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รlvaro Enrigue

Ahora me rindo y eso es todo

Barcelona, Anagrama, 2018, 424 pp.

La historia es la materia prima de las novelas de รlvaro Enrigue โ€“Vidas perpendiculares, Decencia, Muerte sรบbitaโ€“, pero no son novelas histรณricas en el sentido convencional. Lejos de รฉl la pretensiรณn, laboriosa y con frecuencia banal, de reconstrucciรณn pedestre de รฉpocas o personajes pasados con un aderezo de ficciรณn que tantas malas novelas produce. Enrigue entiende que el cruce entre novela e historia da para otra cosa y estรก en su mejor forma cuando, abandonando todo asidero histรณrico, imagina la vida de sus personajes, sean san Pablo, Caravaggio o, ahora, Gerรณnimo.

Sus novelas exigen, ademรกs, un tipo de lector muy distinto al habitual de โ€œnovelas histรณricasโ€, que suele ser mรกs bien elemental. Ahora me rindo y eso es todo es una novela sin adjetivos; novela que se interroga y reflexiona sobre sรญ misma todo el tiempo, metanovela. Enrigue, eso sรญ, se documenta a fondo sobre los periodos o figuras que elige (asรญ estudiรณ la Italia y la Espaรฑa del siglo XVI y ahora la Apacherรญa del XIX); a veces, de hecho, creo que se documenta demasiado y eso lastra un poco su imaginaciรณn novelesca.

Enrigue es uno de los novelistas mexicanos actuales mรกs dotados para la narraciรณn de acciones y la construcciรณn convincente de mundos novelescos diversos. La obra inicia: โ€œAl principio las cosas aparecen. La escritura es un gesto desafiante al que ya nos acostumbramos: donde no habรญa nada, alguien pone algo y los demรกs lo vemos. Por ejemplo la pradera: un territorio interminable de pastos altos.โ€ A partir de ahรญ, Enrigue levanta una catedral narrativa: desmesurada, excesiva a ratos, a la que sobran unas cuantas capillas y retablos, pero imponente. Quizรก desde Carlos Fuentes, con el que guarda mรกs de una afinidad, la literatura mexicana no veรญa una ambiciรณn narrativa de esta รญndole.

Ahora me rindo y eso es todo cuenta tres historias: la de la progresiva rendiciรณn de los chiricahuas, centrada en Gerรณnimo; la de Camila, mexicana raptada por los apaches que acaba convirtiรฉndose en uno de ellos, y Zuloaga, el militar mexicano encargado de buscarla; y la del escritor que cuenta todo. Siempre ha habido en Enrigue un interรฉs y abierta empatรญa por los pueblos extintos o casi extintos y sus รบltimos representantes. No es difรญcil compartirla: en este caso, un pueblo pequeรฑo, el apache, que durante aรฑos resistiรณ heroicamente los embates de dos ejรฉrcitos, el mexicano y el estadounidense. A veces la empatรญa lo desborda y lo hace incurrir en bastas simplificaciones histรณricas, como cuando generaliza sobre el proceso colonial: โ€œlo que le hicimos a Amรฉrica, la tierra que nos llena la boca cuando la reclamamos. No somos sus hijos, somos una fuerza de ocupaciรณn. Tendrรญamos que vivir de rodillas. Tendrรญamos que devolverla. Eso es todo, Amรฉrica, eso es todoโ€. Es bastante mรกs que eso. Sin embargo, lo primero que llama la atenciรณn aquรญ es la magnitud de la fascinaciรณn โ€“de dimensiones melvilleanasโ€“ que Enrigue ha experimentado por la Apacherรญa. Como es sabido, Gerรณnimo profesรณ durante toda su vida un odio profundo a los mexicanos. Con sobrada razรณn, pues fueron soldados mexicanos quienes asesinaron a su esposa e hijos en Chihuahua, en 1858. No hay manera de reparar semejante infamia, pero no deja de ser un modesto acto de desagravio que sea un mexicano el que escriba ahora su libro.

A diferencia del novelista histรณrico ordinario, Enrigue estรก tanto o mรกs interesado en el presente que en el pasado. Sus novelas no son reconstrucciones arqueolรณgicas, sino indagaciones lanzadas al futuro. Aquรญ de lo que se trata no es solo del ocaso de un pueblo, sino del presente y futuro de dos paรญses, Mรฉxico y Estados Unidos, y de dos continentes, Amรฉrica y Europa. Enrigue vive desde hace tiempo en el paรญs vecino y encarna el dilema del escritor netamente mexicano, hispรกnico, que vive allรก (lejos de รฉl, tambiรฉn, el frรญvolo afรกn de ser un escritor โ€œglobalโ€, o sea, de ningรบn lado, porque sabe que toda verdadera universalidad parte de una tradiciรณn especรญfica). Esto era ya perceptible en Hipotermia, ese melancรณlico libro de cuentos sobre gringos. En esta novela, el narrador cavila: โ€œnunca quise ser nada mรกs que lo que soy: mexicano. Las cosas del mundo, el miedo a vivir como un apache, me han puesto, sin embargo, en un รกnimo claudicatorio […] Para poder seguir manteniendo a la familia, entonces, tengo que dar un paso: dejar de renovar visas, convertirme en residente de este otro paรญs, ser el que soy en otro sitio de manera permanente, dejar de ser extranjero, asumir el rol de migrante y empezar a hacer las cosas que sea que hagan quienes se integran y aclimatan […] Me digo que no importa, que nada cambia si uno tiene documentos que reflejen mejor el tipo de vida que llevaโ€. Ah, pero sรญ que importa, a quiรฉn queremos engaรฑar. Me consta que muchos migrantes mexicanos en una situaciรณn similar โ€“โ€œmojado de primera claseโ€, como se dice en Hipotermiaโ€“, escritores o acadรฉmicos, en la desolaciรณn dominical de un campus gringo, se preguntan sinceramente: ยฟquรฉ carajos hago aquรญ?

Hace algunos aรฑos, en la terraza de una ciudad norteรฑa con pretensiones gringas, pero al mismo tiempo sรณlidamente mexicana, conversaba con Enrigue de este y otros temas. Antes de que se bebiera un poco demasiado, hablamos de padres con fuertes raรญces en Mรฉxico y una conciencia clara de su historia, y de hijos โ€“mรกs globales, mรกs modernosโ€“ en los que esas raรญces inevitablemente se debilitan. Reconocรญamos con cierta melancolรญa que habรญa ahรญ algo que se perdรญa. Luego el alcohol siguiรณ corriendo, la conversaciรณn cambiรณ de rumbo muchas veces y yo acabรฉ la noche repitiendo neciamente una frase idiota sobre Gรณngora โ€“algo sobre la grandeza formal, no me pregunten quรฉโ€“. A la maรฑana siguiente, crudo, releรญ el esplรฉndido final de Muerte sรบbita โ€“en el que el artista, Caravaggio, โ€œsentรญa que podรญa escuchar la sรบplica de un alma antigua, un alma de un mundo muerto, el alma de todos los que se han jodido por la mezquindad y la estulticia de los que creen que de lo que se trata es de ganar, el alma de los que se han extinguido sin merecerlo […] el alma de los nahuas y los purรฉpechas, pero tambiรฉn la de los longobardos que hacรญa mil quinientos aรฑos habรญa sido reventados por Roma como Roma acababa de reventar a los mexicanos e iba a reventar al poeta. Escuchรณ: eres el que mejor puede hablar por nosotrosโ€โ€“ y pensรฉ, cosa que la lectura de Ahora me rindo y eso es todo ha confirmado, que un novelista como Enrigue es justamente eso: el que mejor puede hablar por nosotros. ~

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(Xalapa, 1976) es crรญtico literario.


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