Este es un libro de poesía ignorada que solo pudo antologar un ignorante. Incluye poemas traducidos de 35 lenguas, ninguna de las cuales conozco: ácoma, apache, árpajo, caddo, cahuilla, cheroqui, cheyene, chiricahua, cochimí, comanche, cucapá, guarijío, hopi, huasteco, kikapú, kiliwa, kumiai, maratino, mascogo, mayo, navajo, ópata, osage, paipai, pani, pápago, pima, seri, shoshón, tarahumara, yaqui, yavapái, yuma, yuta y zuñi. Lenguas habladas en territorios que fueron o siguen siendo mexicanos.
El norte de la Nueva España cubría, total o parcialmente, lo que hoy son los estados de California, Nevada, Utah, Arizona, Wyoming, Colorado, Nuevo México, Texas, Kansas y Oklahoma; así como Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
La vigencia del náhuatl, con casi dos millones de hablantes; su centralidad geopolítica; el nivel literario que alcanzó con Nezahualcóyotl; los siglos que lleva de ser estudiado; y hasta el hecho de que existe una Wikipedia en náhuatl, marginaron otras lenguas indígenas, especialmente las del Norte.
El Norte fue ignorado por el Centro políticamente (por eso, en gran parte, se perdió entre 1803 y 1853). También, hasta hace poco, fue ignorado lingüísticamente y, sobre todo, literariamente.
Los lingüistas, etnólogos y antropólogos que estudian estas lenguas se especializan, generalmente, en una; y pocos tienen interés en la poesía. Hay libros de cientos de páginas sobre una etnia, que mencionan sus cantos, pero no los transcriben ni traducen.
Es extraño, dada la importancia del canto en la vida de todos los pueblos. En contraste, los misioneros de hace siglos, que aprendieron náhuatl para predicar, no se limitaron a su interés profesional en ser escuchados por los indios: supieron escuchar, admirar, transcribir y traducir la poesía náhuatl.
La poesía indígena es milenaria. Se conserva por tradición oral y por transcripciones o grabaciones. Quizás alguna vez fue primitiva. Pero el oficio literario de muchos poemas indígenas nada tiene de primitivo.
De hecho, hay algunos tan notables que su autenticidad fue puesta en duda. Ángel María Garibay, en el prólogo de su Historia de la literatura náhuatl (dos volúmenes, Porrúa, 1953, p. 60), dice con fastidio: “No perderemos aquí el tiempo en probar la existencia de la poesía en los pueblos de habla náhuatl.”
Lo más notable del corpus aquí reunido es su falta de protagonismo. Por el contrario, la literatura occidental es una literatura del yo: exaltado, doliente, amoroso o en busca de sentido.
Otra diferencia: estos poemas no fueron escritos para leerse a solas, sino compuestos como parte de una obra ritual, cantada y bailada en coro. Aunque también hay cantos donde la danza se reduce al arrullo maternal, al rito del chamán que cura, al de la niña que pasa a la pubertad.
Por último: la poesía indígena, como la popular, no está fechada ni firmada. Se ha dicho que es eterna o de origen divino o creación del pueblo. Pero es anónima. No sabemos quiénes ni cuándo la han ido componiendo.
Excluí los poemas occidentales de tema indígena, los cantos indígenas de tema cristiano, los poemas modernos en lengua indígena escritos por indios occidentalizados. También excluí las “etnias” que no lo son:
• pueblo (puebloans en inglés) es una clasificación usada para agrupar a los ácomas, hopis, zuñis y otros que construyen con adobe.
• chichimeca es un insulto náhuatl contra los bárbaros del norte. Es como decirles: “los de chiche”, los mamones. Así también los griegos llamaban bárbaros (balbucientes, babosos) a los del norte que hablaban mal el griego.
• naco tampoco es una etnia, aunque hay lugares llamados Naco en Sonora y Arizona. Es un insulto en el español de México. Descalifica al grosero, mal educado o de mal gusto pretencioso.
Agradezco la ayuda en la investigación de Luz María Silva, y en la edición de Eduardo y María José Mejía, Elizabeth Dávalos y Sabrina Cruz. ~
Prólogo a la Poesía indígena del norte de México, que aparecerá en 2025.
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.