Liberales y libertarios

La militancia liberal y la libertaria aparecieron casi al mismo tiempo, en los siglos XVIII y XIX, con rasgos en común e importantes diferencias. Ambas han recibido los embates de quienes ven la libertad como un peligro.
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Los hechos sociales son anteriores a las teorías que los interpretan y a las palabras que les dan nombre. Los hechos nuevos o las nuevas interpretaciones requieren palabras nuevas o significados nuevos de palabras que ya existen.

La palabra liberal, quehoy esante todo política, fue moral. No sonaba a liberalismo, sino a liberalidad.Viene del latín liberalis, adjetivo usado para la conducta generosa y noble, propia de un hombre libre (no esclavo, siervo ni plebeyo). Raimundo de Miguel (Nuevo diccionario latino- español etimológico) da para liberalis cuatro grupos de significados: liberal, generoso, magnífico; noble, ilustre, honrado; bueno, benévolo; abundante, considerable.

En la Edad Media, se llamó ars liberalis a las artes dignas de tales hombres (gramática, dialéctica, retórica, cálculos, geometría, astronomía, música): destrezas intelectuales que enseñaba la universidad; frente a los aprendizajes de oficios, artesanías y trabajos serviles.

Todavía en 1615, en la segunda parte del Quijote, capítulo 6, el ingenioso hidalgo dice: “Al caballero pobre no le queda otro camino para mostrar que es caballero sino el de la virtud, siendo afable, bien criado, cortés, comedido y oficioso; no soberbio, no arrogante, no murmurador; y, sobre todo, caritativo. Que, con dos maravedís que, con ánimo alegre, dé al pobre, se mostrará tan liberal como el que a campana herida da limosna” [tan liberal como el que da limosna generosamente, pero haciendo repicar la campana].

Según Le Grand Robert, la palabra francesa libéral ‘dadivoso’ comenzó a usarse hacia 1160 y libéral ‘digno de un hombre libre’ en el siglo XIII. En cambio, libéral ‘favorable a las libertades individuales en el orden político’ se usó por primera vez hacia 1750 y se volvió común a fines del siglo XVIII. Luego, en 1818 apareció libéralisme y en 1858 libertaire ‘que no admite ni reconoce limitación alguna a la libertad individual en materia social o política’.

Según Corominas (Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico), el uso de liberal ‘generoso, dadivoso’ empezó hacia 1295. Cinco siglos después, apareció el uso político: liberal ‘opuesto a los extremismos de derecha e izquierda’. “De ahí pasó a aplicarse (por primera vez en España y en 1810) a un partido político.”

La lista mundial que da la Wikipedia bajo “Partido Liberal” confirma que Liberal como denominación partidaria aparece en español, antes que en otras lenguas. Muestra además que México fue el primer país hispanoamericano en tener un Partido Liberal: México 1822, República Federal de América Central 1830, Ecuador 1830, Colombia 1848, Chile 1849, Argentina 1856, etcétera.

Los griegos inventaron una palabra (que pasó casi idéntica al español) para referirse al caos que resulta de la ausencia de autoridad: anarquía. Sonaba y suena negativa. Pero hubo teóricos políticos radicales que, ante las esperanzas y decepciones que suscitó la Revolución francesa, soñaron con ir más allá. Tomar en serio los ideales de “libertad, igualdad, fraternidad”. No buscar mejores autoridades: suprimirlas todas. Vivir sin monarca ni parlamento ni juzgados ni policía ni ejército ni impuestos, en libertad feliz. Le dieron un significado positivo a la anarquía. Promovieron las cooperativas, el mutualismo y el federalismo. Se llamaron a sí mismos anarquistasácratas o libertarios.

Le Robert atribuye la creación del término libertaire en 1840 a Proudhon, que exaltó la libertad radical y propuso formas de organización no autoritaria: horizontales, en vez de verticales. Declaró que la tierra cultivable debe ser del que la trabaja; y que, fuera de ese caso, “la propiedad es un robo”.

El Diccionario de la Real Academia registró libertario en 1927: “Que defiende la libertad absoluta, la supresión de todo gobierno y de toda ley.”

Etimológicamente, anarquista (sin jefe) y ácrata (sin freno) evocan la vida libre de impedimentos. Mientras que libertario es un término positivo:afirma la libertad absoluta por sí misma, la voluntad autónoma.

La militancia liberal y la libertaria aparecieron casi al mismo tiempo en la historia: los siglos XVIII y XIX. Muchos rasgos comunes las hermanan. Desde luego, el amor a la libertad y el rechazo a la esclavitud, la desigualdad, la opresión, la miseria y el Estado.

Con diferencias: Los liberales creen que el Estado es un mal necesario, y cuanto menos mejor. Los libertarios creen que lo mejor es nada: ni Estado ni patria ni ley ni amo ni Dios.

El liberal es tolerante, pero no muy militante. Los libertarios son más militantes y menos tolerantes (según la cuestión: tolerantes sexuales, pero intransigentes ecológicos).

Algunos liberales se desvían por el dinero (público o privado). Algunos anarquistas, por la violencia (clandestina o abierta).

En la práctica, surgen contradicciones. Los liberales en Estados Unidos, para reducir el poder de los ricos, favorecen el intervencionismo del Estado; a diferencia de los liberales en Europa, que se oponen al intervencionismo.

En la práctica, el intervencionismo favorece que las grandes empresas (públicas o privadas) se impongan en el mercado al comprar, vender, contratar, ganar juicios y sobornar a las autoridades. También favorece a los grandes sindicatos, que se vuelven aliados de las grandes empresas y el gobierno. Big government, big business, big labor: lo que en México se llamó Alianza Tripartita.

El intervencionismo niega el “Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même” [Dejar hacer y dejar pasar, la economía se gobierna sola] que predicó el economista Vincent de Gournay (1712-1759), inventor del concepto de burocracia.

Tanto liberales como libertarios son combatidos por los que ven peligros en la libertad. El intervencionismo es necesario en casos de urgencia (epidemias, terremotos), pero tiende a volverse permanente. Conduce aburocratizar toda la vida social y estatizar la economía. Ante lo cual renacen las propuestas liberales.

El economista alemán Alexander Rüstow (1885-1963) propuso una “economía social de mercado” que evitara los excesos del intervencionismo y los del “laissez faire”. Acuñó la palabra neoliberal en 1938.

Esa palabra positiva fue satanizada cuando los Chicago Boys (economistas chilenos que estudiaron con Milton Friedman) lograron una recuperación sorprendente de la economía chilena, bajo la dictadura de Pinochet. Liberaron la vida económica, pero no la política, lo cual les dio mala reputación.

Del latín liber derivan libre y libro. Ojalá que un editor integre las diversas formas de crítica social que favorecen la libertad en una colección de libros clásicos Liberales y Libertarios como los siguientes:

  • Étienne de La Boétie, La servidumbre voluntaria
  • John Locke, Carta sobre la tolerancia
  • Montesquieu, El espíritu de las leyes
  • Voltaire, Tratado sobre la tolerancia
  • Adam Smith, La riqueza de las naciones
  • Anne Robert Jacques Turgot, Ventajas que el cristianismo aportó al género humano
  • Abate Sieyès, ¿Qué es el Tercer Estado?
  • David Ricardo, Principios de economía política y tributación
  • Félicité de Lamennais, Palabras de un creyente
  • Flora Tristán, La emancipación de la mujer
  • Pierre-Joseph Proudhon, ¿Qué es la propiedad?
  • Charles de Montalembert, La Iglesia libre en el Estado libre
  • Mijaíl Bakunin, Dios y el Estado
  • Henry David Thoreau, Desobediencia civil
  • Guillermo Prieto, Lecciones elementales de economía política
  • Murray Bookchin, Ecología de la libertad
  • León Tolstói, El reino de Dios está en vosotros
  • Lord Acton, Ensayos sobre historia de la libertad
  • Piotr Kropotkin, El apoyo mutuo
  • Friedrich Nietzsche, Genealogía de la moral
  • Emma Goldman, Mi desilusión en Rusia
  • Mahatma Gandhi, Autobiografía
  • John Maynard Keynes, ¿Soy un liberal?
  • Ricardo Flores Magón, Sueños de libertad
  • Karl Jaspers, Origen y meta de la historia
  • José Ortega y Gasset, El hombre y la gente
  • Frank Tannenbaum, La lucha por el pan y por la paz
  • Harold Laski, Los peligros de la obediencia
  • Friedrich Hayek, Camino de servidumbre
  • Leo Strauss, La censura y el arte de escribir
  • Erich Fromm, El miedo a la libertad
  • Bruno Rizzi, La burocratización del mundo
  • Karl Popper, En busca de un mundo mejor
  • George Orwell, 1984
  • Hannah Arendt, Los orígenes del totalitarismo
  • Isaiah Berlin, Dos conceptos de libertad
  • Paul Goodman, Problemas de la juventud en la sociedad
  • Milton Friedman, Capitalismo y libertad
  • Octavio Paz, La llama doble
  • Primo Levi, Los hundidos y los salvados
  • Betty Friedan, La mística de la feminidad
  • Cornelius Castoriadis, El ascenso de la insignificancia
  • Iván Illich, La sociedad desescolarizada
  • Leszek Kołakowski, Cómo ser conservador-liberal-socialista
  • Susan Sontag, Contra la interpretación
  • Adam Michnik, Cartas desde la prisión ~
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(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.


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