Despuรฉs de un preรกmbulo cautivador que comentaremos mรกs adelante, Lo que arde, la tercera pelรญcula de Oliver Laxe, muestra a un hombre de mediana edad, Amador, que sale de la cรกrcel, viaja en autobรบs, anda por los hรบmedos campos de la Galicia interior y llega a su aislada casa rural. La madre anciana pero aรบn recia, Benedicta, interrumpe sus faenas al verle, se sorprende y lo primero que hace es preguntarle si tiene hambre. Y Amador come, mientras Benedicta, sentada a su lado en la cocina, le observa. En el arranque de Joker de Todd Phillips, por el contrario, es el hijo Arthur Fleck quien le da de comer a su madre Penny, menos vieja pero muy demacrada, enferma y necesitada de cuidados constantes. Las dos madres de estas dos pelรญculas en gran parte antitรฉticas sรญ son opuestas. Benedicta Sรกnchez, la actriz no profesional que da nombre a su personaje, es seca pero cรกlida, voluntariosa, organizada, y se distingue por prestar atenciรณn a lo que pasa a su alrededor y a sus vacas, de las que vive; nada se sabe de un marido, el padre de Amador (Amador Arias, tampoco un profesional de la interpretaciรณn). Penny (excelente Frances Conroy) bordea la histeria en muchos momentos del filme, se vuelca en el pasado y no trabaja, o ya no lo puede hacer: ve la televisiรณn constantemente, y sus hรฉroes son los lรญderes de los chat shows mรกs sensacionalistas. El padre de Amador no sale mencionado, y el de Joker es dudoso que sea el que Penny dice que es, convenciendo a su hijo de ello; los dos hijos no parecen tener fijaciones edรญpicas y se relacionan con chicas mรกs jรณvenes que ellos, aunque el sexo no cobra relieve en el desarrollo argumental.
La trama de Lo que arde depende del fuego, del incendio final y del tema implรญcito y apenas explรญcito de la piromanรญa. Laxe (como Jaime Rosales o Martรญn Cuenca) pertenece a la categorรญa de los directores espaรฑoles que no dan pistas de ningรบn tipo, y algunas de cuyas menos logradas pelรญculas serรญan imposibles de seguir e incapaces de despertar interรฉs si no se ha leรญdo antes, en la prensa o en la hoja informativa que se da en los cines donde se proyectan, de quรฉ va la cosa. Una vanguardia del escamoteo, del nada decir o el decirlo con veladura o total eclipse de luz, en la que plenamente se inserta Lo que arde. Como espectador educado en el vanguardismo metafรณrico, oscuro y operรญstico, pero a la vez significativo, de Bresson, de Jancsรณ, de Antonioni, de Angelopoulos, este otro de la actualidad me resulta รกrido y fatigoso.
Estamos sin embargo ante un director de singular personalidad y ambiciรณn, del que he visto, con decreciente nivel de aprecio, sus tres largometrajes, y del que sin duda seguirรฉ viendo su producciรณn futura. Lo que arde no escapa a un cierto ruralismo de nuestro โcine de tazรณnโ mรกs costumbrista, pero Laxe tiene autรฉntica vena poรฉtica y piensa lo que filma, cosas que para mรญ son mucho. El introito de esta รบltima obra suya es de una potencia lรญrica que recuerda, superรกndolo, el sinfonismo telรบrico de las pelรญculas soviรฉticas de Dovzhenko o Pudovkin: un bosque galaico que se desvanece, que es tragado por alguna fuerza invisible, que se cimbrea y se esfuma. Y al que sigue un cuadrado negro que ocupa toda la pantalla y dura casi medio minuto. ยฟEl cuadrado negro de Malรฉvich? Yo dirรญa que sรญ, sin saber si Laxe conoce o se interesa por el suprematismo ruso. Tras ese gran agujero negro viene la cรกrcel, el papeleo administrativo, los diรกlogos rutinarios, el citado costumbrismo espaรฑol. Y la tenue opacidad de un sinsentido, de un no relato. Hasta otro clรญmax final: las llamas causadas por no se sabe quiรฉn, que van ganando en incandescencia hasta llegar al blanco. Un blanco total. ยฟEl de Malรฉvich? Son figuras conceptuales de gran refinamiento, al que el intermedio, figurativo pero insignificante, molesta. Como molesta en la banda sonora la mรบsica de relleno; el manido barroco para contratenor, en este caso en una bellรญsima aria del Nisi Dominus de Vivaldi, los insertos contemporรกneos (de Xavier Font), y Suzanne, la inolvidable canciรณn de Leonard Cohen como acompaรฑamiento del traslado de la vaca enferma, que tambiรฉn tiene nombre propio y hace de ella misma en la pelรญcula.
Sin ser experto ni gran amante de la saga de Batman, su contrafigura, como todas las de los grandes malos del arte, siempre la encuentro seductora, y en especial cuando la encarnan genios enfรกticos del porte de Jack Nicholson (en el Batman de Tim Burton) o ahora Joaquin Phoenix en el film de Phillips. Joker estรก teniendo un รฉxito mundial y ya se la ve como un fenรณmeno social, en el que no entrarรฉ a fondo, aunque no dudo que lo sea y me tomo en serio el que escritores que admiro, por ejemplo Marta Sanz, elogien en ella la captaciรณn del โauraโ de un malestar contemporรกneo plasmado en tรฉrminos de cine gรณtico y supergore. Phillips es sin duda un consumado estilista, y la pelรญcula, sin favorecer ninguna opciรณn estรฉtica dominante, posee de manera casi ininterrumpida la fascinaciรณn de su trepidante ritmo, de su minucioso reflejo del caos, de la exploraciรณn del mal del siglo, que bien puede ser el XXI o los siglos futuros. Porque Joker no es de ciencia ficciรณn, sino un documento en clave de realismo ficcionalizado. Gotham City se parece mucho o estรก calcada del centro de ciudades populosas que yo he visto en dos o tres continentes, igual de sucias, violentas, atractivas y peligrosas y tan llenas de ruido y furia. Gotham, sus habitantes, tanto los ricos como los pobres, arrastran en sus modales, en sus atuendos y gestos, la enseรฑa de la insanidad, del desequilibrio, de la locura, algo que la Gran Vรญa madrileรฑa puede ofrecer en una madrugada frรญa sin necesidad de recurrir a la parรกbola apocalรญptica. Y en ese contexto mรกs hiperrealista que futurista, aparece el Joker de Phoenix, que salta vertiginosamente y se retuerce y canta y rรญe y llora con el mismo volumen de voz de algunos locos urbanos de mi calle que viven de pedir limosna. Pero Arthur Fleck, segรบn su propio tรฉrmino, sufre โa conditionโ, es decir, un trastorno mental. ยฟCongรฉnito? ยฟAdquirido del mundo que le hizo nacer y le rodea?
Ahรญ entra la sociologรญa psicolรณgica y salgo yo de la estimaciรณn del filme, ya que no encuentro razones, mรกs allรก de las viscerales o simpรกticas, para valorar en la matanza de unos odiosos chulos del metro la llamada liberadora de la revuelta de clase. ยฟEs la muerte en el platรณ una proclama revolucionaria, una venganza atรกvica o un gesto mรกs del loco sin cuerda que tan bien cae al pรบblico? La vi en un gran cine del centro ocupado en un 90% por jรณvenes de la palomita y el gran cono de bebidas gaseosas; unos espectadores que vitorean o al menos sonrรญen plรกcidamente ante los excesos del histriรณn asesino. Los payasos nos han gustado siempre, y cuanto mรกs estrafalarios, mejor; aunque le venga grande y se le caiga a veces al correr, la formalidad del traje clรกsico y el bombรญn de Charlot hoy no se comerรญan una rosca al lado de estos oprimidos que se ponen mรกscara y cosmรฉticos y salen a matar a sus opresores. Ahora bien, el paisaje es muy reconocible, y de exquisita factura en la superproducciรณn de Todd Phillips: el hospital, el bloque de vecinos amenazador, los callejones sombrรญos, los luminosos estudios de televisiรณn controlados a corta distancia son los nuestros, como nuestra es la inhumana e injusta sociedad reflejada. La vorรกgine destructiva que cierra el filme tiene, segรบn algunas hipรณtesis, el efecto purificador del fuego, que parece lavarnos de suciedad. ยฟY de culpa? ยฟQuiรฉn y por quรฉ y cuรกntas veces quemรณ el gallego colectivo de Lo que arde sus bosques? ยฟSerรก similar en su enigma el desequilibrio de Joker, y su recomposiciรณn sanitaria la nuestra? Las preguntas siguen acabada la proyecciรณn. El consumado apรณlogo de Phillips se inspira, naturalmente, en La naranja mecรกnica y Alguien volรณ sobre el nido del cuco, dos clรกsicos del universo descoyuntado y psicรณtico. Gustรกndome las tres mucho, pensaba yo al salir del Palacio de la Prensa de Callao, pisando un suelo de escombros de maรญz y cartรณn, en la obra maestra de Rossen Lilith, menos espectacular y mรกs sensible a los desperfectos y las profecรญas de la locura, y tan vigente hoy como en su lejano estreno de 1964, en tiempos, me parece, precaรณticos. ~
Vicente Molina Foix es escritor. Su libro
mรกs reciente es 'El tercer siglo. 20 aรฑos de
cine contemporรกneo' (Cรกtedra, 2021).