Pedro Mairal
La Uruguaya
Ciudad de Mรฉxico, Emecรฉ, 2017, 168 pp.
No puedo escribir sobre La uruguaya de Pedro Mairal (Buenos Aires, 1970) sin acusar la lectura de la abrumadora cantidad de reseรฑas elogiosas que desde su publicaciรณn en Argentina, en mayo de 2016, ha convocado. Hay un concepto clave que circunda invariablemente estas notas: โgran novelaโ. Ademรกs, desde J. Ernesto Ayala-Dip pasando por Anna Caballรฉ hasta llegar a Edmundo Paz Soldรกn el consenso es nombrarla, tambiรฉn, como โnovela perfectaโ. ยฟCรณmo se consigue eso, esa unanimidad prolongada, justificada con certeros argumentos y no con gatillazos al aire, en este tiempo de elogios gratuitos de un dรญa? ยฟCรณmo es que el de boca en boca otorga la sorprendente sensaciรณn de que โtodos ya la leyeronโ? ยฟPor quรฉ una novela simple, cotidiana y hasta humilde de 168 pรกginas, cuyo protagonista, Lucas Pereyra, un escritor latinoamericano cuarentรณn, nos cuenta un dรญa en su vida, desde que sale de su casa en Buenos Aires para ir a Montevideo por los dรณlares que le han pagado como parte de un par de adelantos editoriales, nos ha inundado la cabeza? De cierto es que la explicaciรณn no se encuentra en la relaciรณn furtiva con su amante de una vez, Magalรญ Guerra Zabala, una joven que conociรณ hace tiempo en un festival literario y con la que volverรก a verse. Aunque lo clandestino genera parte de la tensiรณn, porque se consigna la sospecha de la esposa (Catalina) por el hallazgo de un correo electrรณnico, aunque ambiguo, medio comprometedor, no es ahรญ en donde encontrarรญamos la respuesta. ยฟCuรกntas novelas sobre la crisis de mediana edad de un tipo casado y padre de un hijo, que engaรฑa y tiene sexo a hurtadillas, hemos leรญdo? Bastantes. Casi podrรญamos decir: suficientes. ยฟEntonces?
Me parece que lo que establece la intimidad entre el narrador-protagonista Lucas con el lector es la estructura desde la que se sitรบa el punto de vista. La historia es el reordenamiento (denso y vertiginoso) de las acciones y dudas a un aรฑo de ese trรกgico dรญa; desde la resoluciรณn, sรญ melancรณlica, pero sobre todo heroica, de aceptar la densidad de la vida adulta y de nuestras decisiones. Esa jornada, Lucas regresรณ derrotado a encontrar en su hogar una revelaciรณn que resuelve no la novela, sino la percepciรณn para contar aquel dรญa en el pasado que inaugurรณ su futuro.
Si bien no se puede escribir una โnovela perfectaโ, estoy convencido de que sรญ puede leerse. Atenida a la apariencia convocada tantas veces por el realismo, de intentar atrapar y consignar el mundo, La uruguaya es un ejemplo maestro de esa ilusiรณn gracias a que Mairal cuenta, debido al tono conseguido por la estructura, la paradoja del siglo XXI: haber conseguido todo lo que querรญamos sin ser todo lo que deseรกbamos. Esta novela atiende las mรบltiples imposibilidades de la vida contemporรกnea: la monogamia, ser buen padre, tener buen sexo, mentir o decir la verdad, ser un proveedor eficaz, ser un escritor latinoamericano, poder ganarse el pan (ya no digamos comprar una casa) y ser, en suma, una buena persona, pero, sobre todo, consigna la imposibilidad de mantener o renovar la ilusiรณn de ser niรฑos inocentes, aventureros e ilusionados. En resumen, la incapacidad de ser honestos con nosotros mismos y confrontar nuestros deseos e ilusiones con los que nos impone la sociedad. Pedro Mairal โes decir: Lucasโ nunca aterriza esos temas mรกs que en breves pรกrrafos. Su afรกn es sintรฉtico y, ademรกs de reflexivo y divertido, superficial. No ahonda. Pero su bisturรญ deja en segundos expuesto el mรบsculo y la consecuente sustancia de lo verdadero y consigue la โdensidadโ de las grandes obras. Aรบn no acaba el primer capรญtulo y ya sentimos que entendemos a Lucas, que queremos a Lucas porque nos ha contado los nodos que lo intrigan: amor, matrimonio, paternidad, carencias, frustraciรณn, el fin del juego. โSiempre me aterra esa cosa siamesa de las parejas: opinan lo mismo, comen lo mismo, se emborrachan a la par, como si compartieran el torrente sanguรญneo […] ยฟQuรฉ monstruo bicรฉfalo se va creando asรญ?โ O su revisiรณn sobre los hijos: โMi hijo. Ese enano borracho. Porque era asรญ a veces, como cuidar un enano borracho que se pone emocional, llora, no le entendรฉs lo que te dice, lo tenรฉs que estar atajando, lo tenรฉs que levantar porque no quiere caminar, hace un desastre en el restorรกn, tira cosas, grita, se duerme en cualquier lado, lo llevรกs a la casa, tratรกs de baรฑarlo, se cae, se hace un chichรณn, empuja muebles, se duerme, vomita a las cuatro de la maรฑana.โ Aunque la construcciรณn de la paternidad (y de todos los temas) va bordรกndose a lo largo de la novela, Pedro Mairal llega a estas cimas una y otra vez como orgasmos mรบltiples. Para todo tiene un remate. Asรญ, entendemos que Lucas es โun leรณn atado con piolรญn de fiambrerรญaโ y que el matrimonio es de dos que estรกn: โsolos y juntosโ porque โde a poco nuestra bestia de dos espaldas fue quedando tullidaโ. Como le estรก hablando a Catalina, su esposa (โera mi actitud de desempleado, de tipo que no provee, mi impotencia de macho cazadorโ), entendemos โporque lo trรกgico ya ocurriรณ, porque lo cuenta desde un โahoraโ emocionalโ que la novela es una especie de triunfo triste compartido.
No se trata de una confesiรณn, mรกs bien es una disculpa sin remordimientos debido a que ambas partes (esposo y esposa) fallaron de una manera natural, abrasados por el tiempo, el tedio, por la vida normal. ยฟPor quรฉ confesarse con Catalina si la intuye una traidora tierna como รฉl? Mรกs bien le tiende un puente de comprensiรณn y entendimiento. Tampoco es una revisiรณn burda de los actos que los llevaron a donde estรกn. Es, si acaso, una liberaciรณn del secreto. La novela, entonces, es una epifanรญa de centenar y medio de pรกginas. De ahรญ el tono de nostalgia festiva. Es una ejecuciรณn perfecta entre forma y fondo en un espacio reducido. La estructura de La uruguaya deviene ordenamiento, claro, pero tambiรฉn deviene tono que inunda a una voz narrativa que aparenta la del hermano mayor que ha vuelto del infierno para contarnos que todo estarรก bien. El logro de esta novela es la apariencia de la renuncia a la tรฉcnica para confiar, sobre todo, en la intuiciรณn y la duda.
Es, entonces, un libro escrito desde una vereda mรกs cotidiana y simple, mรกs humilde e intuitiva. Y gracias a esa humildad llega a ser lo que no estaba presupuestada a ser: una gran novela. Ilusiรณn, que la hace una gran novela, y apariencia, que la vuelve una novela perfecta.
โGuerra, estoy yendo, ยฟpodรฉs a las dos?โ, pregunta Lucas al principio del primer capรญtulo. โDale, a las dos. Mismo lugar que la otra vezโ, responde Guerra, al final de ese mismo capรญtulo. Ambas frases sintetizan las seรฑas efรญmeras y apresuradas de nuestros tiempos. Casi pueden ser los puntos de arranque y cierre de novela, su contenciรณn que agrupa lo que en las รบltimas dรฉcadas hemos querido decir y no hemos podido. Imposibilidad y liberaciรณn. De ahรญ nuestra cercanรญa alegre (pero triste) con esta novela. Si Emma Bovary era Flaubert, ahora Guerra y Lucas somos nosotros. ~