Las voces del exilio

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Malva Flores

Galรกpagos

Ciudad de Mรฉxico, Era, 2016, 62 pp.

 

Por el epรญgrafe de Darwin sabemos que es una isla donde โ€œtodos los organismos tienen, sin embargo, cierto grado de parentescoโ€; por el de Victor Hugo, que es una โ€œlarga noche hecha por el exilioโ€. Por la lectura, vienen a la cabeza Prรณspero y las voces sobrenaturales (โ€œthe isle is full of noisesโ€, dice Shakespeare; pero โ€œsi las voces fueran inteligibles, serรญa menos islaโ€, comenta Browning). Galรกpagos โ€“sin artรญculo: no son โ€œlas Galรกpagosโ€ sino el exilio, en singularโ€“ es un trayecto que comienza en versos, con una suerte de prรณlogo en Coyoacรกn, y se va transformando en versรญculos y en una deriva de cosas conocidas. Versรญculos, no prosa. Esto es determinante: el coloquio interior y la recurrencia de Victor Hugo no son arreglos de informaciรณn segรบn la sintaxis sino la composiciรณn con la que Malva Flores intenta componerse y entender las voces que fabulan su conciencia y las cosas y lugares que conforman el exilio. Todos los poemas de Galรกpagos tienen un epรญgrafe (son las voces de la isla), o parten de uno, excepto los que dialogan, refutan o continรบan al Victor Hugo de Ce que cโ€™est que lโ€™exil (un librito de ensayos con los que buscaba dar sentido a su exilio de 1851 โ€“obra que yo no conocรญa y ahora debo a Malva Flores). En eso coinciden: los persigue el rumor, la mรบsica y el ruido de la propia memoria, que chocan con el ruido del lugar ajeno, en donde uno no da miedo y el peor riesgo es la autocompasiรณn. Pero los exilios de Hugo son muy suyos: brillantes, profundos, conmovedores; uno sabe lo que va a decir, lo dice en efecto, y uno se sorprende: โ€œTodo estรก permitido en vuestra contra; usted estรก fuera de la ley, es decir, fuera de la equidad, fuera de la razรณn, fuera del respeto, fuera de la verosimilitud.โ€ Los de Flores son discรญpulos que quieren creer al viejo, por su temple, pero con una esperanza solo de actitud, sin arraigo: โ€œsiempre fue eso: domesticar tu sombraโ€. El exilio del viejo peleonero terminarรญa con el retorno; el de Malva Flores comienza, precisamente, con el retorno: โ€œDiez aรฑos me tomรณ regresar a Galรกpagosโ€, dice con ese ardid de todo el libro: un verso culto (dos hemistiquios heptasรญlabos) que quiere parecer un dicho coloquial.

Y es notable la calidad y el tono general de Galรกpagos, aparentemente simple, pero difรญcil de sostener: son versรญculos, pero casi siempre con la afinaciรณn de la prosodia del verso culto (el acento principal en sexta sรญlaba, o en la cuarta y octava), de modo que queda una musicalidad suave, una suerte de lira o silva moderna que se incumple y alarga. โ€œEnigmรกtico, ยฟno?, el ritmo y tedio de la prosa que canta…โ€

El libro estรก recorrido por algo del orden de lo dramรกtico y de la narraciรณn. Pienso en el sentido que halla Chesterton: el protagonista de un drama, por ejemplo Edipo, es el รบltimo en enterarse de la verdad; ignora aquello que todo el pรบblico sabe. Al contrario, una estructura narrativa coloca la ignorancia en el lector y el saber en el narrador: el รบltimo en enterarse es el lector. Ambas ignorancias, ambos saberes, forman la peculiar atmรณsfera de Galรกpagos. Como en el drama, Malva Flores ignora el sentido en que se desenvuelven sus dรญas desde que iniciรณ su exilio; sabe que la envuelve algo ominoso, pero no logra ni cumplirlo ni desentraรฑarlo: es โ€œuna torcedura del mundo, un error cometido sin pecado o un pecado convertido en error de cรกlculo, ataduraโ€. En este sentido, Galรกpagos es un libro dramรกtico: la protagonista lleva a cabo, actรบa, una ignorancia, como si el interlocutor (quizรก Victor Hugo) o el lector, pues, estuviera en la posiciรณn de saber. Pero no es asรญ, desde luego. Y peor porque el libro hace al lector creer que habrรก de descubrir una narrativa, historias convergentes de seres con โ€œcierto grado de parentescoโ€, que no necesitan recordarse su propia historia comรบn: la saben.

De modo que el lector queda con dos ignorancias y ningรบn saber: โ€œlas causas del destierro ya no importan sino encontrar algรบn punto de apoyoโ€. Buen lugar para la poesรญa. Ni drama ni historia se entregan. Queda el acoso de las Erinias, que no te pueden tocar pero te secan el alma: โ€œlas arenas parlantes van devorando todo. Un bla bla bla. Un ruido que se agita en lugar de los nombresโ€, y uno llega cuando alguien ya llevaba largo rato hablando y se le escucha cantar por la noche y solamente reconoce que el canto es bello y triste, pero no es un treno final sino una noche de tantas, en que alguien dialogaba con sus fantasmas mientras โ€œtodo fue, lentamente, oscureciendo la casa, la memoriaโ€.

Hay una suerte de autorreproche moral y anรญmico. No quiere ceder al secuestro emocional. Es un temple estoico, pero derrotado. Y en eso consiste, a la vez, la debilidad de la poeta, el temple de su libro y la empatรญa con su lector. ยฟPor quรฉ resultan tediosos y grises los colores vivos bajo el sol, el mar, el aire? Porque Galรกpagos es un exilio: uno estรก de prestado y la patria no es un lugar sino la memoria y la derrota. No es un libro depresivo; es una larga lucha emocional โ€“sobreviviente, adaptativa, darwinianaโ€“ contra los demonios de la anomia y un pasado que, por ido, parece aรฑorable, igual que esos lugares perfectos y abominables, por su vacuidad, por su venalidad, porque no quiere uno estar ahรญ pero es mejor. Muchas cosas malas en medio de muchos bienes sin importancia y el poema es el รกmbito, quizรกs espacial, en donde la poeta se defiende de una estupidez ambiente.

No es drama, no es narraciรณn, pero tampoco es un libro de poemas sueltos. Malva Flores ha escrito un libro raro, valioso y desigual. Y esa es una de las mayores virtudes de Galรกpagos: es desigual porque estรก escrito en una lengua poรฉtica que quiere volverse coloquial (es un decir porque no hay poesรญa que incurra en las torpezas de dicciรณn, o pobreza de sintaxis, con las que hablamos: la coloquialidad es un recurso musical tambiรฉn, de modo mustio, de un orden culto; es decir: todo poema es composiciรณn musical en tanto que se trata de la construcciรณn de un habla que ordena el caos sonoro del crรกneo).

Es un libro ambicioso, pero sin las presunciones ni las vulgaridades de la ostentaciรณn: no hay estallidos ni serpentinas para pรบblicos gigantes; ambiciona otra cosa: hallar a alguien, cantar para los seres interiores y para quien se acerque a oรญr. No hay apuestas formales incumplidas, lo cual no quiere decir que las formas y tรฉcnicas sean simples; no lo son, pero Malva Flores evitรณ defraudar su รกnimo o sus recursos. Es un libro armรณnico, sabio, inteligente y triste, que apela a la memoria y promete un drama y una historia ausentes, que no llegan. Todo eso. Es un libro que acepta visitas posteriores y sรฉ que lo leerรฉ de nuevo. ~

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(ciudad de Mรฉxico, 1962) es poeta y ensayista.


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