por nueva educación. El otro problema que menciona Jones es la falta de innovación, que es algo que suele ser más común en población joven, que asume riesgos.

También está el problema de la justicia intergeneracional. En sociedades con baja movilidad social, las diferencias de renta entre generaciones son muy grandes.

Se avecina una colisión importante, pero es diferente a las del pasado. En la anterior los jóvenes querían escuchar rock y reivindicaban un mundo mejor; el conflicto que se avecina es sobre recursos escasos. Vamos a tener que debatir sobre la distribución de la riqueza y los activos financieros.

El problema es que el debate sobre el declive de la población está eclipsado por el debate sobre el cambio climático. En el World Economic Forum no hubo ni un panel sobre la cuestión. No está de moda; lo que está de moda son los criterios esg (del inglés environmentalsocial, and corporate governance), la gobernanza sostenible.

¿Cuál es la solución? Dice que las medidas pronatalistas de Suecia no son efectivas.

Consigues que haya más gente que tenga hijos voluntariamente, en condiciones de libertad. Facilitas el proceso. Pero el problema es otro. Hay que empezar a debatir cómo vamos a cuidar de los ancianos en el futuro. Si escribo más sobre el tema, será sobre eso: cómo cuidamos a una población cada vez más envejecida, con cada vez más ciudadanos dependientes. ~

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacción de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemán' (Libros del Asteroide, 2023).


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