Uno no puede revisar de forma adecuada quince panfletos en mil palabras, y si he elegido ese número es porque entre ellos constituyen una selección representativa de ocho de las nueve corrientes principales de la escritura de panfletos actuales. (La corriente que falta es el pacifismo: no tengo un panfleto pacifista reciente cerca). Los enumero bajo sus encabezamientos separados, con comentarios breves, antes de intentar explicar algunos rasgos bastante curiosos en la recuperación del panfleto en los últimos años.
1. Antiizquierda y criptofascista: A soldier’s new world. 2 peniques. (Subtitulado: “Un panfleto antilocos escrito en el campo”; esto ataca a los intelectuales y demuestra que el hombre común no quería socialismo. La frase clave: “Los Listos nunca han aprendido a disfrutar de las cosas sencillas”.) Gollanz in the German Wonderland. World order or world ruin. 6 peniques. (Contra la planificación; G. D. H. Cole demolido.)
2. Conservador. Bomber command continues. 7 peniques. (Buen espécimen de un panfleto oficial.)
3. Socialdemócrata: The case of Austria. 6 peniques. (Publicado por el Movimiento Libre Austriaco.)
4. Comunista: Clear out Hitler’s agents. 2 peniques. (Subtitulado: “Revelación de la disrupción trotskista en Gran Bretaña”; excepcionalmente mendaz.)
6. Radical sin afiliación de partido. What’s wrong with the army? 6 peniques. (De Hurricane, un documento anti-Blimp
((Una persona, especialmente oficial militar, estúpidamente complaciente y reaccionaria.
))
bien informado y escrito.) I, James Blunt. 6 peniques. (Buena pieza de terror, basada en la suposición justificada de que la masa del pueblo inglés todavía no ha oído hablar del frascismo.) Battle of giants. Sin precio, probablemente 6 peniques. (Interesante espécimen de literatura popular rusófila no comunista.)
7. Religioso: A letter to a country clergyman. 2 peniques. (Panfleto fabiano, anglicano de izquierda.) Fighters ever. 6 peniques. (Buchman reivindicado.)
8. Lunático. Britain’s triumphant destiny, or righteousness no longer in the defensive. 6 peniques. (Israel británico, profusamente ilustrado.) When Russia invades Palestine, 1 chelín. (Israel británico. El autor, A. J. Ferris, B.A., ha escrito una larga serie de panfletos sobre asuntos similares, algunos de los cuales disfrutan de enormes ventas. Su When Russia bombs Germany, publicado en 1940, vendió más de 60.000 ejemplares.). Hitler’s story and programme to conquer, por “Civis Britannicus Sum”. 1 chelín. (Pasaje de ejemplo: “Es algo grandioso ‘jugar al juego’ y saber que uno lo hace. Luego, cuando llega el día y se arrastran los tocones o el silbato suena por última vez
El Gran Contador vendrá a escribir contra tu nombre,
No si has ganado o perdido; sino Cómo has jugado el juego”.)
Esos pocos ejemplos que he nombrado solo son una gota en el océano de literatura de panfleto, y por ofrecer una buena muestra transversal he incluido varios que probablemente conozca el lector medio. ¿Qué conclusión se puede sacar de este pequeño conjunto? Lo interesante, no fácilmente explicable, es que el panfleto ha resucitado en una escala enorme desde 1935, más o menos, y que lo ha hecho sin producir nada de verdadero valor. Mi colección, reunida durante los últimos seis años, tendría varios cientos de ejemplares, pero probablemente no representa nada cercano al 10% de producción real. Algunos de esos panfletos han tenido enormes ventas, especialmente los religioso-patrióticos, como los del señor Ferris, B.A. y los groseros, como Hitler’s last will and testament, que se dice que ha vendido millones. Los panfletos directamente políticos a veces venden grandes cantidades, pero la circulación de cualquier panfleto que siga la “línea de partido” (cualquier partido) es probablemente espuria. Si busco en mi colección, veo que todo es prácticamente basura, solo interesante para los bibliófilos. Aunque he clasificado los panfletos actuales bajo nueve encabezamientos podrían reducirse a dos escuelas principales, aproximadamente descriptibles como Línea de Partido y Astrología. Hay basura totalitaria y basura paranoica, pero en cada caso es basura. Incluso los bien informados panfletos fabianos son desesperantemente aburridos, como material de lectura. Los ejemplos más vivos son casi siempre no partidistas, un buen ejemplo es Bless’em all, que debería considerarse un panfleto, aunque cuesta un chelín y seis peniques.
La razón por la que la mala calidad de los panfletos contemporáneos es de algún modo sorprendente es que el panfleto debería ser la forma literaria en una era como la nuestra. Vivimos en un tiempo en el que las pasiones políticas son fuertes, los canales de la libertad de expresión disminuyen y la mentira organizada existe en una escala nunca vista antes. El panfleto es la forma ideal para tapar los agujeros de la historia. Pero los panfletos vívidos son muy pocos, y la única explicación que puedo ofrecer –bastante mala– es que el negocio editorial y los periódicos literarios nunca se han tomado la molestia de hacer que el público lector sea consciente del panfleto. Una dificultad de coleccionar panfletos es que no se publican de manera regular, no pueden adquirirse ni en las bibliotecas de los museos y pocas veces se anuncian y todavía menos se reseñan. Un buen escritor con algo que quisiera decir apasionadamente –y la esencia del panfleto es tener algo que quieres decir ahora, a tanta gente como sea posible– dudaría en ponerlo en forma de panfleto, porque apenas sabría cómo conseguir que se publicara, y dudaría si la gente a la que querría alcanzar podría leerlo. Probablemente reduciría su idea a un artículo de periódico o la expandiría en un libro. El resultado es que la mayoría de panfletos están escritos por lunáticos solitarios que publican a su propio coste, pertenecen al submundo de las religiones excéntricas o los sacan partidos políticos. La manera normal de publicar un panfleto es a través de un partido político, y el partido se encarga de que cualquier “desviación” –y por tanto cualquier valor literario– se queda fuera. Ha habido algunos panfletos buenos en años recientes. Pornography and obscenity de D. H. Lawrence es uno de ellos, como Snobbery with violence de Potocki de Montalk y algunos de los ensayos de The enemy de Wyndham Lewis estarían en esta categoría. Ahora el síntoma más esperanzador es la aparición del panfleto no partidista de izquierda, como los de Hurricane Books. Si las producciones de este tipo tuvieran tantas posibilidades de ser destacadas en la prensa como las novelas o los libros de poemas, se haría algo para devolver al panfleto la atención de su público adecuado, y quizá el nivel de todo el género ascendiera. Cuando uno considera lo flexible que es la forma del panfleto, y lo mucho que necesitamos documentar algunos de los acontecimientos de nuestro tiempo, resulta algo deseable.~
Traducción del inglés de Daniel Gascón.
New Statesman and Nation, 9 de enero, 1943.
(1903-1950) fue ensayista y novelista. Entre sus obras más conocidas están Homenaje a Cataluña, Rebelión en la granja y 1984.