Alan Moore
Jerusalem
Nueva York, Liveright, 2016, 1280 pp.
Este libro reciente no se verรญa fuera de lugar entre las novelas โtotalesโ del siglo XX. Es una narraciรณn de muy largo aliento, densa y repleta de personajes, acontecimientos y reflexiones, con interรฉs en numerosos periodos histรณricos y en grandes temas de su propio tiempo, que examina desde muchos puntos de vista para intentar grandes conclusiones: una visiรณn coherente de la existencia humana.
Mรกs todavรญa, esa visiรณn incluye la historia y la polรญtica, la cultura โpopularโ y la otra; recurre a pastiches de numerosos estilos literarios y a crear decenas de voces diferentes; tiene algunas porciones de autoficciรณn o al menos de autobiografรญa ficcionalizada; tiene tambiรฉn largas tramas que exploran nada menos que el sentido รบltimo de la vida y su valor en el universo.
Y prรกcticamente todo ocurre en un รบnico escenario: el barrio pobre de los Condados (Boroughs) de la ciudad inglesa de Northampton, en la que su autor, Alan Moore, naciรณ en 1953 y vive todavรญa. Pasado, presente y futuro se resumen en esa รกrea, de poco mรกs de un kilรณmetro cuadrado, en la que numerosas vidas comienzan y terminan sin consecuencias aparentes, pero en la que (tambiรฉn) se entrevรฉ una cosmogonรญa visionaria, fantรกstica. El universo de Moore es la everness de John Wilkins y de Borges: nada se pierde pues todo suceso, por nimio que sea, se guarda, o mejor dicho estรก prefijado โexiste de manera incesanteโ en la eternidad. La realidad es comprensible solo desde esa dimensiรณn sin tiempo, superpuesta al mundo fรญsico, que puede ser intuida por videntes y locos y estรก regida por criaturas inauditas. En ella, los vivos y los muertos repetimos una y otra vez nuestros momentos de torpeza, de horror o de felicidad.
La ambiciรณn de Jerusalem serรญa inusitada hasta en una รฉpoca menos hostil a las obras enormes. Estรก en su imaginaciรณn impresionante, la amplitud de su investigaciรณn histรณrica, la originalidad de sus puntos de vista y hasta sus tropiezos (ocasionalmente Moore es pomposo, no todos sus experimentos formales tienen รฉxito y su representaciรณn de la violencia de gรฉnero deja que desear). Pero esa desmesura es una medida de su valor: es una de โlas grandes obras, imperfectas, torrenciales, las que abren caminos en lo desconocido […] los combates de verdadโ de los que escribiรณ Bolaรฑo en 2666, su propia obra desbordada e inabarcable. Una narraciรณn espectacular, compasiva, amarga, vertiginosa sobre los desposeรญdos: sobre la mayorรญa de nosotros.
Reseรฑas tempranas de Jerusalem querรญan enlazarla con el trabajo de Moore como guionista de cรณmic, por el que goza de fama mundial desde hace treinta aรฑos. Desde luego, muchos temas centrales de la novela son los de la obra entera de Moore, que tambiรฉn abarca performance, poesรญa y cine experimental y ha utilizado en repetidas ocasiones el homenaje literario, la idea de la predestinaciรณn, los mรฉtodos de la novela histรณrica y la experiencia visionaria. Pero tambiรฉn se debe considerar la parentela novelesca del libro, desde Lanark de Alasdair Gray o Diccionario jรกzaro de Milorad Paviฤ hasta La casa de hojas de Mark Z. Danielewski: textos intrincados que responden no solo a aspiraciones estรฉticas sino al reconocimiento, por parte de sus creadores, de la posiciรณn peculiar que cada uno ocupa en el espacio, en el tiempo y en la sociedad en los que viven. Para Moore, en los Condados estรกn su propia vida, su crianza en una familia proletaria y la memoria de la comunidad entera, menospreciada por la historiografรญa de los encumbrados o los poderosos debido a su pobreza: a su falta de influencia en los โgrandes sucesosโ. En Jerusalem aparecen Oliver Cromwell, Lucia Joyce (la hija de James, que muriรณ en un hospital psiquiรกtrico de Northampton) y otros famosos, pero el lugar de privilegio lo ocupan los propios habitantes del barrio: mujeres y hombres que deben afanarse todos los dรญas para ganarse la vida, son vรญctimas de enfermedades y accidentes y al observar su entorno concluyen, de manera bastante razonable, que nada puede cambiar. El fatalismo de Jerusalem es el producto de generaciones de postergamiento: de progreso material que siempre beneficia mรกs a otros y de promesas siempre incumplidas por parte del poder.
Los actos de reivindicaciรณn de una novela no son mรกs que literatura, evidentemente, pero en Jerusalem tambiรฉn buscan reclamar, como mรญnimo, la capacidad creadora: el derecho a la propia representaciรณn โy a la propia representaciรณn inventiva, poderosaโ que muchos suponen confinado a las รฉlites.
El episodio inicial de la novela ocurre en el siglo XIX: Ernest Vernall, un trabajador analfabeto, enloquece al encontrarse con un รกngel y, ademรกs de terminar en la ruina, aprende a escribir una sola palabra misteriosa, cuyo sentido se revelarรก cientos de pรกginas mรกs tarde. El รกngel dice palabras como estas: Theis whille beye veery haerdt foure yew.
Es fรกcil leer y hallar un sonido semejante al de la oraciรณn inglesa โThis will be very hard for youโ (Esto serรก muy difรญcil para ti), pero inmediatamente despuรฉs el texto revela que las palabras se desdoblan, se amplifican en la mente del escucha y terminan convertidas en un pasaje mucho mรกs extenso y complejo sobre el impacto destructivo que el descubrimiento de lo trascendente puede tener en la conciencia humana, al confrontarla con sus limitaciones y la certidumbre de la muerte. Algo, en efecto, muy difรญcil.
En la ficciรณn popular que Alan Moore conoce tan bien es habitual que una narraciรณn retome detalles de otras previamente publicadas y los reinterprete en un nuevo contexto, en el que son โexplicadosโ de formas imprevistas por sus creadores originales. Jerusalem hace esto โpobres de quienes tengan la tarea de traducirlo a otros idiomasโ con el idioma experimental de Finnegans wake, repleto de portmanteaus con mรบltiples sentidos. Aquella habla sintรฉtica y alarmante resulta haber sido, siempre, el idioma de los รกngeles: siempre parte del universo inventado, o vislumbrado, por un intruso en la fiesta de postรญn de la literatura. ~
(1970) es autor de Cartas para Lluvia, Los atacantes, La torre y el jardรญn, Los esclavos y Gente del mundo, entre otros. Por su libro Manda fuego (2013) ganรณ el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para obra publicada.