Guerra de clases

Un grupo de un entorno social muy reducido, con una imagen nostรกlgica y muy particular del Reino Unido, y una รฉtica de la irresponsabilidad donde ser gracioso era mรกs importante que decir la verdad, fue determinante en el Brexit y la polรญtica britรกnica.
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Los chicos de las public schools

{{Public school designa al grupo de escuelas independientes privadas de pago mรกs antiguas, caras y exclusivas de Inglaterra y Gales. [N. del T.]}}

salen a un mundo que no estรก totalmente formado por hombres que provienen de las public schools, ni siquiera por anglosajones, sino por hombres tan variados como las arenas del mar; a un mundo de cuya riqueza y sutileza no tienen la menor idea.

E. M. Forster, โ€œNotes on the English characterโ€

((E. M. Forster, Delphi complete works of E. M. Forster (ilustrado), Delphi Classics, online.))

En la public school la clase trabajadora estaba representada sobre todo por los criados del centro, que iban desde los porteros a los scouts (esencialmente, seรฑoras de la limpieza). Algunos de ellos trabajaban en el mismo colegio desde la adolescencia hasta la jubilaciรณn. Sus acentos de la zona del West Country eran a menudo objeto de burla, a veces afectuosa. En los aรฑos ochenta, el Oxford del que venรญan estaba en caรญda libre. En 1936, Cowley, un suburbio en la carretera de las escuelas, habรญa tenido las fรกbricas de coches mรกs grandes del mundo fuera de Estados Unidos.

{{Jan Morris, Oxford, Oxford, Oxford University Press, 1987, p. 30.}}

 Pero en los aรฑos ochenta esta dominaciรณn se desmoronaba. La fuerza de trabajo del sector automovilรญstico pasรณ de unas 25.000 personas en los aรฑos setenta a unas 5.000 a comienzos de los noventa.

{{Anรณnimo, โ€œbmw: A lookback at tension on the frontlineโ€, Oxford mail, 17 de febrero de 2009.}}

 Ciertamente, los puestos de trabajo en el sector del automรณvil fueron sustituidos por otros en el floreciente sector de servicios de la ciudad, pero no los ocuparon necesariamente las mismas personas. En el kilรณmetro y medio cuadrado del Oxford en el que se movรญan los estudiantes de licenciatura, esa carnicerรญa era un leve murmullo que ocurrรญa fuera de escena.

En el cuerpo estudiantil, mayoritariamente originario del sur de Inglaterra, habรญa categorรญas completas de la poblaciรณn britรกnica que apenas estaban representadas. El รบnico estudiante afrocaribeรฑo de mi college escribiรณ una tesis sobre los afrocaribeรฑos en Oxford. โ€œยฟCuรกl es el porcentaje de afrocaribeรฑos en Oxford?โ€ Respondiรณ: โ€œยฟPorcentaje? Hay seis afrocaribeรฑos en toda la universidad.โ€

La estructura de clases del Oxford previo a la licenciatura era esencialmente bipartita: clases medias frente a clases altas. Toby Young lo retratรณ en un capรญtulo de un libro de 1988 titulado The Oxford myth, una colecciรณn de ensayos de exestudiantes recientes, editado por la hermana de Boris Johnson, Rachel. En lo que se convertirรญa en un estilo caracterรญstico de ofensa deliberada, Young dividรญa a los alumnos en dos categorรญas: โ€œsocialitesโ€ (con lo que se referรญa a las clases altas) y โ€œmanchasโ€, la raza โ€œpequeรฑa, vagamente deformeโ€, con acnรฉ y anoraks, compuesta de chicos que no habรญan ido a las public schools, originarios โ€œde zonas como Slough, Bracknell y Milton Keynesโ€ y que โ€œcaminaban por los patios de la universidad como si llevaran una caravana colgada en la espaldaโ€.

((Toby Young, โ€œClassโ€, en Rachel Johnson, The Oxford myth, Weidenfeld & Nicholson, Londres, 1988, p. 3.))

Habรญa pasado la mayor parte de mi infancia fuera de Inglaterra, y me asombrรณ la tradiciรณn de educar a cada clase y gรฉnero por separado. La mayor parte de los estudiantes de clase media habรญan llegado de cรณmodos colegios estatales (a menudo de las pocas grammar schools supervivientes), o de colegios privados que no tenรญan estudiantes internos. Sin embargo, en el contexto de Oxford esa gente se podรญa felicitar de sus orรญgenes humildes. Esta es la modesta respuesta de Young a la pregunta de si era miembro del pijo Bullingdon Club: โ€œNo. Soy un chico de la comprehensive;

{{El Bullingdon Club es un exclusivo club masculino para estudiantes de Oxford. Las comprehensive schools son centros educativos estatales que no seleccionan a sus alumnos a partir del mรฉrito acadรฉmico.}}

 el Buller no era para gente como yo.โ€

{{Toby Young, โ€œWhen Boris met Dave: The Bullingdon yearsโ€, Observer, 27 de septiembre de 2009.}}

 (De hecho รฉl y yo fuimos al mismo colegio, junto a Hamstead Heath.) De manera similar, cuando Dominic Raab se presentรณ como candidato para ser lรญder de los tories en 2019, lo รบnico que lo distinguรญa en un campo casi completamente compuesto por varones de Oxford era que habรญa asistido a un colegio estatal: una grammar en el frondoso Buckinghamshire. En una entrevista, presumiรณ de no haber tenido niรฑera (โ€œยกNo!โ€).

{{Tim Shipman, โ€œInterview: will Dominic Raab become Britainโ€™s next primer minister?โ€, Sunday Times, 5 de mayo de 2019.}}

 Incluso Dominic Cummings (Durham School) podรญa protestar en Twitter en nombre de dos compaรฑeros de colegio privado: โ€œSi piensas que Gove y Boris son pijos literalmente no tienes ni idea de lo que significa ser pijo.โ€

{{Encontrado en https://twitter.com/dominic2306/status/1418592811704803331.}}

 Eso era colocar el listรณn del pijerรญo bastante alto.

La clase alta de Oxford podรญa ser intimidante para la clase media y la pequeรฑa cohorte de estudiantes de clase obrera. En la dรฉcada de 1980, โ€œel lugar parecรญa una enorme public school en la que a algunos de nosotros nos habรญan colado por equivocaciรณnโ€, recuerda Andrew Adonis.

{{Andrew Adonis, โ€œState schools and the quiet revolution at Oxbridgeโ€, Prospect, 28 de Julio de 2021.}}

 Muchos de ellos llegaron a Oxford inseguros, terriblemente vestidos e intentando encontrarse a sรญ mismos. De repente tenรญan que entrar en comedores ataviados con togas, y ponerse en pie mientras se bendecรญa la mesa en latรญn. Algunos (sobre todo mujeres) luchaban con el sรญndrome del impostor, convencidos de que los habรญan admitido por error, temerosos, como le habรญa ocurrido al joven de clase obrera Dennis Potter en la dรฉcada de los cincuenta, de que โ€œOxford estarรญa lleno de gigantes intelectualesโ€. (โ€œEstaba lleno de pigmeos enfermosโ€, concluyรณ.)

((Walter Ellis, The Oxbridge conspiracy, Londres, Penguin, 1995, p. 287.))

En 2019 un tutor me dijo que las alumnas o los alumnos menos pijos a menudo requerรญan que les confirmaran constantemente que eran lo bastante listos como para ir a Oxford. En cambio, estudiantes de lo que llamaba โ€œla brigada de Jacob Rees-Moggโ€ necesitaban que les dijeran constantemente que no eran tan listos como creรญan.

No hacรญa falta que los estudiantes de clase media se preocuparan tanto. El establishment britรกnico busca de manera perenne extraรฑos para sumarlos a sus filas. Una funciรณn de Oxford siempre ha sido seleccionar a esa gente e iniciarla en la vida de la clase dirigente, con criados incluidos. Mientras que en el continente las clases medias ascendentes en buena medida desplazaron o decapitaron a la aristocracia, en Gran Bretaรฑa โ€œpodรญan ellas mismas adquirir algunas de las actitudes, e inflexiones del habla, de la clase alta, si tenรญan la educaciรณn de un โ€˜caballeroโ€™โ€, escribe A. N. Wilson en The victorians. El sistema expandรญa la base de talento de la รฉlite britรกnica y castraba a posibles lรญderes revolucionarios.

((A. N. Wilson, The victorians, Londres, Arrow Books, 2003, p. 279.))

Y asรญ, durante su tiempo en Oxford, nuevos reclutas eran adiestrados para que se sintieran cรณmodos en los espacios del establishment. Un coetรกneo mรญo, hijo de una madre soltera de clase media baja, se encontrรณ frente a un viejo dilema en una cena formal al poco de empezar la universidad: ยฟcuรกl de los muchos cuchillos y tenedores junto a su plato debรญa usar? Para su alivio, el don que presidรญa anunciรณ: โ€œLos que no estรฉn acostumbrados a esta cantidad de cuberterรญa, se empieza por fuera y se va hacia dentro.โ€ En la misma cena este hombre recibiรณ un consejo que lo ha guiado a travรฉs de una exitosa carrera en el establishment. โ€œCuando hay un plato de fruta, nunca comas la naranja, porque mancha.โ€ Para gente asรญ, escribe Walter Ellis, ir a Oxbridge โ€œes el segundo bautismo. Tus padres se te perdonan, ve y no peques mรกsโ€.

{{Walter Ellis, op. cit., p. 52.}}

 Pero los que ascendรญan a menudo pagaban un precio: la separaciรณn permanente de sus padres, ciudad natal, amigos de la infancia.

A los chicos de las public schools Oxford les parecรญa poca cosa, un paso en un camino que habรญan visto venir desde la mรกs tierna infancia. Los llamo chicos de las public schools en parte porque para ellos la escuela era una experiencia mรกs formativa que para el resto de nosotros. Los internados en particular ayudaron a crear una casta de seรฑoritos, donde extraรฑos escogidos como Johnson โ€“hijo de clase bohemia media altaโ€“ podรญan iniciarse aprendiendo los cรณdigos y reglas discursivas desde los siete aรฑos. โ€œLa experiencia [del internado] estaba diseรฑada para producir una mentalidad compartidaโ€, escribiรณ Richard Beard en Sad little men.

((Richard Beard, Sad little men, Londres, Harvill Secker, 2021, p. 2.))

Mientras que nosotros pasรกbamos ocho horas al dรญa con nuestros compaรฑeros de clase, los chicos de las public schools pasaban veinticuatro. A nosotros nos habรญa dado forma sobre todo la casa de nuestros padres, y a ellos los definรญa la escuela, que a menudo los habรญa caracterizado con apodos que en la prรกctica sustituรญan a sus nombres de pila. En el caso de Johnson era al revรฉs: los no iniciados lo llamaban por su nombre, Boris, pero solo los รญntimos lo llamaban por su nombre verdadero, Al. El efecto que se delineaba era el mismo: un nombre para los de dentro, otro para los de fuera; arriba y abajo.

Para los seรฑoritos que habรญan ido a una escuela particularmente โ€œhereditariaโ€ como Eton, sus conexiones con las familias de sus compaรฑeros de clase se podรญan remontar generaciones. Para un etoniano como Cameron, la escuela siempre seguirรญa siendo su red mรกs densa: era Eton, mรกs que Oxford, la que le darรญa algunos de sus ayudantes y aliados polรญticos mรกs cercanos, de manera notable su jefe de gabinete, Ed Llewellyn, su ministro de polรญticas gubernamentales Oliver Letwin, y el jefe de la Junta de Polรญtica del Nรบmero 10, el hermano de Boris Johnson, Jo. Mi argumento de que Oxford es una variable independiente que da forma al poder britรกnico se aplica mรกs a Johnson, Gove, Hannan y otros que a Cameron.

La mayor parte de los chicos de las public schools se criaron casi por completo dentro de su casta. Stanley Johnson, el padre de Boris, afirmaba que nunca habรญa conocido a ningรบn chico de una grammar school antes de ir a Oxford.

{{Sonia Purnell, Just Boris: The irresistible rise of a political celebrity,Londres, Aurum, 2011, p. 23.}}

 El propio Boris describiรณ a los miembros de la casta como โ€œuna laxa confederaciรณn de estudiantes de clase media, invariablemente originarios de las public schools, que comparten los mismos acentos y esnobismos, y que se encuentran en las mismas fiestasโ€. (Fรญjate, de nuevo, en ese engaรฑoso tรฉrmino de โ€œclase mediaโ€.) Esa gente tenรญa โ€œel rechazo inglรฉs de clase media por la conversaciรณn polรญticaโ€, escribiรณ Johnson, y sin embargo formaban una mรกquina polรญtica natural.

((Boris Johnson, โ€œPoliticsโ€, en Rachel Johnson, op. cit., pp. 70-71.))

Desde entonces he leรญdo que algunos estudiantes de clase alta se burlaban de las clases medias y llamaban a sus miembros โ€œdominguerosโ€ o โ€œplebeyosโ€, asรญ como โ€œmanchasโ€. No recuerdo haber oรญdo esos tรฉrminos en Oxford, quizรก porque no pasaba suficiente tiempo con pijos. Solo el uno por ciento de la poblaciรณn britรกnica asiste a internados,

{{Robert Verkaik, Posh boys, Londres, Oneworld, 2018, p. 293.}}

 pero tantos miembros de esta casta iban a Oxford que podรญan separarse en su propio universo privado. Internos como Johnson llegaban a Oxford cuando ya conocรญan a docenas de personas del colegio. En Oxford, sus redes de clase se activaban automรกticamente y conocรญan a los pijos que todavรญa no conocรญan. Eso significaba que no necesitaban mucho al resto de la poblaciรณn estudiantil, con excepciรณn de las mujeres atractivas. (Habรญa una escasez crรณnica de mujeres entre las clases pijas oxonienses, porque menos chicas pijas seguรญan la senda de Oxbridge.)

Rees Mogg me dijo:

El beneficio de ir a Eton es que estรกs acostumbrado a algunas de las cosas que tiene Oxford. Estรกs acostumbrado a vivir fuera de casa, y muchos de tus coetรกneos no. Creo que eso es una ventaja. Yo estaba acostumbrado a que me educasen en hermosos edificios viejos, habรญa crecido con eso, era parte de mi vida. Eso te ayuda en la experiencia de Oxford.

En los aรฑos ochenta, las clases altas estaban recuperando la confianza que les habรญan arrebatado durante la era socialdemรณcrata entre 1945 y 1979. En ese periodo el Reino Unido habรญa perdido su estatus de superpotencia, y lo habรญa superado econรณmicamente gran parte de Europa occidenal, pero por otro lado, mรกs que nunca antes, se habรญa convertido en Una Naciรณn. En 1979, las โ€œdesigualdades de ingresos britรกnicas alcanzaron su punto mรกs bajo desde que existen registrosโ€ , escribe Danny Dorling, profesor de geografรญa en Oxford.

{{Danny Dorljing, โ€œNew Labour and inequality: Thatcherism continued?โ€, Local economy, agosto de 2010.}}

 Pero entonces llegรณ Margaret Thatcher, que restaurรณ la desigualdad.

Aunque se veรญa como el azote de las castas osificadas, era una orgullosa defensora de la riqueza y los colegios privados. Durante su reinado, el privilegio y el acento correcto se convirtieron en algo que celebrar de nuevo. En Oxford, asociaciones decadentes revivieron. Dafydd Jones, un joven fotรณgrafo local que empezรณ a fotografiar las fiestas de alumnos de Oxford a comienzos de los aรฑos ochenta (y que seguรญa fotografiando a algunas de las mismas personas cuando eran poderosos en Londres unas dรฉcadas despuรฉs), recordaba en 2020:

Los alumnos ya no se vestรญan como vagabundos de pelo largo. De pronto el atuendo formal y la corbata negra se volvieron de rigor. Lo veรญa en parte como una reacciรณn contra el estilo desenfadado de los sesenta y setenta. Retrospectivamente, fue despuรฉs de la elecciรณn de Margaret Thatcher, y los ricos se beneficiaron de generosos recortes fiscales y se habรญan vuelto a sentir confiados.

(Dafydd Jones, Oxford: The last hurrah, acc Art Books, Woodbridge, 2020, Introducciรณn.)

En 1981 Granada Television emitiรณ Regreso a Brideshead de Evelyn Waugh. El protagonista, el estudiante de Oxford con osito de peluche Sebastian Flyte, es un etoniano disoluto con melena rubia y encanto lรกnguido. La serie de televisiรณn (mรกs que la novela de Waugh en sรญ) ayudรณ a dar forma a la atmรณsfera del Oxford de los aรฑos ochenta. A manera de respuesta creรณ un aura de glamur en torno al pijo.

El Oxford de los aรฑos veinte imaginado por Waugh puede no haber existido nunca, pero era extraรฑamente reconocible en los estudiantes mรกs ricos de los aรฑos ochenta. Las seis dรฉcadas que habรญan pasado habรญan traรญdo la depresiรณn, la guerra y la socialdemocracia. Ahora, por primera vez desde la generaciรณn de Brideshead, una cohorte de ricos dorados podรญa disfrutar de Oxford sin preocuparse mucho por las aburridas ideas de izquierdas o el mundo exterior. Los ochenta fueron la era del rugiente Sloane en esmoquin, orgulloso de ofender a los desempleados โ€œlocalesโ€.

En torno a la รฉpoca en que se emitiรณ Brideshead, el periodista del Sunday Times Ian Jack visitรณ Oxford para escribir un reportaje sobre la nueva generaciรณn de alumnos. Un estudiante llamado Rupert Soames, el nieto de Churchill, le dijo: โ€œMira, los alumnos pasaron los sesenta pensando que el mundo estaba mal organizado y que podรญan hacer algo para arreglarlo. De manera totalmente equivocada, resultรณ. Ahora la gente se toma menos en serio a sรญ misma, lo que resulta muy, muy atractivo.โ€

{{Ian Jack, โ€œBright young things revisited: how Cameronโ€™s generation made Oxford their playgroundโ€, The Guardian, 25 de septiembre de 2015.}}

 Soames explicaba:

Somos un grupo de gente que ha llegado a Oxford con una base de amigos del colegio, y en conjunto somos mรกs ricos que el alumno medio y solemos tener padres famosos.

La parte del traje de gala solo es para convertir la fiesta en un acontecimiento: o haces que la gente conduzca un buen trecho hasta tu casa en Northumberland o haces que se disfracen. Asรญ que damos a las fiestas un tema, y a veces en Oxford los temas pueden ser asquerosos.

โ€“ยฟPor ejemplo? โ€“preguntรณ Jack.

โ€“Cรณctel de clรญtoris.

Soames le contรณ a Jack su ambiciรณn: โ€œSer rico y amar y casarme con una mujer hermosa.โ€ Jack preguntรณ cรณmo de rico. โ€œMuy, muy rico. Tan rico como sea posible.โ€

Hasta la gente que no pertenecรญa al โ€œgrupo de Soamesโ€ querรญa sumarse a la diversiรณn. El futuro periodista de derechas James Delingpole, un chico de una familia relativamente ordinaria de clase media de Birmingham que en Oxford se vestรญa como un hacendado tory, recordarรญa, con una risotada: โ€œQuerรญa que me adoptase la aristocracia.โ€

{{John Dower (director), When Boris met Dave, docudrama, 2009.}}

 Owen Matthews, que ahora escribe sobre Rusia, dice:

La atracciรณn era sobre todo estรฉtica. Consciente o inconscientemente, copiรกbamos la extraรฑa mezcla de adoraciรณn e ironรญa de Waugh. Me parecรญa precioso fumar cigarrillos ovalados y salir con chicas que llevaban vestidos vaporosos. Pasรกbamos mucho tiempo vestidos con corbatas negras y tirรกndonos unos a otros al estanque. Me parecรญa que era el espรญritu del lugar. En nuestros zapatos calados de cuero y nuestros tweeds, jugรกbamos a ser miembros de ese mundo perdido, y el jugador estrella era Jacob Rees-Mogg. Parecรญa un antรญdoto contra el declive y falta de estรฉtica que habรญamos conocido en nuestra infancia. Recuerdo crecer en los setenta, cenando a la luz de las velas mientras la basura se amontonaba en la calle.

Pero la mayorรญa de los chicos de public schools de los aรฑos ochenta diferรญan del indolente Sebastian Flyte de Waugh en un aspecto decisivo. Querรญan โ€œtriunfarโ€, hacerse ricos y famosos en la Gran Bretaรฑa de Thatcher. Ya habรญan llegado a Oxford equipados con un acento de la clase dirigente, habilidades retรณricas y la capacidad de sentirse seguros en cualquier lugar del establishment, unas cualidades que el resto de nosotros solo adquirirรญamos en la universidad. Chicos de escuelas como Eton o Winchester venรญan de familias que esperaban el รฉxito, y eso hacรญa que su ambiciรณn no tuviera lรญmites.

Crucialmente, ademรกs, mientras que la mayorรญa de los niรฑos se crรญa en hogares donde se les ama de manera incondicional, los alumnos de los internados crecieron en instituciones donde se les valoraba por su aspecto y sus logros. El รฉxito se convirtiรณ en la capa que llevaban en la vida. El capรญtulo de Boris Johnson que se titula โ€œPolรญticaโ€ en el libro de su hermana no trataba de ideales. Trataba de cรณmo trepar hasta el cรฉnit polรญtico.

{{Oliver Taplin, โ€œDark yuppy bluesโ€,The Times, 16 de junio de 1988.}}

 Recordando su tiempo en Oxford, meditaba: โ€œQuรฉ grupo de codos afilados, empujones y bรกsicamente tipos repelentes รฉramosโ€ฆ Cuando Toby Young empezรณ un artรญculo de [la revista estudiantil] Cherwell con las palabras โ€˜Trabajo mรกs y tengo mejores resultados que nadie que conozcaโ€™, reรญmos aprobando esa รฉtica abominable.โ€

((Sonia Purnell, Just Boris, Londres, Aurum Press, 2012, p. 62.))

Tuve un atisbo de ese mundo de clase alta al final de mi primer aรฑo, cuando un amigo de Oxford me invitรณ al dรญa de puertas abiertas de su antiguo internado. Era uno de los viajes de descubrimiento que hice a las casas de amigos universitarios por Gran Bretaรฑa, desde Hampshire a Stockport pasando por Northumberland.

Esta vez, tras un viaje en tren hacia el interior de la campiรฑa inglesa, cenamos en la vieja โ€œcasaโ€ de mi amigo en el colegio. El director y su mujer conocรญan bien a mi amigo y tenรญan ganas de saber cรณmo le iba en Oxford. Dormimos en una sala con otros diez chicos, y nos despertรณ una campana a las siete. Sentรญ pena por ellos. En mi infancia yo habรญa tenido un espacio รญntimo, un dormitorio para mรญ, un hogar donde podรญa refugiarme para huir de las presiones de la vida pรบblica adolescente.

Pasรฉ gran parte del dรญa de puertas abiertas viendo el partido de cricket entre los alumnos y los ex, mudo de admiraciรณn. Eran chicos de mi edad, locos por el cricket como yo, pero su tรฉcnica estaba a aรฑos luz de la mรญa. El campo era perfecto y junto a รฉl estaban las redes donde les habรญan enseรฑado un dรญa tras otro entrenadores profesionales.

En la cena, el director pronunciรณ un discurso a los padres donde celebrรณ la derrota de los laboristas en las elecciones generales de 1987, mรกs de dos aรฑos antes. Daba por sentado que los laboristas, que habรญan querido bajar los humos a las public schools, eran considerados por todos los presentes el enemigo, una fuerza maligna que pretendรญa destruir el mundo que รฉl y los padres amaban. El mensaje subyacente del director era que el privilegio que esos chicos habรญan recibido a los siete o los once aรฑos era correcto y normal y legitimado por el tiempo, y que solo โ€œsocialistasโ€ podรญan soรฑar con algo tan antinatural como arrebatรกrselo. Sentรญ que estaba en presencia de una casta. Ahรญ estaba la solidaridad de clase de la que hablaban los marxistas, pero en las clases altas en vez de en el proletariado.

Una sensaciรณn de esa visita que permanece conmigo mรกs de treinta aรฑos despuรฉs es el placer estรฉtico. La escuela de mi amigo, posada en su esplendor rural, podrรญa haber sido una localizaciรณn de Brideshead. Crecer en este tipo de escenario idรญlico inglรฉs formรณ a los chicos de la public school. Cuando no estaban en el colegio, muchos vivรญan en una casa familiar rural tambiรฉn idรญlica, por lo general en el sur de Inglaterra. El paรญs que amaban era antiguo e inmaculado, o al menos los victorianos lo habรญan manipulado para que pareciese antiguo e inmaculado.

La belleza inglesa antigua e inmaculada era mรกs que su estรฉtica. Era su ideologรญa, el nรบcleo de su visiรณn del mundo. El protagonista de Retorno a Brideshead no es Sebastian Flyte; es una vieja casa rural inglesa, Brideshead, siempre bajo la amenaza existencial de la modernidad.

Para Waugh, Brideshead era el alma de Inglaterra, aunque solo una minรบscula fracciรณn de la poblaciรณn inglesa viviera en lugares parecidos. Los viejos edificios ingleses podรญan incluso ser el sentido de toda la empresa nacional. En su รฉpoca de columnista del Telegraph, Boris Johnson defendiรณ a la gente โ€œnauseabundamente ricaโ€ sobre la base de que โ€œsi la historia britรกnica no hubiera permitido indignantes recompensas financieras para unas pocas personas de la cรบspide social, no habrรญa Chatsworth ni Longleatโ€.

((Andrew Adonis, โ€œBoris Johnson: The prime Etonianโ€, Prospect, 9 de junio de 2021.))

La arquitectura es el elemento mรกs tangible del legado que separaba a los pijos de todos los demรกs. Como seรฑalรณ un amigo de la infancia de Cameron, โ€œEs un verdadero inglรฉs, a quien le encantarรญa defender lo que ve como la verdadera Inglaterra, pero su Inglaterra real es diferente a la de casi cualquier otra persona.โ€

((Robert Verkaik, op. cit., p. 135.))

Cuando los nostรกlgicos tories de Oxford veรญan las afueras del propio Oxford โ€“el tipo de feo paisaje de posguerra en el que vivรญa la mayor parte de los britรกnicosโ€“, tendรญa a parecerles una aberraciรณn horrenda. Las โ€œfรกbricas y las viviendas sociales parecรญan intrusos en un dominio antiguoโ€,

{{Jan Morris, op. cit., p. 273.}}

 escribiรณ Jan Morris. La ciudad se habรญa convertido en una โ€œMotรณpolis mal planificadaโ€, se quejaba John Betjeman, que pensaba que โ€œlas entradas a Oxford son lo peor que tieneโ€.

{{Encontrado en https://archive.org/stream/in.ernet.dli.2015.186344/2015.186344.The-Best-Betjeman_djvu.txt.}}

 El don de Oxford J. R. R. Tolkien basรณ โ€œLa Comarcaโ€, el hogar paradisiaco de sus hobbits, en el perdido pueblo de las West Midlands donde habรญa crecido antes de que lo engulleran los suburbios de Birmingham.

((Rumeana Jahangir, โ€œThe hobbit: how England inspired Tolkienโ€™s Middle Earthโ€, BBC News, 7 de diciembre de 2014.))

Kingsley Amis se quejรณ en โ€œSu Oxfordโ€:

Para llegar al centro giras a la izquierda, no a la derecha,

y conduces casi hasta Abingdon antes

de pasar ante solares en construcciรณn

garito de paella, peluquerรญa, tienda de mรบsica,

Por sucios callejones hasta el viejo hotel

con fachada nuevaโ€ฆ

((Neil Powerl, Amis & son: Two literary generations, Pan Macmillan, Londres, 2012, p. 198.))

El amigo de Amis de los tiempos de Oxford Philip Larkin dirigiรณ esas acusaciones contra todo el paรญs.

Y eso serรก Inglaterra desaparecida,

las sombras, los prados, las veredas,

los concejos, los coros tallados.

Habrรก libros, permanecerรก

en galerรญas, pero todo lo que quede

para nosotros serรก cemento y neumรกticos.

((Philip Larkin, โ€œGoing, goingโ€ (1972), encontrado en https://www.poeticous.com/philip-larkin/going-going.))

Y Roger Scruton escribiรณ en su โ€œoraciรณn fรบnebreโ€ para Inglaterra: โ€œLa vieja Inglaterra por la que lucharon nuestros padres ha quedado reducida a unos pocos lugares aislados entre las autopistas.โ€

{{Citado en Anne Applebaum, The twilight of democracy, Nueva York, Doubleday, 2020, p. 82. Hay traducciรณn al castellano (El ocaso de la democracia, Debate).}}

 Tras la muerte de Scruton en 2020, Johnson tuiteรณ desde Downing Street: โ€œHemos perdido al mejor pensador conservador moderno.โ€

((Boris Johnson, โ€œrip Roger Scrutonโ€, https://twitter.com/BorisJohnson/status/1216674269721219072?ref_src=twsrc%5Etfw.))

Conservadores como Scruton, Johnson y Cameron situaban la โ€œInglaterra realโ€ en el pasado preindustrial. Encontraron otra versiรณn de ella en el kilรณmetro y medio cuadrado del centro de Oxford. Esta fracciรณn de la ciudad donde vivรญa la mayor parte de los alumnos parecรญa intacta por cualquier cosa desde la guerra civil. Oxford โ€œnunca habรญa sido bombardeada ni quemadaโ€, seรฑalaba Jan Morris.

{{Jan Morris, Oxford, op. cit., p. 34.}}

 Su conservaciรณn no era totalmente accidental. Los poderosos britรกnicos tenรญan un vรญnculo sentimental con su antiguo lugar de recreo. En 1956, un viejo plan para construir una carretera a travรฉs de Christ Church Meadow llegรณ a una reuniรณn del gabinete conservador. Peter Snow escribe: โ€œEn mitad de la crisis de Suez [el gabinete] encontrรณ tiempo para debatir el asunto y, de manera poco sorprendente (cinco de sus miembros venรญan de Christ Church), detuvo la propuesta.โ€

{{Peter Snow, Oxford observed: Town and gown, Londres, John Murray, 1992, pp. 25-6.}}

 La carretera nunca se construyรณ. Hoy, Christ Church sigue siendo un espรฉcimen tan perfecto de la inmaculada y vieja Inglaterra que podrรญa servir como decorado para las pelรญculas de Harry Potter.

De pie en el patio de la universidad por la noche, al mirar a tu alrededor no siempre podรญas saber si estabas en 1988 o en 1688. La universidad parecรญa estar a noventa kilรณmetros y varios siglos de Londres. La atemporalidad tenรญa sus ventajas intelectuales. En Oxford era posible tratar el presente como un momento pasajero que no debรญa eclipsar los milenios pasados. En el mejor de los casos, esa actitud podรญa alentar una vida intelectual libre de las preocupaciones o las modas contemporรกneas. Una tutorรญa sobre John Stuart Mill estaba totalmente dedicada a Mill, y no era un debate sobre Thatcher.

Por otro lado, vivir en el pasado tenรญa desventajas. โ€œOxford es muy bonito, pero no me gusta estar muertoโ€, dijo T. S. Eliot.

{{http.}}

 Anthony Sampson, autor de The anatomy of Britain, pensaba que โ€œlos conjuros y encantamientos de Oxford y Cambridgeโ€ alentaban a sus graduados a โ€œestar preocupados por el pasado, a asumir que las estructuras son permanentes e inmutablesโ€.

{{Anthony Sampson, The changing anatomy of Britain, Londres, Hodder & Stoughton Ltd, 1982, p. 167.}}

 El paraรญso atemporal de Oxford inspirรณ a sus habitantes a producir fantasรญas atemporales como Alicia en el paรญs de las maravillasEl hobbitNarnia y, tras una incubaciรณn que empezรณ a finales de los ochenta, el Brexit. ~

Traducciรณn del inglรฉs de Daniel Gascรณn.

Este texto es un fragmento de Chums. How a tiny caste of Oxford tories took over theย UKย (Profile Books).

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(Kampala, Uganda, 1969) es co- lumnista del Financial Times. En 2016 publicoฬ Fuฬtbol contra el enemigo (Contraediciones).


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