Los colombianos

ยฟQuรฉ tipo de naciรณn es Colombia? ยฟCรณmo se explica su violencia? Para el historiador Malcolm Deas, Los alemanes de Norbert Elias puede ayudar a entender la polรญtica colombiana, gracias a su singular combinaciรณn de historia, filosofรญa y observaciรณn empรญrica.
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Hace muchos aรฑos leรญ de Norbert Elias su The history of manners. No tengo un recuerdo muy claro del libro. Recuerdo vagamente que trataba de manera ingeniosa de temas como el debido comportamiento en la mesa de comer y de la invenciรณn del tenedor, y que era un texto muy original. Pero cuando recibรญ la invitaciรณn a participar en un simposio colombiano (en Oxford) sobre su obra mi primera reacciรณn fue poco entusiasta. No por falta de respeto a Elias, en estos temas sin duda un pionero, sino porque he tenido la impresiรณn de que despuรฉs de la publicaciรณn de su libro hemos tenido un exceso de historias para mi gusto demasiado exquisitas, sobre temas demasiado marginales, escritas a veces por historiadores demasiado miniaturistas, a veces vanidosos y narcisistas. Mi estado de รกnimo, mi convicciรณn, fue, y es, que unos temas son mรกs importantes que otros, y no quise escuchar nada sobre la historia colombiana del tenedor, ni de la cuchara. Ademรกs, habรญa terminado de leer el libro In pursuit of civility, del historiador inglรฉs Keith Thomas, que aunque lleno de detalles a veces interesantes sobre la evoluciรณn de nuestras costumbres, me dejรณ frustrado: ยฟfuimos los ingleses mรกs โ€œcivilizadosโ€ al final de los siglos abarcados en la obra,  o menos? No era tan claro. Obvio, el โ€œproceso de civilizarโ€ no es necesariamente lineal, y no ayudan tanto una gran cantidad de notas al pie de texto.

((Keith Thomas, In pursuit of civility. Manners and civilization in early modern England, New Haven y Londres, Yale University Press, 2018.))

Sin embargo, me di cuenta muy rรกpidamente de que mi vago recuerdo no hacรญa justicia a la gran seriedad y amplitud del pensamiento de Elias. De su obra, me fijรฉ esta vez en el libro Los alemanes.

(( Publicado en alemรกn, Studien รผber die Deutschen, Suhrkamp Verlag, 1989. En inglรฉs The Germans, Oxford, Polity Press y Blackwellโ€™s, 1996. Hay ediciรณn francesa, Les Allemands, Parรญs, Seuil, 2017; y en castellano, Los alemanes, Ciudad de Mรฉxico, Instituto Mora, 1999. Las traducciones al espaรฑol en este ensayo son mรญas.))

El resumen de su contenido me pareciรณ muy estimulante para intentar un ejercicio similar sobre la historia de Colombia: Elias, en este libro, escribe sobre temas relevantes y de mucho peso, como โ€œCivilizaciรณn y violencia: sobre el monopolio estatal de la violencia y su transgresiรณnโ€, largos ensayos estos sobre el problema del terrorismo en la Alemania de la posguerra.

Su lectura me dejรณ impresionado por la singular combinaciรณn de historiador, observador empรญrico y filรณsofo polรญtico, y por la prosa ponderada y paciente. Tambiรฉn por su concentraciรณn sobre un solo paรญs, rara en un pensador de su รญndole.

(( Hay en estos ensayos observaciones ocasionales de Elias sobre otras partes del mundo, incluso sobre los aztecas, los incas y el Imperio espaรฑol. Pero, despuรฉs de la Independencia, desciende la oscuridad de siempre, la indiferencia de incluso los mejores intelectos europeos frente a la suerte posterior de la regiรณn.))

De vez en cuando he sostenido dos argumentos. El primero, que no es cierto que haya una brecha insuperable entre los fenรณmenos de violencia en ciertas partes de Europa, en nuestros tiempos, por ejemplo los de Alemania, Italia y el norte de Irlanda, y los de Amรฉrica Latina (Colombia, Argentina, Perรบ…). Hay, sin duda, diferencias, pero tambiรฉn aspectos similares. El segundo, que no contradice al primero, es insistir sobre la singularidad de cada una de las historias nacionales de nuestra regiรณn.

En Europa es superflua tal insistencia sobre sus distintos paรญses, pero en Amรฉrica Latina la perezosa generalizaciรณn es mรกs comรบn, dentro y fuera de la regiรณn. La historia republicana de Colombia es, a mis ojos, muy distinta de la historia de las demรกs naciones cercanas, y, tratรกndose de ellas, se puede decir lo mismo de cada uno de nuestros paรญses. ยฟQuiรฉn opina que la historia polรญtica colombiana es similar a la historia de sus vecinos inmediatos, Venezuela o Ecuador?

(( Una meditaciรณn, al estilo de Elias, sobre violencia y civilidad en Venezuela sin duda tendrรญa resultados muy distintos a mi meditaciรณn colombiana: el vecino paรญs tiene fuertes tradiciones autoritarias y personalistas, su Estado logrรณ, bajo Juan Vicente Gรณmez, un monopolio de violencia que culminรณ en el desarme casi total, etcรฉtera. Un par de textos colombianos que pintan muy bien el contraste entre los dos paรญses hacia el fin del siglo XIX son Los ilustres, de Manuel Briceรฑo, Bogotรก, Imprenta de Silvestre y Cia, 1884, y Diez aรฑos en Venezuela, 1885-1895, de Alirio Dรญaz Guerra, Caracas, Editorial Elite, 1933.))

Me parece que una carencia en la historiografรญa colombiana contemporรกnea es precisamente el estilo de reflexiรณn y cuestionamiento que Elias practica en Los alemanes. No quiero un regreso al estilo autosuficiente de Luis Lรณpez de Mesa, pero sรญ a su afรกn de identificar las particularidades colombianas. ยฟQuรฉ tipo de naciรณn es Colombia? ยฟQuรฉ sentido de sรญ mismos tienen los colombianos? ยฟQuรฉ es lo que, en el pasado colombiano del รบltimo siglo, o siglo y medio, ha producido sus desastres polรญticos? ยฟO, si prefieren ustedes, su habitus polรญtico?

(( Luis Lรณpez de Mesa y su hoy poco leรญdo De cรณmo se ha formado la naciรณn colombiana, Bogotรก, Librerรญa Colombiana, 1934. Menciono habitus de mala gana porque es un tรฉrmino utilizado de vez en cuando por Elias; mi mala gana proviene de la manรญa de citar a Bourdieu entre los historiadores colombianos actuales y los obligados homenajes a Walter Benjamin. ยฟHabitus significa algo mรกs que hรกbitos o costumbres? Creo que no.))

Las modas cambiantes en la historiografรญa nacional del รบltimo medio siglo no han favorecido este estilo de ejercicio.

{{ Tal vez el ambiente historiogrรกfico estรฉ cambiando, con los recientes aportes de Jorge Orlando Melo, Historia mรญnima de Colombia, Ciudad de Mรฉxico, El Colegio de Mรฉxico, 2017; Hernando Gรณmez Buendรญa, Entre la Independencia y la pandemia: Colombia, 1810-2020, Bogotรก, Fundaciรณn Razรณn Pรบblica, 2021; Germรกn Mejรญa Pavony y Michael J. LaRosa, Historia concisa de Colombia, 1810-2013, Bogotรก, Universidad Javeriana y Colegio del Rosario, 2013}}

 La historia polรญtica ha sido dominada por estudios de la violencia y del conflicto armado, muchos de muy alta calidad en la investigaciรณn empรญrica regional, pero la mayorรญa mostrando una limitada curiosidad sobre sus causas en el marco de la polรญtica nacional.

Ha habido aรบn menos interรฉs en escribir historia polรญtica comparativa, en esclarecer la historia polรญtica colombiana, comparรกndola con la de sus vecinos de la regiรณn, o con paรญses mรกs lejanos que hayan sufrido sus propios sectarismos y violencias.

{{ Una excepciรณn es Marรญa Victoria Uribe, Salvo el poder todo es ilusiรณn. Mitos de origen: Tigres Tamiles de Sri Lanka, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Irish Republican Army, Bogotรก, Pontificia Universidad Javeriana, 2006.}}

 Este libro de Elias ofrece mucho estรญmulo para el cambio de enfoque.

Algunos preguntarรกn al principio cรณmo puede una reflexiรณn sobre Alemania, una cultura del Viejo Mundo, una sociedad de capitalismo avanzado, muy educada, hasta el grado de una bien difundida pedanterรญa, primero bajo un rรฉgimen dinรกstico y militarista, cortesano y jerรกrquico, aparentemente muy โ€œcivilizadaโ€, una naciรณn victoriosa y luego vencida en dos guerras grandes, tener algo que ofrecer a un ejercicio intelectual similar sobre Colombia.

En cuanto a Colombia: una repรบblica suramericana, largo tiempo aislada del resto del mundo por su geografรญa, econรณmicamente marginal, una sociedad abrumadoramente rural, sin industria, bajo un rรฉgimen dรฉbil, antimilitarista, poco educada, excepto una minorรญa muy pequeรฑa, sin victorias en su experiencia internacional, sin invasiones, sin penas ni glorias, sin el estรญmulo de conflictos internacionales, aparentemente poco โ€œcivilizadaโ€.

La lista de contrastes parece larga.

{{ Un contraste mรกs: uno de los grandes intereses de Elias fue el auge y declive del feudalismo. Sobre la falta de feudalismo en el Nuevo Mundo, ofrezco el escolio de Nicolรกs Gรณmez Dรกvila: โ€œRecelosos de la implantaciรณn de estructuras feudales en Amรฉrica, los Reyes Catรณlicos, tanto como Habsburgos y Borbones, hicieron abortar todo embriรณn de feudalismo, logrando asรญ que solo tres factores tejieran la historia de este continente: la pusilanimidad del burรณcrata, la codicia del tendero, y la anarquรญa del mestizo.โ€ Escolios a un texto implรญcito, Bogotรก, Instituto Colombiano de Cultura, 1977, vol. 2, p. 21. Todavรญa los historiadores colombianos no se han dado cuenta de que muchos de los aforismos de Nicolรกs Gรณmez Dรกvila tratan de su disciplina, entre ellos hay muchos que me parecen acertados.}}

 Sin embargo, hay que matizar. Por ejemplo, Alemania y Colombia tuvieron ambos no pocos campesinos y no fueron paรญses pioneros ni en la urbanizaciรณn ni en la industrializaciรณn. Estoy solo explorando las posibilidades de comparaciรณn entre los dos paรญses, no mรกs.

Como Estado-naciรณn, Colombia es cuatro o cinco dรฉcadas mรกs antigua que Alemania. No mรกs antigua que Prusia, Baviera o Sajonia, pero mรกs que el Estado-naciรณn, el Imperio alemรกn, que naciรณ de la victoria sobre Francia de 1870. Esto tiene obviamente un significado limitado, pero algo es algo, y en tรฉrminos de la formaciรณn de su habitus polรญtico no es irrelevante. Sorprende constatar que los partidos polรญticos tradicionales de Colombia se encuentren entre los mรกs antiguos del mundo, para bien o para mal. Y, antes de su sustituciรณn en 1991, la Constituciรณn de 1886 era una de las mรกs antiguas del mundo.

La historia del Imperio espaรฑol en la Nueva Granada, y en otras partes de Amรฉrica, puede tambiรฉn mirarse como un โ€œproceso civilizatorioโ€, en el sentido que da Elias a esas palabras. Esto no implica tildar de bรกrbaras a las sociedades anteriores, ni ignorar los aspectos poco civilizadores del imperio, pero sรญ reconocer su obra de tres siglos en la implantaciรณn de su versiรณn de โ€œcivilidadโ€ en sus pobladores, en su sistema judicial, en la evangelizaciรณn, en la โ€œreducciรณnโ€ de la gente a vivir bajo el son del campanillo, en su propio โ€œmonopolio de la violenciaโ€.

{{ Para una parte de tal proceso, la polรญtica hacia los โ€œarrocheladosโ€, los que vivieron fuera del ordenamiento colonial en partes de la costa y el bajo Magdalena, vรฉase Gerardo Reichel-Dolmatoff (ed.), Diario de viaje del padre Joseph Palacios de la Vega entre los indios y negros de la provincia de Cartagena en el Nuevo Reino de Granada, 1787-1788, Bogotรก, Editorial ABC, 1955.}}

Repito: el mestizaje cultural no debe simplificarse mirรกndolo como el progreso de la barbarie hacia la civilizaciรณn, aunque sรญ es posible mirarlo como la evoluciรณn de nuevas formas de civilidad, ni indรญgenas ni espaรฑolas: criollas, mestizas y mulatas.

Era un imperio ampliamente provisto de abogados โ€“letradosโ€“ y burรณcratas.

{{Antonio Nariรฑo comentรณ la manรญa de litigar de los neogranadinos en su โ€œEnsayo de un nuevo plan de administraciรณn en el Nuevo Reino de Granadaโ€ de 1797, en J. M. Vergara y Vergara (ed.), Vida y escritos del general Antonio Nariรฑo, 2ยช ed., Bogotรก, Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, 1946, p. 88; sobre los abogados en los fines de la colonia y los primeros tiempos de la repรบblica, Vรญctor Uribe Urรกn, Honorable lives. Lawyers, family, and politics in Colombia, 1780-1850, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 2000; hay ediciรณn colombiana: Vidas honorables. Abogados, familia y polรญtica en Colombia, 1780-1850, Medellรญn, Fondo Editorial EAFIT, 2008.}}

 En el caso del Nuevo Reino de Granada, muy poco militar, con conflictos internos solo menores, en todos los aspectos poco violento. A ojos europeos, el famoso episodio de los Comuneros fue muy poco violento, en su curso y en sus consecuencias.

{{Mรกs amplias especulaciones hago en mi ensayo Intercambios violentos, 3ยช ed., Bogotรก, Taurus, 2016, y en el capรญtulo del mismo tรญtulo de mi libro Las fuerzas del orden, Bogotรก, Taurus, 2016. Sobre los Comuneros, John Leddy Phelan, El pueblo y el rey: la revoluciรณn comunera en Colombia, Bogotรก, Universidad del Rosario, 2009.}}

 Una historia de casi tres siglos de catequizaciรณn y adoctrinamiento. Con mucha razรณn la Iglesia pudo reclamar ser la instituciรณn fundadora de la naciรณn emergente.

(( Una sinopsis muy รบtil de las instituciones de la Nueva Granada a finales de la colonia es Joaquรญn Durรกn y Dรญaz, Estado General de Todo el Virreynato de Santafรฉ de Bogotรก de 1794, ediciรณn facsรญmil con prรณlogo mรญo, Bogotรก, Banco de la Repรบblica, 2012. Una visiรณn eclesiรกstica se encuentra en Basilio Vicente de Oviedo, Cualidades y riquezas del Nuevo Reino de Granada, Bogotรก, Imprenta Nacional/Biblioteca de Historia Nacional, 1930. Sobre las instituciones coloniales de la Nueva Granada en general son indispensables las obras de Josรฉ Marรญa Ots Capdequรญ. Estas obras ayudan a construir el contexto para unas reflexiones estilo Elias.))

Un recuerdo y una anรฉcdota. Mi recuerdo es de un puesto de comida al aire libre en un mercado campesino boyacense hace medio siglo, y de cรณmo me impresionaron las muy finas maneras, la cortesรญa, dignidad y formalidad de sus clientes. Esta es la anรฉcdota: se cuenta del Presidente de la Real Academia de la Lengua y su secretario, espaรฑoles, que haciendo un pequeรฑo tour por las mismas tierras altas y campesinas, se paran en una tienda para tomar un par de cervezas y despuรฉs de un rato, escuchรกndoles, la vieja seรฑora que los atiende les pregunta: โ€œPerdonadme seรฑores, pero ยฟde quรฉ parte son ustedes?โ€, y ellos responden con todo el acento madrileรฑo: โ€œsomos espaรฑolesโ€; y ella les dice: โ€œgracias, lo sospechaba por el dialectoโ€.

Los bogotanos de todas las clases tenรญan fama de finas y elaboradas maneras, y del famoso โ€œdar carameloโ€. Sus crรญticos, de adentro y afuera, alegaban que asรญ disfrazaban su malicia e hipocresรญa. Y la ciudad tuvo tantos lectores de Rufino Cuervo, de sus Apuntaciones crรญticas sobre el lenguaje bogotano, con el orgullo de hablar el mejor castellano del mundo โ€“una jactancia que en Nicolรกs Buenaventura, intelectual del viejo Partido Comunista Colombiano, siempre suscitรณ el recuerdo de los centenares de muertos en la violencia, que รฉl consideraba estuvieron de un modo ยฟparroquiano? ยฟintolerancia goda? ยฟhispano-fascismo?โ€“ ligados a ese orgullo en la finura en el hablar. Ademรกs, los colombianos han sido grandes lectores del clรกsico Manual de urbanidad y buenas maneras โ€“mi ediciรณn es de 1854โ€“ del venezolano Manuel Antonio Carreรฑo; recuerdo que en tiempos no lejanos el Manual de Carreรฑo era pregonado por los vendedores ambulantes de la Carrera Sรฉptima, y citado por un jefe de la policรญa de la capital: โ€œMis agentes andan con el Carreรฑo en la manoโ€. Hay temas acรก para el Elias de A history of manners, pero ese no es el Elias de mi principal interรฉs. Regreso a la inspiraciรณn de Los alemanes.

ยฟSe define Elias como sociรณlogo? Puede ser, pero es en mucho un historiador, aunque se preocupe poco por el aparato de referencias casi obligatorio en la profesiรณn. Hay otros del mismo estilo, o de estilo similar: Max Weber y Thorstein Veblen en su obra Imperial Germany and the Industrial Revolution, que Elias curiosamente no menciona.

{{Thorstein Veblen, Imperial Germany and the Industrial Revolution, 1915; hay varias ediciones en inglรฉs.}}

Elias medita mรกs y cita menos que la mayorรญa de los historiadores.

Los alemanes es una serie de reflexiones en torno al nacionalismo, su naturaleza y sus formas. Tambiรฉn sobre el significado del nacimiento del Estado naciรณn alemรกn en la guerra de 1870; sobre violencia, las dos grandes guerras mundiales, la violencia de los primeros tiempos posteriores a la Primera Guerra Mundial, de los Freikorps y paramilitares similares, y sobre el terrorismo que apareciรณ bajo la Repรบblica Federal, la RAF, (Rote Armee Fraktion, Fracciรณn del Ejรฉrcito Rojo o Banda Baader Meinhoff). 

Gran parte de la reflexiรณn de Elias es natural y exclusivamente alemana: por ejemplo, el militarismo tan caracterรญstico en la sociedad civil alemana despuรฉs de la victoria en la Guerra Franco-Prusiana de 1870 y el nacimiento del Imperio Alemรกn, y la costumbre entre los estudiantes alemanes del duelo ritual. Este รบltimo no tiene paralelo fuera de Alemania, y aunque hubo militarismos en otras partes de Europa, no hubo ninguno con el prestigio y la aceptaciรณn social que tuvo la versiรณn alemana.

((Entre muchas, una referencia obligada es el cuento y la pelรญcula El capitรกn de Kopenick, de Carl Zuckmeyer, que relata las hazaรฑas de un pordiosero que logra comprar un uniforme de capitรกn en una tienda de ropa usada. Otra lectura que recomiendo para acompaรฑar a The Germans en este tema son los escritos de Thomas Mann en tiempos de la Primera Guerra Mundial, Reflections of a non-political man, New York: New York Review of Books, 2021. Sobre el militarismo en Europa, veรกse Alfred Vagts, A History of Militarism, Civilian and Military, London: Hollis & Carter, 1959; Guillermo Ferrero, El militarismo, Barcelona: Ed. Maucci, 1910.))

En pocas naciones ha habido menos militaristas que en Colombia. La repรบblica independiente nace en 1830 en un ambiente antimilitarista y sigue asรญ.  Y se debe enfatizar la singular inocencia, o por lo menos la falta de guerra, de Colombia en sus relaciones internacionales: en toda su vida independiente solo la corta guerra con el Perรบ de 1932 y unas escaramuzas que no merecieron la designaciรณn. Las reflexiones de Elias acรก estimulan por el contraste entre los dos paรญses.

((Sobre el anti-militarismo colombiano ver el ensayo en mi libro Las fuerzas del orden, ya citado.))

Sin embargo, el texto de Elias llama fuertemente la atenciรณn del lector colombiano sobre otros temas.  Sobre elecciones, Elias especula sobre cรณmo es de difรญcil, arduo, para los participantes en la transiciรณn de un โ€œrรฉgimen de jefesโ€ hacia uno de competencia entre varios partidos, controlar sus pasiones y emociones: โ€œlas dificultades son tan grandes que por lo comรบn son necesarias tres, cuatro o aun cinco generaciones para que la estructura de la personalidad se adapte con รฉxito a la forma no-violenta de competencia entre partidos.โ€

{{The Germans, p. 34.}}

Eso sรญ debe hacer pensar al lector colombiano.

Al final de su discusiรณn  sobre el significado de los rituales de los estudiantes alemanes, que poco ofrece de relevante a los colombianos, se encuentra una definiciรณn parcial, aunque importante, del civilizing process: โ€œun aspecto que uno puede describir como uno de los criterios centrales de un proceso de civilizaciรณn: la amplitud y profundidad de la mutua identificaciรณn de la gente, y luego, del grado de su capacidad de empatรญa, de simpatizar con otra gente en sus relacionesโ€.

{{Ibid., p.109.  Se debe notar la diferencia entre esta definiciรณn del proceso de civilizaciรณn y el concepto weberiano de โ€œmonopolio de la violenciaโ€ en la construcciรณn del Estado. Elias se refiere al โ€œgrado relativamente alto de la no-violencia como caracterรญstica de la organizaciรณn social de hoyโ€™ como algo โ€˜sorprendente y รบnicoโ€™ -โ€˜astonishing and uniqueโ€™-, y al monopolio de la fuerza como โ€˜una invenciรณn socio-tรฉcnica de la especie humanaโ€.}}

Esta idea no es tan fรกcil de precisar, pero sin duda es relevante.

Y otra observaciรณn pertinente: โ€œSiempre sorprende ver la persistencia con la cual ciertos patrones de pensar, actuar y sentir, se repiten en una misma sociedad, con las adaptaciones caracterรญsticas a nuevos desarrollos, en muchas generaciones seguidas. Es casi cierto que el sentido de ciertas palabras claves, y su contenido emocional oculto, trasmitido de una generaciรณn a otra sin examen y frecuentemente sin cambios, tiene su rol en la continuidad flexible de lo que uno conceptualiza como โ€˜carรกcter nacionalโ€™โ€.

(( Ibid., p. 127. La persistencia de diferentes patrones nacionales de violencia la he explorado en mi ensayo Intercambios violentos, 3ยช ed., Bogotรก: Taurus, 2016. Me llamaron la atenciรณn las distintas y persistentes formas de acciรณn violenta en Irlanda y en Irlanda del Norte, en Argentina, Italia, Perรบ, y por supuesto Colombia. Cada paรญs tiende a ser violento a su propio modo, que persiste en el tiempo: en Argentina me atrevรญ a seรฑalar las similitudes de la opresiรณn o supresiรณn de la oposiciรณn bajo Juan Manuel de Rosas en los 1830s y 1840s y los mรฉtodos del gobierno militar de los 1970s, entre la mazorca de Rosas y los escuadrones de la muerte de los militares con sus Ford Falcon sin placas en El Proceso. Parte de la doctrina de ambos fue que para que el terror funcione bien es necesario que sufran cierta cantidad de inocentes en compaรฑรญa de los enemigos subversivos declarados. En Colombia, hay la lista en mano de sus vรญctimas que llevaron los chulavitas, y se repite la misma frase en la actuaciรณn de los paramilitares. ยฟCiertas palabras claves? En el caso colombiano serรญa posible, para dar un solo ejemplo, escribir un ensayo largo sobre el uso persistente de la palabra oligarquรญa, con variaciones de รฉpoca y de regiรณn. Mi ensayo Intercambios violentos apareciรณ, en su primera versiรณn, en un libro de estudios sobre el โ€œdiscurso violentoโ€ en distintas partes del mundo, producto de un seminario coordinado por David Apter, The Legitimization of Violence, New York: NYU Press, 1997.))

Pero debo tratar de ser mรกs sistemรกtico en mis reacciones a las especulaciones de Elias en Los alemanes. Primero, el nacionalismo.

Elias especula sobre la naturaleza del nacionalismo en general. Piensa que el nacionalismo โ€œpresupone un alto grado de democratizaciรณn de las sociedades en el sentido sociolรณgico, no en el sentido polรญtico de la palabraโ€, y asรญ lo caracteriza como un fenรณmeno de grandes sociedades estatales industriales del siglo diecinueve y veinteโ€. En eso me parece que no acierta. En su visiรณn de la historia europea, Elias no confronta bien lo que se puede llamar โ€œla cuestiรณn โ€“o el ejemploโ€“ de Jean dโ€™Arc [Juana de Arco]โ€, un desafรญo tan difรญcil de manejar para los historiadores que insisten en ligar el nacionalismo con una de sus favoritas nociones de modernidad, secularidad, o el print capitalism. Tampoco lo veo ausente en el mundo moderno en otros paรญses, que pueden tener un alto grado de democratizaciรณn social, y poco o nada de industria: por ejemplo, Italia, Irlanda, Grecia โ€œmodernaโ€, los paรญses balcรกnicos y, aรบn, Venezuela y Colombia post-independencia, donde la democratizaciรณn social, y a veces la polรญtica, llamรณ fuertemente la atenciรณn a ciertos viajeros europeos y norteamericanos.

{{Unos pocos ejemplos entre muchos: sobre Venezuela, Edward Backhouse Eastwick, Venezuela, or Sketches of life in a South American Republic, with the history of the loan of 1864, London: Chapman & Hall, 1868; Carl Ferdinand Appun, En los trรณpicos, Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1961; sobre Colombia, Karl August Gosselman, Informes sobre los Estados sudamericanos en los aรฑos de 1837 y 1838, Estocolomo: Ibero-amerikanska biblioteket och Institutet, 1962 y su Viaje por Colombia, 1825 y 1826, Bogotรก: Banco de la Repรบblica, 1981; Isaac F Holton, New Granada: twenty months in the Andes, New York, Harper Bros, 1857. Sobre Argentina, el mismo Rosas enfatizรณ en la justificaciรณn de su dictadura por la ausencia de la autoridad natural de una sรณlida clase alta en su sociedad. Anticipรณ las prรกcticas y teorรญas venezolanas del โ€œcesarismo democrรกticoโ€. Nunca he entendido porque tanto historiador quiere negar la existencia de โ€œla naciรณnโ€ antes de la industrializaciรณn, el โ€œprint-capitalismโ€ u otra nociรณn que favorece โ€œla modernidadโ€. Ser consciente de ser sujeto de una naciรณn, saber quรฉ autoridad aplica las leyes, recauda los impuestos y recluta a los soldados, no me parece un ejercicio intelectual dificil, ni requiere saber leer y escribir. Mis primeras especulaciones sobre este tema estรกn en el ensayo โ€œLa presencia de la polรญtica nacional en la vida provinciana, pueblerina y rural de Colombia en el primer siglo de la repรบblicaโ€, en Del poder y lagramรกtica, 3ยช ed., Bogotรก: Taurus Penguin Random House, 2019.}}

Su grado y sus expresiones han tenido en Colombia variaciones regionales, pero serรญa perverso negar su existencia

En su โ€œDigresiรณn sobre el nacionalismoโ€, segunda secciรณn de Los alemanes, seรฑala un fenรณmeno: โ€œla creencia, la convicciรณn del valor superior del propio paรญs de uno sobre todos los otros, o sobre la mayorรญa de ellos, es un denominador comรบn en todos los sistemas de creencias nacionalesโ€. Su base varรญa de un paรญs a otro. Y tiene sus consecuencias en las relaciones internacionales y en la vida polรญtica interna.

((The Germans, p. 167.))

Invita a una especulaciรณn vaga, pero es un reto tentador. En el caso colombiano, ยฟcuรกl es ese โ€œvalor superiorโ€? Los colombianos son frecuentemente autocrรญticos, y hay columnistas que han vivido durante dรฉcadas de las ganancias de la autoflagelaciรณn nacional. Es interesante que en medio de tanta estadรญstica que indica dolor โ€“de violencias y miseriasโ€“ Colombia sale frecuentemente muy arriba en esos cuestionarios internacionales de dudosa calidad cientรญfica como una naciรณn de gente muy feliz. ยฟSu valor superior es ser libre en la protesta? ยฟSer un pueblo dรญscolo? ยฟCon una historia sin dictadores? ยฟSer una naciรณn de un marcado regionalismo? ยฟUna naciรณn de fronteras? ยฟSer la gente que habla el mejor espaรฑol del mundo? ยฟSer los campeones mundiales en el โ€œrebusqueโ€, colombianismo que reduce a una sola palabra las artes de sobrevivir teniendo poco o nada? ยฟSer la naciรณn que ha tenido mรกs elecciones que ninguna otra? ยฟLa mรกs civilista? ยฟLa mรกs sufrida…?

{{Sobre la protesta, recuerdo el poema del peregrino guatemalteco Antonio Josรฉ de Irisarri (1786-1868), โ€œBochincheโ€. El poeta, de paso en el paรญs en tiempos de una de las presidencias de Mosquera, pensaba que era una especialidad colombiana:

ย ย ย  Alboroto es tumulto pasajero,
ย ย ย  pasajera tambiรฉn es la asonada;
ย ย ย  mas el bochinche es cosa permanente;
ย ย ย  es el orden constante del desorden;
ย ย ย  el estado normal en que se vive
ย ย  ย en confusiรณn y en inquietud eternas.
ย ย  ย Invenciรณn de Colombia es el bochinche,
ย ย  ย Y el nombre es colombiano …

Sobre el regionalismo es muy pertinente el libro de Julio Carrizosa Umaรฑa, Colombia compleja, Manizales, Ed. La Patria, 2017; sobre el civilismo, mi capรญtulo โ€œEl civilismo colombianoโ€, en Fernando Cepeda Ulloa (ed.), Fortalezas de Colombia, Bogotรก, Ariel, 2004; sobre la รบltima especulaciรณn de mi lista, recuerdo a un presidente del paรญs quien en un momento de irritaciรณn me dijo que la caracterรญstica principal de los colombianos era la auto-lรกstima.}}

 Algunas de estas respuestas a la pregunta sobre el โ€œvalor superiorโ€ tienen que ver con lo que sigue en Los alemanes: โ€œCivilizaciรณn y violencia: sobre el monopolio estatal de la violencia y su transgresiรณnโ€, โ€œLa descomposiciรณn del monopolio estatal de la violencia bajo la Repรบblica de Weimarโ€ y โ€œTerrorismo en la Repรบblica Federal de Alemania: expresiรณn del conflicto social entre generacionesโ€.

Elias resume sus ideas sobre el particularismo alemรกn, enfatizando cรณmo la victoria sobre Francia de 1870 y la subsiguiente unificaciรณn de la naciรณn cambiรณ la ideologรญa de la clase media, aumentando su deferencia hacia la aristocracia militar y el volumen del discurso nacional que en un modo u otro elogia el poder, la autoridad.

{{โ€˜Pocas veces antes ha habido tanto hablado y escrito alabando el poder, aรบn el poder violento.โ€™ The Germans, p. 180.}}

Fuerte contraste con Colombia, donde la protesta, por lo menos en sus inicios, y para tantos comentaristas, casi siempre tiene razรณn. No escribo esto para provocar: creo que un estudio de los medios y de mucha de la literatura acadรฉmica lo comprobarรญa. Tampoco estoy opinando que la protesta no tiene razรณn.

Elias empieza esta parte de su libro con unas consideraciones generales.

ยฟPor quรฉ las personas escogen el terrorismo?: โ€œSe sienten separadas, outsiders, en relaciรณn con una sociedad que consideran totalmente podrida.โ€ โ€œHoy los conflictos polรญticos en muchos aspectos han asumido las funciones de creaciรณn de sentido en la vida que en รฉpocas anteriores fueron parte de las luchas religiosas.โ€ โ€œHabรญa un sentimiento bien difundido de que si el Estado utiliza la violencia, entonces nosotros tambiรฉn vamos a utilizarla. Estos procesos de double-bind no tienen un comienzo fijo โ€“have no real beginningโ€“. Si uno mira las relaciones de poder involucradas, rรกpidamente llega a la conclusiรณn de que el balance entre el potencial de violencia del Estado y el de los movimientos extra-parlamentarios โ€“y mรกs tarde de los terroristasโ€“ era demasiado desigual para que el terrorismo tuviera una perspectiva seria de รฉxito.โ€

Reflexiones tal vez banales, pero ausentes en gran parte de la voluminosa literatura colombiana.

Siguen observaciones sobre la violencia en la Repรบblica de Weimar: su propio nacimiento violento; la influencia de la cercanรญa de la revoluciรณn rusa y la Rusia revolucionaria, con su creencia en la necesidad de la violencia, una teorรญa central en sus textos fundacionales, esta combinaciรณn que produjo la contra-violencia, โ€œun proceso de double-bind, una vez comenzado, muy difรญcil de contrarrestar, que gana su propio momento, un poder auto-perpetuado y creciente sobre la gente, los grupos opositores que  lo constituyen. Llega a ser una trampa que obliga a ambos participantes, por temor a la violencia del otro lado, a responder con violenciaโ€. Esto empieza con los espartaquistas y los Freikorps inmediatamente despuรฉs de la guerra.

((โ€˜La descomposiciรณn del monopolio de violencia en la Repรบblica de Weimarโ€™, en The Germans, pp. 214 et seq.))

Enfatizo su observaciรณn sobre lo difรญcil de salir del double-bind. Suena un lugar comรบn, pero no ha sido comรบn en el anรกlisis del conflicto colombiano insistir en lo difรญcil que es para una guerrilla poner fin a sus aspiraciones, abandonar la lucha y la utopรญa. Es la lucha la que mantiene la disciplina del grupo, su unidad, sus recursos y su mรญstica, e incluso una corta tregua pone problemas graves, y el peligro de que cada miembro empiece a pensar solo en su propio futuro individual. La soluciรณn comรบn a los problemas de los rebeldes es more of the same, mรกs de lo mismo, que siga la lucha.

((Un excelente anรกlisis en J. Bowyer Bell, The Dynamics of the Armed Struggle,  London: Frank Cass, 1998, un libro que merece ser major conocido.))

Un ejemplo que recuerdo del double-bind colombiano: el M-19 atacรณ al gobierno del presidente Julio Cรฉsar Turbay, que respondiรณ con represiรณn al M-19, el cual a su vez respondiรณ con otros ataques justificรกndolos por la represiรณn del gobierno. El proceso fue defendido por algunos como un intento de โ€œdesenmascarar al gobiernoโ€ para mostrar su verdadera faz de fascista. Un double-bind perfecto. El mismo argumento fue comรบn en ciertos casos europeos. La secciรณn del libro que mรกs puede llamar la atenciรณn del lector colombiano es โ€œTerrorismo en la Repรบblica Federal de Alemania: expresiรณn del conflicto social entre generacionesโ€.

Empiezo por mi opiniรณn personal: nunca me ha convencido la idea de que todas las subversiones rebeldes de Amรฉrica Latina y las de Europa son fenรณmenos muy distintos, que la eta y las Brigadas Rojas de Italia o la pandilla Baader-Meinhof son en su esencia diferentes al Ejรฉrcito Revolucionario del Pueblo (ERP) o los Montoneros argentinos, o al M-19 o al Ejรฉrcito de Liberaciรณn Nacional (ELN), o incluso a las FARC en ciertos aspectos.

Que existan diferencias, de ambiente, de coyuntura, de ideologรญa, no implica que sean diferencias absolutas. Por ejemplo, no es tanto lo que distancia a la Argentina tan urbana, burguesa y pequeรฑoburguesa, con sus estrechos vรญnculos de masiva inmigraciรณn italiana y espaรฑola: es fรกcil imaginar a ese paรญs formando parte de Europa del sur.

((Por lo que vale, recuerdo mi propia impresiรณn de cรณmo la gran mayorรญa de la poblaciรณn argentina miraba, atรณnita o indiferente, el conflicto violento entre los distintos destacamentos de las fuerzas armadas argentinas y los Montoneros y el erp. Poca movilizaciรณn, un ambiente surreal muy bien captado en los cuentos del periodista del Buenos Aires Herald Andrew Graham-Yooll, A state of fear, Londres, Eland, 2009. Hay traducciรณn espaรฑola.

Pero los rebeldes argentinos se consideraron rebeldes de la Amรฉrica Latina, y se inspiraron naturalmente en el argentino Guevara, pero tambiรฉn en el colombiano Camilo Torres. Un resultado, apoyado por Fidel Castro, fue la guerrilla de Tucumรกn, una aventura que nunca tuvo la mรกs mรญnima posibilidad de รฉxito. Rural, remota y de reducido nรบmero en sus filas, fue tambiรฉn el caso de la guerrilla colombiana hasta que, despuรฉs de empezar a expandirse en los ochenta, se convirtiรณ hasta constituir de manera clara una real amenaza a fines de los aรฑos noventa. Al grueso de la poblaciรณn, la urbana, no la molestaba. Vale la pena seรฑalar que el hecho de que su escena de acciรณn estuviera en el campo inhibiรณ su designaciรณn como terrorista: el terrorismo por lo general se concibe como un fenรณmeno urbano.))

En este espรญritu voy a seguir las sugerencias del texto de Elias, en el orden de su ocurrencia, con referencia a las siete dรฉcadas que suceden a la โ€œviolencia clรกsicaโ€ colombiana de los aรฑos cuarenta y cincuenta.

(( Un resumen muy รบtil del pensamiento guerrillero y filo-guerrillero estรก en Jorge Giraldo Ramรญrez, Las ideas en la guerra. Justificaciรณn y crรญtica en la Colombia contemporรกnea, Bogotรก, Debate, 2015, con prรณlogo de Daniel Pรฉcaut. Llama la atenciรณn la relativa escasez de trabajos sobre el tema del pensamiento guerrillero, particularmente sobre sus programas, aparte de la declaraciรณn de tomar el poder. Estรกn casi ausentes los programas en la obra de 828 pรกginas de Darรญo Villamizar, Las guerrillas en Colombia, Bogotรก, Debate, 2017. No solo son escasos, sino que no cambian, no hay intentos de ajustarlos frente a los cambios en el paรญs. Para Villamizar, la justificaciรณn de las guerrillas es esencialmente su propia historia, no mรกs. Ademรกs, los programas no convienen a una guerrilla: suscitan debate, y debate significa divisiรณn; los programas son para despuรฉs de la toma del poder.

Los programas no estรกn totalmente ausentes en los documentos de las farc, salen despuรฉs de sus conferencias, y es comรบn su relativa falta de prominencia en los movimientos subversivos, que aspiran primero a tomar el poder o a un โ€œcambio total del sistemaโ€. (Para ser justo, no son tan comunes en la polรญtica colombiana convencional.) Pero en el caso de las farc, la parte agraria me parece ritual y no se tradujo en ninguna prรกctica ni prรฉdica. El apoyo al grupo en el campo no dependรญa de su supuesto agrarismo, y รบltimamente su reducto rural estuvo en el colono cocalero, no en un campesinado que busca una reforma agraria. Otros puntos de su programa, como un congreso unicameral y la elecciรณn popular del procurador, son poco convincentes como justificaciรณn de una lucha armada.

Eduardo Posada Carbรณ, en su libro La naciรณn soรฑada: violencia, liberalismo y democracia en Colombia, Bogotรก, Norma, 2007, citado por Giraldo, seรฑala la โ€œCarta de los intelectualesโ€ de 1992 como un hito en el rechazo por parte de ellos de la lucha armada, un hito tardรญo.))

Elias seรฑala en Alemania โ€œuna problemรกtica generacional de grupos de clase mediaโ€. En Colombia eso importaba muy poco o nada a los campesinos de Marquetalia, pero sรญ tuvo que ver con el liderazgo joven y urbano que optรณ por la guerrilla.

Mis recuerdos de los aรฑos sesenta son de la apertura de una brecha generacional muy marcada en la clase acomodada, entre los jรณvenes universitarios y sus parientes. No es un tema tan fรกcil de historiar, pero no tengo la menor duda de que asรญ fue. Como en la Alemania del texto de Elias, la brecha en muchos casos incluyรณ โ€œun distanciamiento decisivo de la polรญtica de sus padres, una limpieza de la pesada maldiciรณn del pasado nacionalโ€. Mรกs pronunciado sin duda en Alemania, pero presente en la Colombia que estaba saliendo de la โ€œviolencia clรกsicaโ€, la sectaria de los aรฑos cuarenta y cincuenta.

Aquel pasado no tuvo nada que ofrecer a las nuevas generaciones, y su soluciรณn โ€“el Frente Nacionalโ€“, aunque sensata y lรบcida dentro de sus limitaciones, tampoco llenรณ de sentido la vida polรญtica del paรญs. Y en ese ambiente irrumpiรณ โ€“palabra favorita del comentario polรญtico colombianoโ€“ la Revoluciรณn cubana. Es difรญcil exagerar su influencia, directa e indirecta, en los primeros aรฑos de la guerrilla colombiana.

Como ya hemos observado, el Frente Nacional, contemporรกneo en su fundaciรณn con el triunfo de Castro, vaciรณ de sentido la vida polรญtica del paรญs en un aspecto bรกsico. En aras de acabar con la lucha sectaria puso fin temporal a la competencia entre los partidos dominantes, liberal y conservador. Una limitaciรณn a la democracia, como es el caso de todos los esquemas de โ€œpoder compartidoโ€.

((Sobre el necesario abandono temporal de la plena lucha entre los partidos tradicionales, y el hecho que eso no implicaba el abandono de otros elementos de la democracia, vรฉase el ensayo de Vicente Laverde Aponte La alternaciรณn, Bogotรก, Antares, 1959. Otro caso del โ€œpower-sharingโ€ que limita la democracia plena y sencilla, quitando el gobierno de la mayorรญa, es el sistema actual de Irlanda del Norte. Me parece que los colombianos combinaron una gran tolerancia hacia la oposiciรณn armada, hasta que llegรณ en los aรฑos ochenta a ser una amenaza real, con un temor y un rechazo frente a la oposiciรณn polรญtica, como en el planteamiento del sistema gobierno-oposiciรณn del presidente Virgilio Barco: en parte por el recuerdo de sus anteriores resultados de violencia sectaria. Otra muestra de este rechazo fue el dicho โ€œO todos en la cama o todos en el sueloโ€. Y recordamos la definiciรณn de Elias de โ€œuno de los criterios centrales del โ€˜proceso civilizatorioโ€™: el grado y la profundidad de la identificaciรณn mutua de la gente, y en consecuencia la profundidad y extensiรณn de su capacidad de sentir empatรญa con otras personas en sus relaciones con ellosโ€.))

El impacto de la Revoluciรณn cubana fue inmenso. Puso la guerrilla de moda. En Colombia, bajo Alberto Lleras Camargo, un fiel aliado del gobierno de Estados Unidos y del presidente Kennedy, la lรญnea del gobierno pronto resultรณ anticastrista, rompiรณ relaciones diplomรกticas y, como confesรณ Castro, mรกs tarde รฉl respondiรณ ayudando a los enemigos del gobierno colombiano, con su apoyo a la naciente guerrilla del ELN.

Siendo esencial para un partido de vanguardia tener su guerrilla, el Partido Comunista Colombiano (PCC), lรญnea Moscรบ, creรณ sus โ€œautodefensas campesinasโ€ tolimenses, y asรญ nacieron las FARC. Todo esto es bien sabido.

{{ Para el ELN, el texto esencial sobre sus orรญgenes es Jaime Arenas, La guerrilla por dentro, Bogotรก, Tercer Mundo, 1971. Sobre los orรญgenes de las FARC, las obras de Medรณfilo Medina โ€œLa resistencia campesina en el sur del Tolimaโ€, en G. Sรกnchez y R. Peรฑaranda (EDS.), Pasado y presente de la violencia en Colombia, Bogotรก, Cerec, 1991, y Eduardo Pizarro, Las FARC: de la autodefensa a la combinaciรณn de todas las formas de lucha, Bogotรก, Tercer Mundo, 1991.}}

Bien sabido, pero tal vez falta un anรกlisis estilo Elias de ciertos aspectos de esa coyuntura y de cรณmo los colombianos la miraban y la miran actualmente.

En el caso colombiano, el ejemplo cubano llegรณ a un paรญs con una reciente experiencia guerrillera, y a muchos les pareciรณ apenas natural que esa tradiciรณn continuara. Una justificaciรณn implรญcita de โ€œla combinaciรณn de todas las formas de luchaโ€ por parte del PCC puede haber sido que esa fue una prรกctica comรบn y persistente de los partidos tradicionales. El ELN escogiรณ su primera zona de operaciones precisamente por la anterior actuaciรณn allรก de la guerrilla liberal.

A nadie le sorprendiรณ mucho esta continuidad, aunque se puede argumentar que quitรณ a la teorรญa del โ€œfocoโ€ la fuerza que en otras partes, segรบn las ideas de Debray y Guevara, daban la sorpresa y la novedad.

{{ Vรฉase el muy difundido manual de Rรฉgis Debray, ยฟRevoluciรณn en la revoluciรณn?, La Habana, Casa de las Amรฉricas, 1967, para โ€œel motor chiquitoโ€ del foco; de Ernesto Che Guevara hay centenares de ediciones de sus obras; sobre temas militares, desde 1963 en adelante.}}

El ruido de este โ€œmotor chiquitoโ€ era bien familiar y en Colombia poco sorprendiรณ. Pero en esta reflexiรณn inspirada en Elias quiero evitar en lo posible los temas trajinados.

Me llama la atenciรณn la resistencia de la historiografรญa colombiana a ponderar la influencia cubana. Varias veces me he preguntado si Colombia habrรญa tenido una persistente lucha guerrillera desde los aรฑos sesenta sin el ejemplo cubano.

{{ Por ejemplo, en mi ensayo sobre el trasfondo histรณrico del conflicto de las รบltimas dรฉcadas en Intercambios violentos.}}

 Mi propia opiniรณn es que sin Cuba las secuelas armadas de la โ€œviolencia clรกsicaโ€ habrรญan desaparecido a mediados de la dรฉcada del sesenta con la muerte de los รบltimos bandoleros: Chispas, Desquite, Sangrenegra, Efraรญn Gonzรกlez.

Sin Cuba, habrรญa sido imposible tildar a los reductos de autodefensa campesina de โ€œrepรบblicas independientesโ€ comunistas; y, sin eso, no se habrรญa llevado a cabo la operaciรณn Marquetalia, la exagerada reacciรณn del gobierno y el mito fundacional de las FARC. Y, como ya he hecho constar, no habrรญa surgido el ELN, de clara inspiraciรณn cubana.

((Otras inspiraciones posteriores fueron los Tupamaros, y las guerrillas de Amรฉrica Central, particularmente los victoriosos sandinistas, pero su impacto en Colombia fue mucho menor.))

ยฟQuรฉ significa la resistencia de muchos intelectuales colombianos no solo a reconocer esto, sino a ponderarlo? Significa insistir en la naturaleza esencialmente colombiana del conflicto armado, ligado a una inclinaciรณn al argumento de sus โ€œcausas objetivasโ€. Admitir su significado serรญa admitir que la opciรณn de la lucha armada no se justificaba en las condiciones del paรญs. A mรญ no me pareciรณ, a mediados de los sesenta, que la guerrilla tuviera buenas perspectivas de victoria en Colombia, ni en ninguna parte de la regiรณn.

{{Asรญ fue mi propia conclusiรณn despuรฉs de mi primera experiencia del paรญs, 1963-65. Discrepando de muchos en la izquierda europea โ€“yo no pretendรญa ser de izquierdaโ€“, no veรญa una โ€œsituaciรณn pre-revolucionariaโ€. Vรฉanse mis dos primeros escritos, โ€œPolรญtica y violenciaโ€, en Encounter, nรบm. XXV, 3 de enero de 1965, y โ€œGuerrillas in Latin America: A perspectiveโ€, en The World Today (London: RIIA), vol. 24, nรบm. 2, 1968. Elias tiene una observaciรณn similar sobre la completa desigualdad de las fuerzas opuestas en Alemania.}}

 El rechazo al argumento de la gran importancia del ejemplo cubano fue ayudado por la apariencia, la imagen, del Frente Nacional, fรกcil de pintar como un arreglo represivo de los mismos oligarcas responsables de la repudiable historia de sectarismo letal de los aรฑos anteriores.

Otro aspecto de la coyuntura: las universidades colombianas a principios de los aรฑos sesenta eran muy dรฉbiles en ciencias sociales y en la historia profesional hasta un grado difรญcil de imaginar para las siguientes generaciones: una sociologรญa apenas naciente, una ciencia polรญtica en embriรณn, media docena de historiadores con calificaciรณn acadรฉmica โ€“casi todos trabajando sobre la coloniaโ€“ e incluso muy pocos economistas. No es negar los mรฉritos de ciertos pioneros insistir en esta pobreza, todo lo contrario. Pero las universidades aรบn estaban bajo el dominio de las facultades de derecho, ingenierรญa, medicina y una vaga agrupaciรณn de filosofรญa y letras.

Entre los recuerdos de mi primera estadรญa en Colombia estรกn unas reuniones, allรก en los albores de la ciencia polรญtica. ร‰ramos inocentes, confusos, despistados. ยฟQuรฉ era exactamente un โ€œcambio de estructurasโ€, frase de moda de ese entonces? ยฟColombia era una oligarquรญa? Si era asรญ, ยฟquiรฉnes eran los oligarcas y cรณmo mandaban? ยฟDominaban todo los siniestros โ€œgrupos de presiรณnโ€?

Nos faltaba no solo sofisticaciรณn, sino tambiรฉn material de estudio. Todavรญa no habรญa publicado su excelente obra Elecciones y partidos polรญticos en Colombia Mario Latorre, en esa fecha tal vez el รบnico colombiano con un doctorado parisino en ciencias polรญticas.

((1a ed., Bogotรก, Universidad de los Andes, 1970. Mario Latorre fue un maestro de la observaciรณn: como Charles Darwin, reconociรณ que, antes de teorizar, es necesario describir con toda la minuciosidad posible.))

Antes, los textos accesibles, por lo menos para quienes leรญan  inglรฉs, eran los de John Martz y Robert Dix, sobrios, escritos para los lectores acadรฉmicos estadounidenses, y el menos sobrio de Vernon Lee Fluharty, antiguo autor de novelas del Wild West, subsidiado por el general Rojas Pinilla, mรกs divertido, menos confiable.

((John D. Martz, Colombia: A Contemporary Political Study, Chapel Hill: University of North Carolina Press, 1962; Robert H. Dix, Colombia, The Political Dimensions of Change, New Haven: Yale University Press, 1967; Vernon Lee Fluharty, Dance of the Millions, Military Rule and the Social Revolution in Colombia, Pittsburgh: University of Pittsburgh Press, 1957.
La tradiciรณn empรญrica de la ciencia polรญtica de la Universidad de los Andes llegรณ a tener una fuerte participaciรณn en el gobierno de Virgilio Barco y de su sucesor Cรฉsar Gaviria. Sobre el ambiente polรญtico en las universidades pรบblicas en las รบltimas dรฉcadas, veรกse la conferencia polรฉmica de Carlo Tognato, โ€œDecir adiรณs a la guerra: empecemos desde la Universidadโ€, Universidad Nacional, Bogotรก, 21 junio de 2015.
Allรก, los โ€œviolentรณlogosโ€ produjeron excelentes estudios empรญricos, pero les faltaba interรฉs en la polรญtica contemporรกnea y convencional. Su rechazo, o indiferencia, en la universidad pรบblica fue lo comรบn, aunque casi todas los sucesivos presidentes โ€“Alberto Lleras Camargo, Carlos Lleras Restrepo, Alfonso Lรณpez Michelsen, Belisario Betancur y las ya mencionadas administraciones de Virgilio Barco y Cรฉsar Gaviria- tuvieron su fuerte cariz acadรฉmico.))

ยฟQuรฉ importancia tuvo esta debilidad de la academia? Otra vez, de ninguna manera quiero cuestionar los mรฉritos de algunos pioneros.

{{Para mรญ, los sobresalientes profesionales de principios de los aรฑos sesenta que recuerdo fueron, en historia, la obra de Jaime Jaramillo Uribe; Luis Ospina Vรกsquez, Industria y protecciรณn en Colombia, 1810-1930, Medellรญn, 1955; Juan Friede, El indio en lucha por la tierra, Bogotรก, Instituto Indigenista de Colombia, 1944; en monografรญas sociolรณgicas, de Orlando Fals Borda, los primeros dos estudios rurales, El hombre y la tierra en Boyacรก, Bogotรก, Antares, 1957, y Peasant society in the Colombian Andes. A sociological study of the Saucio, Westport, Conn., Greenwood Press, 1955, no tanto su obra subsiguiente; James Parsons, Antioqueรฑo colonization in Western Colombia, Berkeley, University of California Press, 1949; Virginia Pineda, La familia en Colombia, Bogotรก, Universidad Nacional, 1963; Gerardo y Alicia Reichel-Dolmatoff, The people of Aritama, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1961; sobre la violencia, la contribuciรณn del padre Germรกn Guzmรกn Campos a la famosa compilaciรณn La violencia en Colombia de รฉl, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaรฑa Luna, 2 vols., Bogotรก, Tercer Mundo, 1962 y 1964; Antonio Garcรญa, Gaitรกn y el problema de la revoluciรณn colombiana, Bogotรก, Artes Grรกficas, 1955; entre los anteriores amateurs, los ensayos de Luis Eduardo Nieto Arteta, y la nada despreciable producciรณn de la Academia Colombiana de Historia, aunque poco de eso trataba de historia reciente.}}

No obstante, la cosecha era escasa. El paรญs de entonces tuvo poca capacidad de autoanรกlisis y, si se me permite una observaciรณn burda, era muy confuso sobre su propia naturaleza y sus propios problemas. No es el caso que la lucidez en ese aspecto sea tan comรบn entre las naciones, pero Colombia adolecรญa de esta capacidad sin duda mรกs allรก del promedio. Por eso faltaban las defensas frente a lo que iba a ocurrir.

Y vino otra irrupciรณn: llegรณ el marxismo. Elias sobre el caso alemรกn: โ€œSiendo Marx casi el รบnico cientรญfico social que ha dejado un edificio de ideas cuya nuez es una teorรญa de la desigualdad social y de la opresiรณn junto con una promesa de solucionar esos problemas, su obra llegรณ a ser el medio central de orientaciรณn para los grupos de una generaciรณn de jรณvenes de clase media en ascenso preocupados por la situaciรณn social y su posiciรณn dentro de ella.โ€

{{The Germans, p. 231.}}

 Observaciรณn tal vez banal, pero uno de los mรฉritos de Elias es no evadir las verdades banales.

El marxismo no era en Colombia del todo nuevo: se pueden encontrar referencias a Marx en escritores nacionales aun antes de la Revoluciรณn rusa, pero por largo tiempo sus teorรญas fueron miradas como exรณticas. Recuerdo un liberal de los aรฑos veinte que sostuvo que buscar el proletariado con conciencia de clase en Colombia era como pescar ballenas en el lago de Tota. Sin embargo, es fรกcil entender su popularidad entre muchos intelectuales colombianos de los aรฑos sesenta, como Elias en su estilo ponderado seรฑala mientras comenta el caso de la Alemania Federal: โ€œel marxismo se ha empleado para orientaciรณn intelectual y como una arma ideolรณgica a disposiciรณn de grupos excluidos, los cuales, en relaciรณn con grupos establecidos especรญficos, son mรกs dรฉbiles y ven obstaculizada la satisfacciรณn de sus deseos. Como consecuencia, [el marxismo] ha sido el recurso de grupos excluidos de la mรกs diversa รญndole. Sin embargo, su patrรณn de explicaciones no es congruente con la realidad sino en grado limitado. Cuando el modelo especรญfico obrero-empresario y la promesa de salvaciรณn que significa la transcendencia de esa contradicciรณn son adoptados como modelo universal para cualquier relaciรณn establecido-excluido, el modelo adquiere un carรกcter ideolรณgico que lo hace รบtil como arma, pero a la vez altamente ilusorio como instrumento de orientaciรณn.โ€

((Ibid., p. 236.))

En ambos casos, el alemรกn y el colombiano, el marxismo satisfizo lo que Elias llama โ€œel hambre de significadoโ€. En el caso colombiano, debido a la debilidad acadรฉmica, la influencia de otros enfoques fue mucho menor.

Otro elemento de la coyuntura fue la inmensa lejanรญa del paรญs de ese entonces de cualquier ejemplo del โ€œsocialismo realโ€, con el resultado no solo de producir un marxismo naรญf, sino tambiรฉn un antimarxismo anticuado, dogmรกtico, macartista, e igualmente lejano de cualquier realidad existente.

((Muy pocos colombianos viajaban, y aรบn menos a la Uniรณn Soviรฉtica o a los paรญses del bloque soviรฉtico. Siempre la inmigraciรณn a Colombia ha sido escasa. La mรกs grande en su historia ha sido la reciente de refugiados de Venezuela. En 1960 mereciรณ la definiciรณn de Alfonso Lรณpez Michelsen, โ€œel Tรญbet de la Amรฉrica Latinaโ€.))

Para concluir esta breve lectura de Los alemanes, buscando su relevancia para Colombia, esta tal vez reside principalmente en sus observaciones sobre la lentitud, en todas partes, de la adquisiciรณn del grado de tolerancia y autocontrol que exige un rรฉgimen parlamentario multipartidista: โ€œtres, cuatro y aun cinco generacionesโ€. ยฟHan pasado suficientes generaciones en su vida polรญtica? ยฟYa en Colombia, o en otras partes de la Amรฉrica Latina?

ยฟQuรฉ mรกs habrรญa llamado la atenciรณn de Elias si hubiera dirigido su mirada a Colombia y a los colombianos? ยฟSu leguleyismo empedernido? ยฟSu caparazรณn de indiferencia frente a la violencia, especialmente la violencia lejana? ยฟSu resignaciรณn, aun su aprovechamiento, de la dรฉbil capacidad del Estado?

Sin duda, su paciente curiosidad, su coraje de plantear con claridad preguntas que luego nos parecen obvias, a veces banales, pero que por inhibiciรณn otros han evitado, habrรญa iluminado o hecho pensar a muchos. ~

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(Dorset, Reino Unido, 1941) es un historiador britรกnico especializado en el estudio de Latinoamรฉrica. Es considerado uno de los pioneros de la historiografรญa colombiana. Su libro mรกs reciente es Barco. Vida y sucesos de un presidente crucial, y del violento mundo que enfrentรณ (Taurus, 2019).


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